25 remunere adecuadamente la prestación de servicios farmacéuticos sostenibles, que aporten valor”. Un primer ejemplo es que, desde 2017, existe en Bélgica la figura del ‘farmacéutico de familia’. Este profesional es el farmacéutico comunitario que cada paciente elige para acompañarle y hacerle seguimiento en el uso de su medicación. El farmacéutico de familia gestiona el historial farmacoterapéutico del paciente y le brinda atención farmacéutica. Asimismo, en Bélgica, el farmacéutico ha adquirido otras competencias en beneficio del paciente, todas ellas remuneradas, como la retirada progresiva de benzodiacepinas con la ayuda de la formulación magistral, o la revisión del uso de la medicación en pacientes polimedicados. Igualmente, son interesantes para el representante de los farmacéuticos españoles modelos como el de Portugal,“que es uno de los países europeos donde las farmacias ofrecen más programas de detección y prevención de enfermedades, incluida la vacunación y el intercambio de jeringuillas”. Recientemente, se ha firmado en dicho país un acuerdo con el Gobierno por el que se facilita la dispensación de medicamentos de ámbito hospitalario en farmacia comunitaria, como se hace en España ya en seis comunidades autónomas,“y que supone una acción colaborativa para hacer los medicamentos más accesibles a los ciudadanos”. Países como Italia o Grecia “han mostrado avances significativos en los últimos cuatro años en la integración de los servicios farmacéuticos y la ampliación del papel de los farmacéuticos en el sistema sanitario, especialmente en el contexto de la Atención Primaria y la salud pública, empezando por la vacunación para la Covid-19 y con los nuevos programas de prevención sanitaria en Grecia, por ejemplo, para el cribado del cáncer colorrectal, intervención que también se lleva a cabo en muchas comunidades autónomas en España, con la intervención del farmacéutico comunitario, junto a otros programas de cribado de cáncer como el de cérvix”. Referente español En palabras de Söderlund,“la farmacia comunitaria española destaca a nivel europeo e internacional por su accesibilidad, atención personalizada y amplia cobertura territorial”. En comparación con otros países, el nuestro cuenta con “una de las densidades más altas de farmacias, lo que facilita el acceso rápido y cómodo a medicamentos y servicios de salud”. El farmacéutico aquí juega un papel activo en la atención al paciente, proporcionando servicios más allá de la dispensación, como la revisión de tratamientos y programas de educación sanitaria.“Este nivel de personalización y cercanía es menos común en otros países donde las farmacias pueden estar más integradas en grandes cadenas”, reconoce. A nivel europeo, “el modelo español es considerado un referente por su combinación de accesibilidad y calidad, aunque enfrenta desafíos como la sostenibilidad económica y la presión regulatoria”. A nivel iberoamericano, “la farmacia española es vista como un modelo a seguir, influyendo en el desarrollo de políticas para fortalecer el papel del farmacéutico en la salud pública”. A nivel global, “el modelo español es admirado, pero su implementación en otras regiones del mundo puede ser complicada debido a diferencias en infraestructura, economía y regulaciones”. En este punto concluye que “siempre hay una gran oportunidad de aprender mucho del modelo de farmacia español”. “España tiene un modelo que facilita la labor clínica de la farmacia al sustentar su papel en la atención farmacéutica, garantizada por la presencia del farmacéutico que es el responsable de la misma”, dice Gómez. Y “cubre la totalidad del territorio español asegurando la accesibilidad al medicamento de todos los ciudadanos” ¿El modelo de farmacia español es un referente a nivel internacional, a nivel europeo y a nivel iberoamericano? Responde afirmativamente: “Sí, en especial en Iberoamérica, aunque los modelos sean muy diferentes”. Acosta describe que “el modelo de farmacia español es relativamente singular en cuanto a su estricta regulación de propiedad y distancias, y singular en cuanto a la distribución cooperativa”. Especifica que facilita una atención muy profesional en la medida en que se prioriza,“como en todas las farmacias, pero en España aún más”, la atención al paciente sobre cuestiones empresariales o de rentabilidad de negocio. Se congratula de que nuestro modelo permite también tener mucha densidad profesional en las farmacias, habiendo muchos farmacéuticos por farmacia en comparación con otros modelos donde se apoya mucho más a personal no facultativo. Aguilar se detiene más en esta cuestión.“Si partimos del ejemplo europeo; podemos comprobar que, pese a que en muchos aspectos, como el de la normativa relativa al medicamento, los Estados miembro de la Unión Europea emplean la misma regulación como base, los 27 sistemas sanitarios europeos son diferentes y, de la misma manera, los modelos de farmacia comunitaria también lo son”, pronuncia. Argumenta que esto se debe a que los países europeos son competentes para regular las farmacias, así como las condiciones de dispensación del medicamento al paciente (entre otras cosas, si se permite la dispensación a domicilio) y de cómo organizar la prestación de la atención farmacéutica (como es la remuneración de servicios farmacéuticos). Por esta razón, “establecer una comparativa entre los distintos modelos de farmacia, incluso con países cuyos sistemas sanitarios son más similares al español, resulta complicado”. En este contexto, “el español es un modelo farmacéutico garantista, caracterizado por la amplia capilaridad de su red de farmacias y por otorgar una elevada protección de seguridad al paciente”. En este sentido, ratifica, es “un referente a escala internacional, en Europa y a nivel iberoamericano”. Insiste en que la red de farmacias comunitarias española es una de las más capilares de Europa, lo que constituye la principal garantía de accesibilidad por el paciente al medicamento y la asistencia sanitaria. Acentúa que los farmacéuticos comunitarios españoles atienden cada día a dos millones trescientas mil personas, “más del doble de las consultas de Atención Primaria”. El modelo actual de farmacia posibilita que los pacientes residentes en España puedan obtener su medicación en condiciones de seguridad y calidad, “de mano de un profesional sanitario ampliamente formado y capacitado para asesorarlo y proveer la información necesaria para empoderar al paciente con respecto a su tratamiento”. En España, a diferencia de muchos de los países de nuestro entorno, el número de profesionales farmacéuticos, así como el de farmacias comunitarias, sigue creciendo constantemente, “revalidando su papel como agente clave en la prestación de servicios farmacéuticos a los pacientes y como elemento clave de la asistencia sanitaria de la población española”. Por lo tanto,“en España gozamos de un modelo ejemplar”. Aguilar comunica que la profesión farmacéutica aquí se caracteriza por ser “especialmente innovadora, disponiendo de herramientas y recursos tecnológicos como BOT PLUS, FarmaHelp o CisMED, todos ellos creados en el Consejo General, que son reconocidos a nivel internacional entre las mejores prácticas de la farmacia para el beneficio del paciente”. Del mismo modo, su estrategia social en nuestro país “se ha convertido en un referente internacional, por su carácter innovador en ampliar el rol del farmacéutico y adaptarlo a las necesidades de la población, como lo muestra el interés que esta estrategia ha despertado en organizaciones internacionales del sector como la FIP y el World Pharmacy Council”.
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