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ESPECIAL DERMOFARMACIA 8 Queda claro que hay muchísimos tipos de piel, cada una con sus propias características. Ramos Niño interpreta que, por ello, el profesional sanitario ha de estar sobradamente preparado para dar un consejo dermocosmético adecuado, tanto en el cuidado de la piel como en la prevención de patologías futuras. Desde la farmacia comunitaria, “el farmacéutico ha de dar una información detallada sobre los productos y sobre el tratamiento a desarrollar, por lo que debe conocer todo el arsenal de productos cosméticos a su disposición, para así asesorar de la mejor manera posible al paciente”. Por ello, se han de valorar las necesidades de cada paciente y el estado de su piel ante cada recomendación. Llácer apunta que,“realmente, hoy en día tenemos que ser más conscientes que nunca de que en la cosmética, como en todo en esta vida, nada es universal y nada es eterno”. Un elevado porcentaje de la población cree que, si un producto o un activo funciona bien a una persona cercana, es lo más adecuado para sí. Va más allá, “una rutina o un producto puede ser el más idóneo en un momento dado de nuestra vida, pero en cambio esa misma rutina o activo puede resultar inadecuado según el estado de nuestra piel, o si estamos sometidos a un determinado tratamiento farmacológico o si estamos embarazadas”. Por consiguiente, “la intervención del farmacéutico como experto en el cuidado de la piel y en productos dermofarmacéuticos es fundamental para mantener una piel sana y de buena calidad”. Hernández Navarro delimita que el consejo farmacéutico ha de ser “profesional, claro y transparente”. Al paciente hay que decirle siempre la verdad, y hacerle ver que, usando adecuadamente los productos aconsejados, su situación va a cambiar. “Hay que insistirles mucho en que lo fundamental es la constancia”, manifiesta. Gestos como limpiar el rostro todos los días, por la mañana y por la noche, sin dejar pasar uno, y luego usar el sérum y la crema que se haya recomendado, son imprescindibles. Para ser profesional,“el farmacéutico debe ser constante en su formación para mantenerse al día y dar el mejor servicio posible a la comunidad”. La clave es la constancia, el producto de calidad y el evitar la exposición solar excesiva. Lo primero que hay que hacer por la mañana y por la noche es lavarse la cara bien lavada, para eliminar las impurezas que nos han llegado durante el día. Como segundo paso, “poner el producto adecuado que nos han recomendado: sérum, crema hidratante de día y nutritiva de noche, y, muy importante, durante el día debemos utilizar un fotoprotector de calidad que nos ofrezca un alto nivel de protección y que cubra todas las radiaciones”. Sí, también aunque no haya sol y el día esté nublado, porque los rayos solares que llegan a la Tierra siempre nos pueden afectar. Incentivar la categoría Para incentivar la categoría de dermofarmacia, es fundamental el desarrollo del servicio. Herrerías atestigua que algunas de las claves para lograrlo incluyen el servicio de consulta personalizada previa cita, los eventos y talleres de educación sanitaria en el ámbito de la salud de la piel, los programas de fidelización, el marketing digital y la formación continuada del equipo que realice el servicio. Desde el punto de vista de Aguado Benito son cuatro los puntos clave para desarrollar con éxito esta categoría: formación continuada y actualizada, un surtido de productos capaz de cubrir necesidades y tipos de clientes, apostar por laboratorios dermofarmacéuticos rigurosos y exigentes que aporten la suficiente evidencia científica y desarrollar herramientas de comunicación que nos permitan ser eficaces con nuestros mensajes. Suma un quinto punto a esta lista. “Es muy importante la interacción con otros profesionales sanitarios que se ocupan del tratamiento y cuidado de la piel: dermatólogos, médicos de Atención Primaria, pediatras y enfermeras, para poder compartir conocimiento y ser capaces de reconocer signos de alerta, así como tener claros criterios de derivación a otros profesionales”, precisa. Arnal ofrece otros cinco puntos para incentivar la categoría. El primero es la exposición eficaz de los productos.“Hay que mostrar que nuestra farmacia es especialista y, para ello, debemos tener un mix de productos y un surtido adecuado”, aclara. El segundo es planificar el año a nivel de campañas y acciones comerciales. Dinamizar la farmacia en base a la estacionalidad o productos que se quieren destacar. Este plan de acción “debe incluir el escaparate, las góndolas promocionales, así como las ofertas previstas”. El tercero es desarrollar una especialización del equipo de la farmacia que permita orientar sesiones de consejo hacia los consumidores o pacientes. “Comunicar esta especialización y fomentar que los pacientes o consumidores reserven la cita para su seguimiento o primera visita”, matiza. El cuarto es trabajar protocolos de venta definidos que posibiliten a todo el equipo adoptar hábitos de consejo. Razona que todas las farmacias aconsejan un fotprotector junto con una píldora anticonceptiva, pero que se podría recomendar también a todos los diabéticos un producto hidratante corporal. Por eso,“se deben ir incorporando progresivamente protocolos de recomendación que aseguren el cuidado integral de los pacientes”. Y el quinto es trabajar campañas sanitarias donde abordar al paciente desde una perspectiva 365 grados. Una muestra sería el que una campaña de paciente diabético puede dar al farmacéutico la opción de aconsejar al paciente desde su cuidado de la piel y su cabello como sus alteraciones oculares. Quizá, para Ramos Niño, la clave más importante para potenciar la categoría de dermofarmacia sea el asesoramiento personalizado para poder recomendar productos de dermofarmacia adecuados para cada tipo de piel y condición, además de aconsejar a los clientes sobre el uso correcto de los productos. “Otra clave importante es la formación del personal, tanto facultativo como auxiliar, y para ello es interesante el apoyo en cursos y talleres especializados”, expresa. Sugiere que el espacio de la farmacia y la comunicación del servicio son otras dos claves importantes que no se pueden perder de vista. Es básico proporcionar un espacio al cliente que se sienta cómodo para atender las explicaciones del profesional farmacéutico y en el que tenga una buena visión de la exposición de los productos de dermofarmacia. El apoyo en instrumentación específica igualmente aportará calidad y respaldo al consejo farmacéutico. Las claves para Llácer residen en una correcta formación en todo lo que tiene que ver con el cuidado de la piel, pero sobre todo en patologías dermatológicas y alteraciones cutáneas, “ya que estas pieles con problemas son las que son totalmente fieles al consejo y recomendación farmacéutica; mientras que una piel sana y sin problemas es, por definición, una piel más infiel en EXISTE UN CAMBIO EN LA NECESIDAD DE PREVENCIÓN DE PROBLEMAS DERMATOLÓGICOS Y DEL ENVEJECIMIENTO CUTÁNEO PREMATURO

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