IMFarmacias_88

| 70 monográfico Recomendaciones Los piojos aparecen en cualquier ambiente y no se relacionan con tener peor higiene, por ello, basta con mantener unos hábitos de aseo adecuados. Si el niño comienza con molestias en la cabeza, buscar si la causa son los piojos y, si los tiene, tratarlos. No hay que utilizar tratamientos preventivos a base de lociones o colonias para parásitos si el niño no está infectado. Sólo se utilizará el tratamiento si se descubre que tiene piojos. El abuso que se ha hecho de los pediculicidas durante años ha provocado la aparición de resistencias. Algunos productos naturales, como el vinagre de Quassia amara, el aceite de eucalipto, geraniol, limoneno, farnesol, aceite de lavanda, y sobre todo, el aceite de árbol de té, pueden actuar como repelentes de piojos. De todos modos, hay que tener en cuenta que aunque su uso está muy extendido, no hay evidencia clínica su ciente de que su uso tenga utilidad real. No se debe prohibir a los niños que vayan al colegio, y el niño infectado puede volver al colegio tras el tratamiento. Resulta especialmente útil mentalizar a nuestros hijos sobre la importancia de no intercambiar los objetos de uso personal, como cepillos de pelo, gorras, diademas, coleteros, etc. En caso de tener un afectado en casa, prevenir el contagio del resto mediante el lavado de sábanas, peluches y tapicerías a 60ºC. Es importante saber que el piojo no sobrevive más de 24 horas fuera de un humano. La mejor manera de prevenir los piojos es armarse de paciencia y realizar revisiones periódicas. Examinar el cuero cabelludo para comprobar que no estamos infestados es fundamental. Un diagnóstico precoz puede ayudarnos mucho a la hora de deshacernos de estos bichitos. Para facilitarnos la labor podemos utilizar una lendrera (peine con púas de metal muy nas y muy juntas). Eso sí, es un utensilio de uso personal, por lo que, de nuevo, no debe compartirse entre amigos ni familiares y ha de sumergirse en agua hirviendo tras su uso.

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