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111 el desarrollo, recidivas y empeoramiento de los síntomas de enfermedades autoinmunes (artritis reumatoide). Pero no solo las deficiencias, sino que también los excesos crónicos o el desequilibrio entre nutrientes pueden producir una alteración importante del sistema inmunitario, contribuyendo al desarrollo de enfermedades metabólicas y cáncer. Con todo esto, ¿qué conceptos de la inmunonutrición podemos aplicar en la farmacia? Y, en suma, no podemos olvidar que la inmunonutrición va más allá de la relación entre inmunidad y nutrición al tener en cuenta factores como la edad, sexo, genética y, de un gran calado y en el que también podemos incidir, el estilo de vida. Inmunidad innata y adquirida La inmunidad innata o inespecífica es la primera línea de defensa. La forman las barreras físicas, químicas y biológicas, el sistema del complemento y las células fagocitarias. No tiene memoria, pero sí que actúa por patrones de estructuras que son comunes a muchos microorganismos patógenos. Por su parte, en la inmunidad adquirida o específica, las principales células implicadas son los linfocitos (B y T), con receptores de superficie únicos para cada antígeno. Tiene memoria, lo que implica una mayor eficiencia a la hora de responder a un patógeno conocido. De ahí la importancia de las vacunas para entrenar nuestro sistema inmunitario. Inmunidad y nutrición El sistema inmunitario es muy sensible al estado nutricional de las personas. La malnutrición, tanto por defecto como por exceso, disminuye la respuesta inmunitaria: Así, por defecto, la desnutrición crónica por déficit energético-proteico se asocia con atrofia y disminución de la funcionalidad de los órganos linfoides (como el timo y el bazo). Este hecho aumenta la susceptibilidad a infecciones oportunistas. Mientras que, por exceso, la obesidad, con la grasa abdominal, lleva asociada un estado inflamatorio crónico. Este estado se caracteriza por la liberación de hormonas y mensajeros químicos, que actuarían como inmunosupresores. Inmunonutrientes Los inmunonutrientes más estudiados y de los que se dispone mayor grado de evidencia son arginina, glutamina, omega-3 y nucleótidos. El aporte de omega-3 con la alimentación es fundamental (por ser esencial) y, cuando sea insuficiente, con la suplementación, mientras que la arginina, glutamina y nucleótidos son condicionalmente esenciales. Entrando en detalle, a nivel de la inmunidad innata, los aminoácidos arginina y glutamina tienen un papel importante en la síntesis de citoquinas y óxido nítrico por los macrófagos y, a nivel de inmunidad adquirida, potencian la proliferación y la síntesis de citoquinas por parte de los linfocitos T. Por su parte, los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (EPA y DHA), cuando se metabolizan, dan lugar a las series de prostaglandinas y leucotrienos de poder antiinflamatorio, y los nucleótidos incrementan la producción, a nivel intestinal, de la inmunoglobulina A y modulan la respuesta inmunitaria mediada por los linfocitos T. Por otro lado, los probióticos, prebióticos y otros micronutrientes como el zinc, el selenio, el hierro, el cobre, el ácido fólico, y las vitaminas A, D, C, E, B6 y B12 son fundamentales para mantener de una manera óptima la función inmunitaria. Casos prácticos en la farmacia Infecciones Es importante recordar que las infecciones por sí mismas pueden causar malnutrición y que las consecuencias de muchas infecciones pueden ser más graves en presencia de una situación de malnutrición. Asimismo, algunas infecciones cursan cuando existe un déficit de un solo micronutriente. Covid-19 • Consejo nutricional. Juegan un papel importante las vitaminas A y D, zinc, selenio y omega-3. Concretamente, la vitamina D es capaz de regular la excesiva inflamación, que podría ser perjudicial en el contexto de esta infección. Infección por VPH • Consejo nutricional-farmacéutico. Recomendar una alimentación rica en legumbres, frutas y verduras, y no fumar. La suplementación con vitamina A, ácido fólico y zinc, entre otros inmunonutrientes, ofrece un apoyo adicional para optimizar la respuesta inmunitaria. La vacunación es fundamental para prevenir el contagio con los tipos de VPH que producen verrugas genitales y los de alto riesgo de lesiones cancerosas. Envejecimiento El envejecimiento lleva asociado un deterioro del sistema inmunitario, conocido como ‘inmunosenescencia’. Además, en las personas mayores existe una alta prevalencia de déficits nutricionales, lo que contribuye aún más a este deterioro. Muchas veces, estos déficits nutricionales no dan signos o síntomas, pero a la larga la función inmunitaria se va mermando. Esto conlleva un aumento en la incidencia de infecciones respiratorias y urinarias, que comúnmente observamos en la farmacia. • Consejo nutricional. Recomendar una ingesta adecuada de vitaminas B6, C y E, zinc, fibra, probióticos, glutamina, arginina y cisteína resulta beneficiosa en la prevención de enfermedades relacionadas con la edad, en las que el sistema inmune está implicado. Artritis reumatoide La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune sistémica y crónica que afecta de manera importante al estado nutricional de la persona que la padece. La enfermedad cursa con inflamación en las articulaciones (como la temporomandibular, afectando a la masticación) y puede llevar asociada el síndrome de Sjögren (en el que la xerostomía conlleva problemas al tragar y alteraciones en el gusto), anemia ferropénica y déficit de vitamina D. • Consejo nutricional-farmacéutico. La suplementación con omega-3 resulta beneficiosa. Recordar, además, que la principal fuente alimentaria de omega-3 es el pescado graso. También el oleocantal, presente únicamente en el aceite de oliva virgen extra, ayuda a reducir la inflamación. Por otro lado, para evitar la deficiencia de vitamina D, recomendar una exposición solar adecuada, alimentos ricos en esta vitamina y suplementación. Y, para evitar una posible deficiencia de hierro, como primera opción recurrir a la alimentación y, en caso necesario, suplementar. Con respecto a la medicación en estos pacientes, el uso del metotrexato (antagonista del ácido fólico) hace imprescindible la suplementación con ácido fólico.

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