IMFarmacias_147 INFORME DEL SECTOR

41 EL MEJOR RADAR DE VULNERABILIDADES SOCIALES Preguntamos a Rita de la Plaza qué impacto tienen los farmacéuticos sobre los determinantes sociales en salud de nuestro país. Subraya que “todos debemos trabajar para reducir las brechas y desigualdades sociales que repercuten sobre nuestra salud”. Alega que la profesión farmacéutica, por su diversidad desde todos sus ámbitos de actuación, y la capilaridad, accesibilidad y confianza de la red de farmacias, ofrece un enorme potencial para actuar frente a las desigualdades en salud. Declara que ejemplos de ello son las sucesivas iniciativas en las que la profesión está desarrollando todo tipo de actividades, que van desde la identificación de situaciones de riesgo para la salud y su comunicación a otros profesionales o autoridades, hasta su labor en materia de promoción de la salud, prevención de la enfermedad y educación sanitaria. “Sensibles a todo lo que la profesión farmacéutica puede aportar en favor de la sociedad, de su salud y bienestar, el Consejo General lanzó su Estrategia Social”, comenta. Piensa que es un instrumento que canaliza el trabajo de los farmacéuticos y de la Organización Farmacéutica Colegial en favor de los objetivos previstos en la Agenda 2030, el desarrollo sostenible y los derechos de las personas. Articulada en varias líneas estratégicas, en siete programas marco y en multitud de proyectos, dicha estrategia pretende resolver aspectos de tal calado social como la creación y acceso al conocimiento, la lucha contra la pobreza, la erradicación de la violencia de género y de la soledad no deseada, el acceso universal e igualitario a los medicamentos, la transición ecológica consciente y activa de la profesión, o el fomento de un paciente activo, empoderado y corresponsable. Asevera que los farmacéuticos son los sanitarios más cercanos a la sociedad y eso les convierte“en el mejor radar de vulnerabilidades sociales que condicionan fuertemente la salud de la población”. Además, las farmacias son lugares seguros y de confianza para todos los colectivos. Destaca ese avance que está experimentando la profesión y que se consolida cada día con nuevos proyectos, nuevos servicios y el reconocimiento de la sociedad. “Ahora falta un reconocimiento profesional que se reafirme con la progresiva incorporación del farmacéutico y de la farmacia en las estrategias sanitarias de las distintas administraciones. Los farmacéuticos no estamos infravalorados, más bien estamos infrautilizados. Los propios pacientes en diferentes encuestas están demandando que los farmacéuticos puedan ofrecer más servicios y se integren cada vez más en la Atención Primaria, como profesionales sanitarios más accesibles”, juzga. ¿Cuáles son los principales retos de la farmacia a corto plazo? Responde que hay un nuevo perfil de paciente, mayor, crónico, polimedicado y muchas veces dependiente, que demanda de nuevos servicios. Afirma que son “desafíos sanitarios y sociales a los que se debe hacer frente inmediatamente y en los que la profesión farmacéutica puede desempeñar un papel clave”, porque están inmersos en cada comunidad, en cada pueblo y “conocemos el día a día”. Mayor desarrollo de las competencias profesionales Ratifica las palabras de Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, que afirmó que “la sustitución de medicamentos por el farmacéutico es un elemento de justicia con los profesionales de las farmacias”. De la Plaza considera que es de justicia para una profesión que es la experta universitaria en el medicamento y con la carga lectiva más importante en este ámbito de todas las carreras sanitarias. “Pero, sobre todo, es de justicia para los pacientes a quienes se les está dificultando el cumplimiento de sus tratamientos al privar al farmacéutico de esta capacidad”, matiza. Todo parece indicar que la reforma de la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios “terminará con este problema”. A su juicio, su reforma debe recoger además “un mayor desarrollo de las competencias profesionales de los farmacéuticos, entre otros con esta sustitución de la forma farmacéutica en la dispensación”. Sostiene que es una buena ocasión para introducir los servicios farmacéuticos concertados, la atención farmacéutica domiciliaria para colectivos vulnerables con criterios de planificación o la vinculación de los depósitos de los centros sociosanitarios a las farmacias de su zona. Añade que “hay que garantizar con esta ley que allí donde haya un medicamento tiene que haber un farmacéutico”. En ese sentido, afirma que los farmacéuticos necesitan un aval legal que defienda la seguridad del paciente y su derecho a una prestación farmacéutica de la máxima calidad. Recuerda que la farmacia comunitaria es el establecimiento sanitario más numeroso, con 22.220 farmacias que asisten cada día a más de 2,3 millones de ciudadanos, y ese potencial debe de ponerse al servicio de la Atención Primaria. Para reforzarla, apunta, hay que mejorar la continuidad asistencial al paciente contando con las farmacias como una aliada fundamental.“Desde el Consejo General, llevamos años demostrando con evidencia que los farmacéuticos pueden ofrecer una respuesta eficiente con nuevos servicios como los de seguimiento y adherencia farmacoterapéutica”, manifiesta. En materia de salud pública, también tienen mucho que aportar con la puesta en marcha de programas de cribado y detección precoz; o su propuesta de creación de una Red Nacional de Farmacias Centinela.“Sabemos que estamosanteproblemascomplejosquenecesitan soluciones colaborativas y un uso inteligente de los recursos”, expresa. Defiende que, en toda iniciativa que se ponga en marcha en este ámbito, se debe contar desde el inicio con el farmacéutico, porque“contar con la farmacia es avanzar en equidad, igualdad y cohesión”. Asevera, por otro lado, que la sanidad está en un proceso de continua transformación que le exige satisfacer cada vez más necesidades en un marco de necesaria sostenibilidad. En este escenario, “la farmacia es una profesión viva, que ha sabido siempre adelantarse y promover iniciativas a la vanguardia, innovadoras; porque la profesión farmacéutica responde siempre a las necesidades de los pacientes”. Un buen ejemplo es la receta electrónica, que lleva décadas en España funcionando y todavía está en fase de implantación en ciertos países de Europa. CISMED, que es el germen de un futuro sistema europeo de información sobre problemas de suministro, o los Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales, que están demostrando eficacia para el paciente en términos de salud y eficiencia para el sistema al contribuir a generar ahorros. “Pero para continuar en la a vanguardia, hacen falta políticas y normas que trasciendan la visión a corto plazo que imponen las legislaturas”, sostiene la tesorera del Consejo General. Por ello, cree que es necesario que la reforma de la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos mire a futuro desarrollando todo el potencial de la profesión farmacéutica y que la construcción de la Unión Europea de la Salud cuente desde el principio con la farmacia.

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