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EL FARMACÉUTICO 18 “Actualmente participamos como farmacias centinela en la detección y anticipación de los picos de gripe y resfriado, en campañas de vacunación de la COVID-19, así como en las que se dirigen al abandono del hábito del consumo de alcohol y tabaco”, enumera. Pero hay más: también realizan SPDs y prevención de problemas relacionados con el uso de medicamentos. “Todo ello se traduce en un menor número de hospitalizaciones relacionadas con el mal uso y abuso de los medicamentos y la mejora del número y efectividad de los recursos del sistema de salud público”, asegura. Y es que “nosotros no ‘vendemos’ servicios farmacéuticos, sino que los ofrecemos a la ciudadanía de forma racional y orientada a la mejora de su calidad de vida”. Con todo, una de las mayores preocupaciones de este boticario es que las medidas tomadas por la Administración no redunden en la mejora de la salud del paciente, sino que solo se dirijan en beneficio de la propia Administración. En este sentido, no duda en afirmar que dichas medidas “deberían orientarse siempre a la mejora de la calidad de vida de las personas y ser objetivas con los problemas reales de la población, de los ancianos dependientes y de las personas en riesgo de exclusión”. “También hay que pensar que los recursos de las farmacias no son inagotables, ni en términos económicos ni humanos”, alerta. Además, a Antonio le preocupa “el mercado ilícito, el desvío y el acceso a falsificaciones y a nuevos peligros de internet, así como la crispación política que nos desvía de la garantía que supone dirigir los recursos a donde realmente son necesarios”. Según él, el futuro pasa porque se dote de sostenibilidad a todos los puestos de trabajo desde donde el farmacéutico desarrolla su actividad profesional: docencia, investigación, atención primaria, hospital, distribución, farmacia comunitaria, etc. La realidad es que “somos un eslabón imprescindible, pero sin todos y cada uno de nosotros el sistema y las medidas que se tomen no serían más que proyectos en eterno desarrollo”. “La farmacia del futuro ya es presente para los farmacéuticos, y estamos de sobra preparados”, remacha. “HAY QUE PENSAR QUE LOS RECURSOS DE LAS FARMACIAS NO SON INAGOTABLES, NI EN TÉRMINOS ECONÓMICOS NI HUMANOS” “NUESTRA LABOR SANITARIA NO SOLO SUPONE DISPENSAR, SINO QUE COMPORTA, POR EJEMPLO, ASEGURARNOS DE QUE LOS PACIENTES TOMAN BIEN SU MEDICACIÓN” Montse Villar (Galicia) Representa la sexta generación de farmacéuticos de una saga familiar afincada en La Coruña. “Desde muy pequeña sabía que quería dedicarme a la oficina de farmacia, ya que he pasado mi niñez y adolescencia entre fórmulas magistrales, albarelos y olor a medicinas”, comienza a contarnos Montse, titular de la Farmacia Eirís. En su caso, detalla, “hemos empezado a implantar nuevos servicios, como formulación magistral, SPDs, control de presión arterial, perforación para pendientes y asesoramiento dermocosmético. Y, ante el aumento de las mascotas nos hemos especializado en veterinaria, tanto en medicamentos como en alimentación”. “Nuestra labor sanitaria no solo supone dispensar, sino que comporta detectar reacciones adversas y notificarlas, asegurarnos de que los pacientes toman bien su medicación e identificar interacciones entre medicamentos prescritos, entre otras cuestiones”, afirma antes de añadir que “en nuestra profesión, tener una escucha activa con el paciente es clave”. Y es que los profesionales farmacéuticos son los expertos en el medicamento y ahora, “desde las herramientas digitales como las RR. SS. podemos divulgar, enseñar e informar de una manera más proactiva y eficiente”. Sin embargo, los desafíos vienen de la mano de las continuas bajadas de precios de los medicamentos, los constantes desabastecimientos y “la pasividad de la Administración para hacer un canal de comunicación directo con los médicos”, lamenta Montse. Aun así, ve un futuro prometedor lleno de oportunidades para crecer. “Los cambios cada vez son más rápidos, pero creo que las nuevas generaciones de farmacéuticos los cogemos con energía y positividad”, sostiene, al tiempo que considera que “el mundo online y la digitalización marcarán un antes y un después en nuestra profesión farmacéutica”. De lo que no hay duda, concluye, es de que “nuestra labor como pilar fundamental en la salud de las personas seguirá siempre presente”.

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