IMFarmacias_91
junto, y eso debe hacerlo un jefe-líder con perspectiva y autoridad. Motivar al equipo En el cuarto punto enumerado, en el que se ronda la idea de la motivación del equipo mediante lapersonalidadde su líder,merece la pena enlazar con lo que semenciona en el se- gundopárrafodequeesta ideadel liderazgo la tiene el ser humano enmentedesde tiempo a. Uno de los ejemplos más claros que nos ha dejado la historia en lo que a motivación se refiere ya nos lo regaló Julio César hace más de2.000años cuando, segúndiversos historia- dores, sobornaba a los druidas que leíanen las vísceras de los animales el final de la batalla. Julio César, estratega de formación y más que inteligentedenacimiento,observóquecuando sus escuadrones iban con los ánimos arriba a labatallaobteníamejores resultados, aplicable esto a los soldaos rasos y a los centuriones que lideraban estos escuadrone. (Los mandos intermedios de hoy en día, podría decirse…). Julio César era consciente de que si sus centuriones esta- ban convencidos de que la batalla sería una victoria segura y estos lo transmi- tían a los soldados las probabilidades de ganar eran mayores pero… ¿cómo lograr esta convicciónde los soldados, de su equi- po? Lo tuvo fácil el César: con el soborno LA REALIDAD ES QUE UN BUEN JEFE DEBE SER UN BUEN JEFE-LÍDER, PERO NO DEBEMOS CONTAMINAR NI PRESUPONER ALGO MALO CUANDO OÍMOS LA PALABRA“JEFE” EN BOCA DE ALGUIEN TODO BUEN LÍDER QUE SE PRECIE DEBE CONTAR CON LA HABILIDAD DEL DON DE GENTES más productivo y desde luego duradero el explicar por qué ocurren las cosas, por qué se toman determinadas medias y por qué las consecuencias son así. Es decir, hacerlo con lo que siempre se ha llamado“mano izquierda”. Cuestión de liderar Mandar sin más es difícil y poco agradecido. Cuando algo se hace sin convicción y “porque toca”; tus empleados están deseando que salgas por la puerta para dejar de sentirse observados. Sin embargo, aunque liderar es más difícil resulta enormemente agradecido: los empleados a menudo quieren verse con- tigo para mostrarte, orgullosos, lo que han realizado en tu ausencia y cómo avanzan sus logros, queafinde cuentas son sentidos como logros del común: equipo, persona y empresa. A propósito de los puntos 2 y 3 de esta lista, cabe recordar la importanticade reprender en privado pero felicitar en público, siempre. No implica ello que el mensaje se cambie hacia el empleado que lo recibe, pero sí la forma en que este tiene de recibirlo y el equipo de asu- mirlo. Todos sabemos que en determinados momentos hacemos cosas bien y cosas mal, pero cuentamucho cómo nos lo diga nuestro jefe-líder… Por cierto, que ya hablaba sobre esto hace 21 siglos el poeta romano Ovidio al afirmar que un mandatario debía ser lento para castigar y rápido para recompensar. Cuidado con lo que es más productivo en el corto, medio y largo plazo. La realidad es que un buen jefe debe ser un buen jefe-líder, pero no debemos contami- nar ni presuponer algo malo cuando oímos la palabra “jefe” en boca de alguien. Un equipo de personas que trabaja al unísono (o una persona que está ella sola para cubrir un trabajo) necesita un jefe que ordene, priorice, revise, corrija y lance las tareas de cada uno, y esto no es malo. Aún sabiendo hacer cada uno nuestra tarea perfectamen- te, y pudiendo suprimir acciones del jefe como la de revisar, es necesario sobre todos que alguien nos coordine al equipo en con- de los druidas que leían en las vísceras de los animales cuál sería el resultado de la lucha… Unas acertadas monedas bastaban para que, el mencionado druida, augurara lo que Julio César quería que creyeran sus ejércitos. Tal era la motivación de sus tropas y la per- sonalidad de Julio como líder que, cuenta la historia, éste les dio la opción de abandonar justo antes de cruzar el río Rubicón, no obli- gándoles a acompañarle y desoír al Senado para enfrentarse al general Cneo Pompeyo Magno. La decisión de acompañar a su líder desembocaría en la complicada situación de unaguerra civil y ladeclaracióndeCésar como “enemigo público” por parte del el propio Senado pero, ¿sabéis lo que contestaron sus soldados ante esta oferta del abandonar? “O César o nada”, mientras alzaban sus escudos en señal de apoyo. Eso es fidelidad a un jefe. Hacemos nuestra, como compendio del pre- sente post, la definición que el orador moti- vacional y experto en desarrollo personal Jim Rohn daba sobre tal menester al afirmar que “el desafío del liderazgo es ser fuerte, pero no rudo; amable, peronodébil; atrevido, perono abusivo; considerado, pero no flojo; humilde, pero no tímido; orgulloso, pero no arrogante; tener buen humor, pero no ser tonto”. Es una idea generalizada en la gestión de personal, y en Farmatalent la apoyamos, el hecho de que es más fácil dirigir a quien no sabe pero tiene ganas que a quien sabe pero no las tiene. +
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