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7 “QUEREMOS QUE LA GENTE NOS VEA COMO UN ESPACIO DE SALUD DONDE AYUDARLE A BUSCAR ESOS PROBLEMAS QUE NO SABE QUE EXISTEN” La Farmacia del 12 abrió sus puertas el pasado 1 de agosto en el madrileño barrio de Usera, a pocos pasos del Hospital Universitario 12 de Octubre. Se encuentra en un enclave estratégico que no ha sido casual. La empresa Geofarma facilitó el aterrizaje de este nuevo proyecto liderado por Ismael Migoya López, su farmacéutico titular con una dilatada trayectoria. Tras pasar por la farmacia familiar en Oviedo (Asturias), estuvo durante 15 años al frente de una oficina de farmacia en el entorno rural de Teverga. Ahora, ha dado un giro hacia un modelo de farmacia urbana, moderna, digital y de servicios. “Es un cambio radical, porque en el pueblo al final mantenía una relación excelente con los dos médicos y los dos enfermeros. Tanto ellos como nosotros conocíamos a todas las familias. En ese entorno, se hace un equipo multidisciplinar donde el foco es el paciente”, describe. Destaca que, por ello, la filosofía de su farmacia actual es “una atención muy personalizada y profesional, donde precisamente el foco principal es el paciente”. Explica que su pretensión es que la gente del barrio, del hospital y quienes van por la zona de paso, o los que hacen la compra en el supermercado que hay al lado, sientan que tienen ahí “su farmacia de referencia”. Ésta cuenta con una sala de atención personalizada, donde realizan diversas campañas semanales, como pruebas de densidad ósea o estudios de vitamina D. El equipo está compuesto por cuatro farmacéuticos y una técnico, con un horario amplio que cubre todos los días del año, de 09:00 a 21:30 horas. Incide en que la formación continua es primordial y que la potencian con la ayuda de los laboratorios que distribuyen ahí sus productos, tanto cuando los incorporan como más adelante, en sesiones de recordatorio para estar actualizados. “La iluminación es la clave del diseño de la farmacia”, considera Migoya López. Los muebles modulares le permiten “jugar mucho con los espacios y con los cambios”. Afirma que es“una farmacia muy limpia y amplia”, en la que quieren que, cuando el paciente entre,“tenga muy claro dónde está cada una de las cosas”. Hace hincapié en que “es una farmacia basada en el consejo”. Cursó hace años un máster de atención farmacéutica y opina que es la base de la farmacia. Además, en ella entregan una atención personalizada a nivel de cosmética. “Tenemos una herramienta de inteligencia artificial (IA) con la que podemos hacer una analítica facial y brindar un consejo personalizado al paciente”, indica. Su farmacia está igualmente especializada en suplementos alimenticios. En ese sentido, valoran cada uno de los problemas que pueda tener el paciente a través de una encuesta personalizada. “Y tratamos de estar muy cerca de las mamás y de los bebés, porque entendemos que son momentos muy complicados para ellas y necesitan muchos consejos”, añade. Dan mucho consejo de alimentación infantil; si el bebé sufre cólicos, estreñimiento, diarrea, etcétera. Luego,“sobre todo es una ortopedia”. Están en contacto asimismo con el 12 de Octubre para que cualquier persona que tenga algún problema relacionado con el mundo de la ortopedia sepa que tiene en la farmacia su atención personalizada. Digital Por otro lado, hay una clara apuesta por lo digital. Hay una pantalla en la puerta, otra interactiva en el interior, un lector de precios y un sistema automatizado de control de efectivo, proporcionados por Unavide. “Desde una farmacia, lo más importante es comunicarse bien con el paciente, tanto dentro como fuera”, razona Migoya López. Por eso, tienen presencia en redes sociales (Instagram y Facebook). La pantalla de la puerta actúa a modo de escaparate. Con ella, se comunican con el paciente para que éste “tenga intriga” y entre a consultarles. Con la pantalla interactiva del interior, se pueden visualizar diferentes catálogos, como el de ortopedia o el de la sección de heridas, aparte de informarse de las campañas que se llevan a cabo en la farmacia. El objetivo es que “el paciente, con el farmacéutico, pueda buscar la solución adecuada para su problema”. Reconoce que no le gusta la farmacia llena de precios y de etiquetas, por lo que han optado por el verificador de precios. “Así, el paciente, cuando te pregunta, vas con él a comprobar el precio de ese producto y ya estás en contacto directo con él. No estás al otro lado del mostrador, estás ya con él fuera del mostrador y eso facilita que vea un acercamiento más y le aconsejemos de otra manera distinta”, dice. De esta forma, se rompe la barrera del mostrador. De momento no hay robot, “tendremos que ir poco a poco”.

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