IMFarmacias_153

EL FARMACÉUTICO 12 José Ramón García (Zaragoza) José Ramón nos confiesa que comenzó en la profesión por inercia familiar: “Soy la quinta generación de boticarios en mi familia paterna, y no sentí la vocación hasta que no toqué fármacos en el paciente”. Su mayor satisfacción es saber que está ayudando a mejorar la calidad de vida de las personas, y define su botica como una farmacia de barrio con pacientes asiduos. “Eso nos permite conocer su historial farmacoterapéutico. Personalmente me acerco más al paciente con diabetes u otros problemas cardiorrenales. Siempre incidimos mucho en la primera dispensación”, asegura. Nos cuenta cómo a finales del siglo pasado solo un sector de profesionales farmacéuticos decidió apostar por el seguimiento farmacoterapéutico y la profesionalización de la farmacia. “Fuimos demasiado pocos, y aunque algunos perseveramos numantinamente, veo a demasiados colegas que se han lanzado de cabeza a buscar fuentes de ingresos fuera del fármaco en el paciente”, lamenta. Su percepción acerca de lo que pasa actualmente en el sector es bien clara: “La sociedad no puede permitirse desperdiciar a los farmacéuticos comunitarios como primer rompeolas en la asistencia sanitaria”. Y es que su rol va mucho más allá: “Participamos en campañas de detección de pacientes con diabetes, somos proactivos en la derivación al médico ante situaciones que el paciente no considera peligrosas, etc.”. Aunque, para ello, “no hacen falta grandes campañas, basta con ser profesionales del medicamento”. SEFAC aboga por un cambio en el sistema retributivo de los Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales, proponiendo un modelo mixto que combine un honorario profesional fijo por acto de dispensación con un cargo logístico variable. Un enfoque, explica, que “busca incentivar la participación activa del farmacéutico en la mejora de la salud del paciente y en la optimización del uso de los medicamentos, evitando posibles conflictos de interés asociados al sistema basado únicamente en márgenes comerciales”. ¿Cuáles son las claves del futuro? “Debemos hacernos necesarios para el paciente, no porque tengamos el medicamento en tiempo y forma, sino por lo que sabemos, por cómo le ayudamos con el fármaco, con sus patologías, sus analíticas, etc.”. Solo así -sostiene José Ramón- el farmacéutico perdurará. Sobre la tecnología, “yo uso una IA entrenada por un amigo que me permite realizar una revisión de la farmacoterapia de un paciente en tres o cuatro minutos, cuando antes me llevaba media hora”, nos cuenta, y concluye: “No solo la empleo antes de realizar cualquier cambio en un SPD, sino para garantizar que la indicación que realizamos es correcta en pacientes complejos”. Marta Val (Zaragoza) Marta es la cuarta generación de farmacéuticos en la familia. “Cuando acabé la carrera, hice un máster y el doctorado en la Facultad de Medicina de Zaragoza que compaginé trabajando como adjunta en oficina de farmacia. Después de unos años me hice cargo de una farmacia que compré en Grisén, y hasta ahora”, nos relata. El municipio zaragozano de Grisén cuenta con 600 vecinos. “El trabajo en una farmacia rural es muy gratificante, la cercanía con el paciente, con el médico, con el colegio, con el personal del ayuntamiento y los demás servicios rurales te hace integrarte enseguida en la vida de los habitantes”, asegura antes de añadir que “en la farmacia tengo un horario continuado que se corresponde con el horario en el que el médico y el enfermero pasan su consulta diaria. Recibo dos pedidos diarios, así que el paciente dispone de su medicación rápido y casi sin esperas”. En Aragón en los últimos años las farmacias rurales han disminuido debido a la falta de viabilidad económica, inexistencia de relevo generacional y por la despoblación. Sin embargo, “a pesar de estos problemas, el papel de la oficina de farmacia en zonas rurales es fundamental para el acceso a los medicamentos y a servicios sanitarios que descongestionan a los médicos de la zona”. Ademñás, “llevamos a cabo campañas de apoyo a las vacunaciones, información sobre pruebas de detección programadas en enfermedades como el VIH, cuidados de diabetes, programas para control de la tensión arterial, etc.”, asegura Marta, que todos los años participa en “programas de prevención solar en piscinas y también pertenezco al grupo de farmacéuticos voluntarios de ‘ConóceMe’, un programa nacional dirigido a alumnos de institutos y colegios de Zaragoza para dar a conocer el papel de la farmacia comunitaria”. Para esta experimentada boticaria, los retos de la farmacia están relacionados con la presión actual sobre márgenes y precios de medicamentos: “Las bajadas continuas provocan desabastecimiento de muchos medicamentos, con el consiguiente trastorno para el paciente y el quebradero de cabeza del farmacéutico”, lamenta. Y, sobre la inteligencia artificial, la robótica o el marketing digital, todas ellas herramientas que contribuyen a hacer más eficaz y eficientes los servicios, considera que “nos hace falta más formación en estas disciplinas y también, en algunos casos, ayudas económicas para poder aplicarlas correctamente”.

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=