EMPRESA 106 ES MUY IMPORTANTE MANTENER LOS NIVELES ADECUADOS DE COLESTEROL PERO SIN OLVIDARNOS DE LA CALIDAD DEL MISMO, DE CARA A UNA MAYOR PROTECCIÓN DE LA SALUD Y PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES. UNA ACCIÓN QUE LLEVAN A CABO DIVERSOS FÁRMACOS O COMPLEMENTOS ALIMENTICIOS QUE PUEDEN MEJORAR LA CALIDAD DEL COLESTEROL Y DISMINUIR SU NIVEL, ESPECIALMENTE AQUELLOS QUE CONTIENEN EN SU FORMULACIÓN INGREDIENTES NATURALES Y CON EVIDENCIA CIENTÍFICA. Protege el corazón con un enfoque global del colesterol El colesterol es un lípido que está presente en todas las células del cuerpo humano y es necesario para el normal funcionamiento de este. La mayor parte del colesterol (3/4 partes del total) que hay en la sangre se produce en el hígado de forma endógena, y también se obtiene a través de algunos alimentos de forma exógena (aproximadamente 1/4 del colesterol total), principalmente en aquellos de origen animal como la carne, los huevos y el queso. De acuerdo con el Dr. José Abellán, cardiólogo intervencionista en el Hospital Gral. Universitario Santa Lucía, Murcia y CEO de Vital, el colesterol es una sustancia necesaria para la vida porque permite la absorción de las grasas y la producción de vitaminas como la D. Es imprescindible también en la fabricación de hormonas sexuales y, además, forma parte de cada una de nuestras células, entre ellas, con especial relevancia, las del sistema nervioso. Sin embargo, un aumento desmesurado de los niveles de colesterol en sangre se asocia a un riesgo mayor de sufrir un infarto o ictus. De hecho, se ha demostrado que el control de esos niveles de colesterol durante toda la vida disminuye el riesgo de esas enfermedades. Y es que las enfermedades cardiovasculares son una de las primeras causas de muerte en los países desarrollados, viéndose afectado España también, como confirman los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En la prevención de estos eventos, es importante mantener los niveles adecuados y no solo fijarse en el colesterol total y en el LDL (o ‘malo’). Hay numerosos factores de riesgo que se deben a la conducta del paciente y a su estilo de vida, en el que predomina una mala alimentación, la inactividad física, el estrés crónico, el consumo de tabaco o el consumo nocivo de bebidas alcohólicas. Estos hábitos pueden dar
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