47 servicio sea nutricionista, tener una zona de la farmacia preparada para dar el servicio con los instrumentos necesarios para hacer las medidas antropológicas y un software para organizar los planes nutricionales y tener clasificados a los pacientes con todos los historiales”. Incide en que todo el personal de la farmacia debe saber brindar el servicio a los pacientes y tener información escrita del mismo. “Los pacientes a los que se les ofrece el servicio son todos aquellos que se les ve preocupados por su peso, ya por alguna patología o porque quieren cuidarse para prevenir enfermedades futuras”, dilucida. Los farmacéuticos tienen “la facilidad de saber qué pacientes pueden necesitar ser derivados al servicio de nutrición, no solo por el sobrepreso que tengan, sino por la medicación que utilizan”. “Podría ser necesario el servicio para cualquier persona en algún momento de su vida”, establece Collado. Personas sanas como unos padres que necesiten consejos para la iniciación en la alimentación definitiva del bebé, pasando por las necesidades de una mujer embarazada a una mujer en menopausia. Y, por supuesto, cualquier paciente con patologías que se han ido nombrando en este artículo. Concluye que “el asesoramiento nutricional es muy importante”. Son muchos aspectos los que hay que tener en cuenta para desarrollar el servicio de nutrición. Es por ello que han tomado la iniciativa en el COF de Madrid de ayudar a los compañeros farmacéuticos de toda España con NUTRICOFM, el próximo 29 de octubre. Se trata de un nuevo congreso“donde la innovación, la ciencia y la gestión se unirán para que, de la mano de los mejores expertos y de las compañías más avanzadas, puedan participar en conferencias y talleres prácticos para formarse y compartir experiencias que les permitan aprovechar al máximo el potencial de la nutrición como servicio farmacéutico”. Con todo, la salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la ausencia de enfermedad y el bienestar físico, psíquico y social. El farmacéutico, como experto en el medicamento,“tiene la obligación de estar a la última para dar el mejor consejo en todo lo que rodea al medicamento y, como profesional experto en bioquímica, nutrición bromatología, debe colaborar en la contribución de la salud y la prevención de la enfermedad, teniendo muy presente estas competencias”. Con este congreso, se contribuirá a mejorar tanto la salud de la población como de las farmacias. Instrumentos “La principal baza de la farmacia es siempre el profesional que la regenta por sus conocimientos de base y por la formación continuada que recibe, en concreto, del campo de la nutrición”, entiende Del Campo Arroyo. En cuanto a la suplementación nutricional que se puede ofrecer desde la oficina de farmacia, “se puede considerar un instrumento de demostrada evidencia dado que el canal está regulado rigurosamente por ser un establecimiento sanitario”. Si la farmacia cuenta con servicio de nutrición, los instrumentos de los que dispone abordarán todo el espectro de medición antropométrica, criterios de derivación, protocolos de indicación de suplementación nutricional y capacidad de elaboración de dietas personalizadas teniendo en cuenta el tratamiento farmacológico del paciente. Una farmacia que no tiene el servicio de nutrición cuenta con un peso, que además mide la altura con lo cual da el cálculo del IMC, y con un metro con el que se puede medir la circunferencia de la cintura y de la cadera. Con todas estas medidas, De Andrés certifica que un farmacéutico puede saber en qué situación se encuentra ese paciente con respecto a grasa corporal. En un servicio de nutrición, asevera, “se debe tener otros instrumentos más específicos que miden con más exactitud las medidas antropométricas”. En su caso, es un InBody, de Microcaya, que mediante bioimpedancia le da medidas exactas de masa grasa, masa magra, volumen de líquido intracelular y extracelular y el ángulo de fase, “una medida muy importante para saber la salud celular” de sus pacientes. Para ella, el IMC no es suficiente porque no proporciona la visión que necesita respecto a la masa magra y grasa de ese paciente. “Hay muchos aparatos, desde los tradicionales tallímetros y básculas que miden peso e IMC, a aparataje más sofisticado que puede medir porcentajes de masa grasa y muscular, agua corporal o grasa visceral, entre otros, así como dinamométrica para medir la capacidad de fuerza”, confirma Gómez. “La herramienta más importante que tenemos es el acceso a la medicación de los pacientes, para así valorar qué patología pudiera tener cada paciente y qué medicación crónica precisa”, suscribe Collado. Esta información ayudará a saber qué nutrientes pudieran estar deficitarios y, con ello, reforzar la dieta y/o complementos nutricionales para compensar. “Y poCUANDO UN PACIENTE TIENE UNA PATOLOGÍA Y TOMA CUALQUIER MEDICACIÓN, ES IMPRESCINDIBLE CONOCER CÓMO AFECTA A LA ASIMILACIÓN DE LOS NUTRIENTES dríamos disponer de tecnología que nos ayude a ver de manera rápida posibles deficiencias, como es la medición de los niveles de vitamina D, grados de osteopenia u osteoporosis, niveles de colesterol, índices glucémicos, etcétera”, desgrana. Con toda esta información, se puede hacer un estudio 360 para dar el mejor asesoramiento nutricional. Las recomendaciones generales o las guías alimentarias son útiles, pero es necesario ir más allá y ofrecer una atención personalizada y de calidad. Codesal Fidalgo puntualiza que, en la farmacia, hay que formarse para identificar los diferentes perfiles e individualizar, en la medida de lo posible, los consejos en alimentación. De este modo, “hay que tener en cuenta aspectos como las necesidades nutricionales, los aspectos fisiológicos y patológicos y, además, la práctica habitual de actividad física”. Cada persona tiene unas necesidades concretas, que se traducen en unos requerimientos diferentes, y que, indudablemente, vienen derivadas por una diferente respuesta. La farmacia comunitaria no solo está preparada, sino que tiene el deber de ofrecer un buen consejo en alimentación. Gracias a este consejo, se ayudará a la población a disfrutar de una dieta completa y saludable que, junto a una adecuada actividad física, contribuirá a su bienestar, fuerza, vitalidad y calidad de vida a largo plazo y, por lo tanto, alcanzar en óptimas condiciones las etapas vitales posteriores.
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