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65 Un botiquín de primeros auxilios resulta esencial en cualquier hogar. Disponer de un pequeño kit de emergencia que contenga de materiales esenciales para prestar la primera asistencia cuando se produce un accidente, una lesión o una reacción alérgica, entre otros, es un recurso básico y cumple con dos objetivos. En primer lugar, facilitar el transporte de las herramientas indispensables que pueden necesitarse para atender una urgencia. Y, en segundo lugar, asistir a los dolores provocados por una lesión, traumatismo o afección repentinos. Aunque siempre son necesarios unos básicos, los productos que contenga el pequeño maletín pueden variar en función de las necesidades de cada familia; eso sí, en todo caso, el farmacéutico es el profesional que debe asesorarnos y, la oficina de farmacia, el establecimiento idóneo para adquirirlos. A modo general, los expertos de Acofarma establecen una serie de pautas para tener el botiquín siempre listo. Este debe ser ligero y fácil de manejar, además de contener los instrumentos considerados imprescindibles: termómetro, medicinas, loción de calamina, apósitos, esparadrapos, desinfectantes para heridas como el agua oxigenada, gasas estériles, vendas, tijeras, pinzas y mascarillas. La cooperativa farmacéutica hace hincapié, en este sentido, en la importancia de revisar con frecuencia este set de emergencias para saber qué elementos faltan por comprar o si alguno de los medicamentos que lo integran está a punto de caducar. Además, todos los miembros de la familia deben saber dónde se encuentra exactamente el botiquín, que tiene que mantenerse siempre fuera del alcance de los niños. Elementos clave de un buen botiquín Los accidentes domésticos son mucho más comunes de lo que podríamos imaginar, y suceden inevitablemente pese a todas las precauciones que podamos tomar. De hecho, según datos del estudio sobre Detección de Accidentes Domésticos y de Ocio (Informe DADO), realizado por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, más de 1,7 millones de españoles, casi un 4 % de la población sufre un accidente de este tipo. La mayoría de estos percances no tiene consecuencias graves para la salud de las personas, pero muchos precisan de una mínima atención o de unos primeros auxilios. Por lo tanto, la presencia de un botiquín con los elementos sanitarios y medicamentos básicos es un recurso de primera necesidad para ofrecer una respuesta adecuada ante una de estas situaciones. Cada hogar tiene que sopesar las necesidades de su familia y reforzar su contenido según las dolencias predominantes de sus integrantes. Además, a la hora de fabricarnos nuestro propio botiquín tendremos que tener en cuenta el lugar donde vivimos. Es distinto habitar en una ciudad, donde es fácil encontrar farmacias y médicos cercanos, o en un pueblo, donde estos servicios se presentan de manera más limitada. A nivel general, no obstante, es necesario tener a mano los siguientes productos: El agua oxigenada es un antiséptico y antimicrobiano de referencia que no puede faltar en esta pequeña farmacia ambulante. Esta solución de cura básica y tradicional es muy útil, por ejemplo, para tratar con rapidez esos arañazos o cortes que los niños pueden sufrir mientras juegan en el parque. El algodón es el material perfecto para tratar las heridas que, además de desinfección, necesitan limpieza. El proceso de cura finaliza cubriendo esa lesión con un apósito protector mientras progresa la cicatrización. Por otro lado, el termómetro es uno de esos elementos que dura para toda la vida. En su interior lleva galinstan, una combinación de galio, indio y estaño líquidos. Se trata de un compuesto completamente seguro, pues si se rompe, basta con limpiar el líquido con agua y jabón. En todo caso, también los hay en formato digital. Otro elemento es la crema con calamina, la cual proporciona alivio ante el rascado persistente sobre una herida producida por una lesión o una alergia. Es un compuesto metálico de óxido de zinc y óxido férrico muy eficaz en caso de irritación de la zona del pañal, enrojecimiento tras el afeitado o la depilación e, incluso, ante las picaduras o mordeduras de insectos. Cuando se practica deporte pueden producirse lesiones o pequeños desgarros que requieren el uso de otro de los materiales esenciales de un botiquín: los vendajes neuromusculares. Si se aplican correctamente, estas vendas facilitan el proceso de estabilización articular y mejoran la función muscular. Ante cualquier imprevisto, los esparadrapos, las gasas y las mascarillas completan los elementos imprescindibles de un buen botiquín de primeros auxilios. ¿Qué medicamentos puede contener un kit de emergencia? ¿Y qué pasa con los medicamentos? Osasun Eskola, el portal de Osakidetza-Servicio Vasco de Salud que ofrece a la ciudadanía información y formación, remarca que un botiquín no es una farmacia, ni un almacén de fármacos. Tampoco es el lugar en el cual se guardan las medicinas de uso diario de los miembros de la familia, como pueden ser los tratamientos para la tensión o el colesterol, etc. Estas medicinas deben estar en otro sitio de la casa. Así las cosas, hay que evitar que en el botiquín campen a sus anchas medicamentos caducados, en mal estado o que hayan cambiado de aspecto, o sin prospecto ni envase original. Asimismo, es especialmente importante deshacerse de restos de tratamientos anteriores, sobre todo antibióticos o aquellos que se empleen solo bajo prescripción médica. Y es necesario recordar que los medicamentos desechados se deben depositar al punto SIGRE de la farmacia para garantizar la correcta gestión medioambiental de los envases y restos de fármacos. Y, en tercer lugar, los tratamientos habituales de la familia, como ya hemos comentado, se deben guardar en otro sitio para evitar confusiones. Dicho esto, los fármacos que sí son útiles y convenientes de incluir en un botiquín han de almacenarse siempre en su envase original y con su prospecto, así se podrán consultar en cualquier momento las dudas sobre su utilización. Para el dolor y la fiebre, son de gran utilidad analgésicos y antitérmicos, como el paracetamol o el ibuprofeno. En concreto, el paracetamol es un buen analgésico para el dolor leve o moderado y no afecta al estómago. Por esa razón es el medicamento de elección si se padece úlcera gástrica, asma, insuficiencia cardiaca, insuficiencia renal o si se tiene prescrito un tratamiento de anticoagulación oral. Por descontado, también si en el núcleo familiar vive algún alérgico a los inflamatorios tipo ibuprofeno, naproxeno o dexketoprofeno. Recuerda que la dosis recomendada en personas adultas o a partir de 34 kg de peso es 500 miligramos cada seis horas, mientras que para niñas se calcula en función del peso. El jarabe de paracetamol de 100 miligramos es el más común en el mercado.

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