EL FARMACÉUTICO 14 >> Eli Lasa (Guipúzcoa) Muy cerquita de San Sebastián se encuentra el municipio de Lasarte-Oria. Allí hablamos con Eli, entusiasta boticaria. Aunque no siempre tuvo claro que quería ser farmacéutica, ahora no entendería su vida sin la farmacia. Para ella, “ser farmacéutica comunitaria es mucho más que dispensar medicamentos: tenemos un amplio conocimiento del medicamento y trabajamos detrás del mostrador con el único propósito de mejorar la salud de la población”. Eli sabe que su prioridad son las personas y procurar su salud. Y es que “somos profesionales, accesibles, cercanas. Es así como creo que nos ven nuestros pacientes, tanto a mí como a las grandes profesionales que me acompañan”. Nos cuenta que adquirió su farmacia hace nueve años y, desde entonces, se debe a sus pacientes, cuyo “perfil mayoritario es pensionista que acude a recoger su medicación”. “Siento su agradecimiento y su cariño cada día”, confiesa. La farmacia es el primer lugar al que acudir cuando tienes un problema de salud: “Y ahí estamos nosotras, sin cita previa, dispensando los medicamentos, tratando síntomas menores y derivando en el caso que sea necesario”. Sin olvidar la importante labor de prevención que se realiza desde el mostrador en promoción de la salud, de vacunación, etc. Pero, “pese a todo ello, siento que la farmacia tiene mucho camino que recorrer en la mejora de la comunicación y la colaboración interprofesional con la Atención Primaria”, lamenta. La farmacia de Eli se integra en la Red Centinela Vasca, iniciativa puntera que busca vigilar la seguridad de los medicamentos. “Su función principal es notificar las reacciones adversas a medicamentos (RAM) a la Unidad de Farmacovigilancia del País Vasco”, recuerda sobre esta medida pionera impulsada por el Gobierno Vasco. “A veces se nos olvida el papel crucial que ejercemos los farmacéuticos detectando e informando acerca de las reacciones adversas”, afirma, y añade que “no solo debemos derivar al médico aquellos casos en los que los detectamos, sino que también debemos notificarlo a las unidades de farmacovigilancia para así ayudar en el control de la seguridad de los medicamentos comercializados”. En su botica, ofrecen un sinfín de prestaciones y servicios orientados al bienestar del paciente, como “seguimiento fármacoterapéutico, toma de tensión, análisis de glucosa, SPD, asesoramiento nutricional, etc.” “Y tenemos la capacidad de realizar mucho más”, asegura. En el País Vasco se cobra por la realización del servicio de detección de VIH/Sifilis, dispensación de metadona, realización de SPD y, próximamente, también por el seguimiento en asma y EPOC y diabetes. “Creo que vamos por buen camino y espero que sigamos dando pasos con los servicios profesionales remunerados por el sistema público”, manifiesta. Se calcula que, en 2055, la población en España de 65 años y más supondrá el 30,5 % del total, un envejecimiento con fuerte impacto sobre los recursos que “supone un reto importante en ambulatorios y hospitales”. Con todo, Eli sostiene que, en los próximos años, “veo una farmacia centrada en el medicamento, más integrada en los centros de salud y con muchos más servicios profesionales remunerados contribuyendo así a reducir la sobrecarga del sistema público de salud”. “VEO UNA FARMACIA CENTRADA EN EL MEDICAMENTO, MÁS INTEGRADA EN LOS CENTROS DE SALUD Y CON MÁS SERVICIOS PROFESIONALES REMUNERADOS” Marina Guisasola (Guipúzcoa) Marina lleva la farmacia por sus venas. No en vano, representa ya a la tercera generación de farmacéuticos en la familia. Confiesa que “desde pequeña me ha encantado ir a la farmacia de mi madre. Hoy en día no me imagino trabajando en un sitio que no sea la farmacia comunitaria”. Después de finalizar la carrera, realizó un Máster en Atención Farmacéutica y Farmacia Asistencial, y actualmente trabaja en la farmacia de su madre, en Irún. Asegura que lo que más le gusta de su profesión es “ver cómo con pequeños actos contribuimos a mejorar la salud del paciente y, en definitiva, su calidad de vida”. Su botica es una farmacia pequeña, de barrio, muy asistencial, donde “los vecinos confían mucho en nosotras. El trato que ofrecemos es muy cercano, ya que mi madre lleva en esta farmacia 30 años y a mí me conocen desde que era pequeña”. El tú a tú, el trato individualizado, incluso en algunas ocasiones casi familiar, favorece el seguimiento persona a persona y permite comprobar su estado de salud. Los farmacéuticos son los expertos en el medicamento, sin embargo ¿están suficientemente reconocidos? “Considero que desde la farmacia comunitaria podríamos hacer más de lo que nos dejan hacer”, lamenta antes de afirmar que “el hecho de indicar un antibiótico para la infección de orina siguiendo unos protocolos estandarizados o cambiar de forma farmacéutica, ayudaría a mejorar el sistema sanitario”.
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