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EL FARMACÉUTICO 18 Juan Miguel Díaz (Navarra) Nuestro siguiente entrevistado es ya todo un veterano en la profesión. Juan Miguel comenzó en 1986 compaginando la oficina de farmacia con la Universidad. Desde entonces ha estado ligado a la farmacia y a las diferentes organizaciones relacionadas con ella, desde el Colegio de Farmacéuticos de Navarra hasta Nafarco. “Mi farmacia es de barrio, concretamente en Berriozar, y atiendo a población estable, no de paso. De hecho, hay muchas personas a las que he conocido de niños y ahora son padres. Y, precisamente esto es lo que más me gusta de mi farmacia”, confiesa. No en vano, la población cada vez confía más en la labor del farmacéutico, algo que se debe “no solo a la accesibilidad y la proximidad a las personas, sino también porque perciben la contribución en términos de salud que realizamos”, considera. Por ejemplo, en Navarra, la puesta en marcha del programa de detección precoz de VIH en las farmacias comunitarias está siendo todo un éxito. “La experiencia aún es corta todavía, pero va en la línea correcta: colaboración con la Administración sanitaria en el despliegue de nuevos servicios remunerados en Atención Primaria”, celebra Juan Miguel, en cuya botica el servicio estrella es, sin duda, la la dispensación de fármacos, “con todo lo que esto lleva consigo para lograr el resultado óptimo de la farmacoterapia en cada paciente, no hay que infravalorarlo”. En cuanto al resto de servicios, los SPDs es uno de los que más tiempo ocupa. “El sistema personalizado de dosificación contribuye a mejorar la adherencia de los pacientes a los tratamientos y está muy bien valorado”, señala antes de advertir que “tenemos que lograr que sea un servicio más de Atención Primaria en su conjunto en el que participen también médicos, enfermeros y la Administración sanitaria”. Para nuestro protagonista, otros servicios que también se deben potenciar son el programa de deshabituación tabáquica y todo lo relacionado con las personas mayores, además de los servicios habituales como análisis básicos, tensión, etc. Pero, para que sean sostenibles, “un buen ejemplo es el programa de detección de VIH, en el que hay un copago por parte del usuario y otra parte la abona la Administración. A mi juicio, debería hacerse extensible inicialmente a los SPDs”. Con todo, a Juan Miguel le preocupa que la mayor parte de la innovación farmacológica se dirija al hospital. “En algunos casos, con justificación sanitaria, pero en muchos otros (hipercolesterolemia, ciertas enfermedades autoinmunes, etc.) obedece a razones exclusivamente económicas”, denuncia, y continúa: “Esto deja a los farmacéuticos, médicos y enfermeros de Atención primaria fuera del conocimiento de la mayor parte de los medicamentos innovadores, lo cual es peligroso para los pacientes”. Otra cuestión espinosa es el sistema de precios de referencia, “que es manifiestamente mejorable en varios aspectos con el objetivo de lograr una mayor penetración de genéricos en el mercado farmacéutico y, además, dotar a los medicamentos de un precio mínimo digno”, opina Juan Miguel que, sin embargo, se despide con un mensaje optimista: “Siempre he dicho que mientras existan enfermedades y medicamentos, el farmacéutico será un agente sanitario esencial dentro del sistema. Nos espera un futuro brillante. Soy optimista”. “Podemos ofrecer estos servicios con total seguridad, garantía de resultado y tenemos un buen criterio profesional para saber cuándo derivar al paciente al centro de salud. Además, estamos formados y preparados para ello”, afirma. Nuestra joven protagonista vaticina que en un futuro existirán dos tipos de farmacias: “Por un lado, las que ofrezcan estos servicios profesionales, siendo las que mantendrán el carácter sanitario y, por otro, las ‘farmacias supermercado’ que ofrecen cremas, productos dietéticos, etc. También necesarias, pero cumpliendo otra función”. Sobre las farmacias online, opina que “son más competitivas en cuanto a precios de todo aquello que no es un medicamento, pero nunca podrán sustituir la labor asistencial de la farmacia”. Sin embargo, considera que, “de aquí a unos años, con las nuevas generaciones, será muy necesario estar presente y disponible también de manera digital, no para todo, pero para algunos servicios sí”. Un futuro con retos por delante y sobre el que Arantza reflexiona que “la manera de funcionar de ahora puede que no sea sostenible a largo plazo teniendo en cuenta la evolución de las demandas de la sociedad y el constante ajuste de los precios de los medicamentos”. “LA FARMACIA ONLINE ES MÁS COMPETITIVA EN PRECIOS, PERO NUNCA PODRÁ SUSTITUIR LA LABOR ASISTENCIAL” “HAY QUE APOSTAR POR LA COLABORACIÓN CON LA ADMINISTRACIÓN SANITARIA EN EL DESPLIEGUE DE NUEVOS SERVICIOS REMUNERADOS EN ATENCIÓN PRIMARIA”

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