EL EXPERTO 156 DERMATOLOGÍA POR MERITXELL MARTÍ, FARMACÉUTICA EXPERTA EN DERMATOLOGÍA Cuidados y consejos para el abordaje de la dermatitis atópica partes concretas, principalmente pliegues, codos, cuello, rodillas, muñecas y torso, también en la cara. Estas lesiones pueden ser más o menos graves, pudiendo incluso sangrar o infectarse. La dermatitis atópica aparece en forma de brotes de diversa intensidad, y factores como las alergias, el estrés, el cambio de estaciones y temperaturas, así como el contacto con algunos materiales o agentes irritantes, pueden condicionar sus efectos. ¿Cómo tratarla? Si en la dermatitis atópica la barrera cutánea es muy frágil, las medidas a tratar van a ir encaminadas a restaurar la función de la piel. Para ello, es necesario tratarla de forma tópica y, si es necesario, de forma oral. Generalmente el tratamiento farmacológico se basa en los corticosteroides tópicos y, de forma oral, los antihistamínicos, corticosteroides orales o inmunosupresores. Por supuesto, uniendo a ello los tratamientos cosméticos y de estilo de vida. Con todo, es importante tener en cuenta los síntomas y la gravedad de cada caso. Tratamiento • Corticosteroides tópicos: van a ayudar a reducir la inflamación de la zona afectada y a disminuir el enrojecimiento y los picores. Se deberían aplicar en capa fina e ir reduciendo la dosis o las aplicaciones a medida que la piel va mejorando la piel. Es recomendable tener en cuenta la base, si es en crema o en ungüento. Hidrocortisona, Desonida, Betametasona, Fluticasona y Mometasona. En general, la atopía es una predisposición genética en la que se desarrollan reacciones alérgicas, fuertes reacciones inmunológicas y se expresan de forma más exagerada como el asma, la rinitis alérgica y la dermatitis atópica. La atopía aparece en edad infantil y puede padecerse durante toda la vida, aunque puede variar en gravedad según cada circunstancia momentánea. La piel atópica, por su parte, es la que es más propensa a padecer problemas cutáneos relacionados la dermatitis atópica. Se caracteriza por ser un tipo de piel muy sensible, con la barrera cutánea muy frágil y, por tanto, con una capacidad reducida de proteger ante los irritantes, alérgenos. A su vez, tiene problemas por retener la humedad, resultando una piel mucho más seca y con tendencia a padecer picores, a irritarse y enrojecerse más fácilmente. Puede afectar a todo el cuerpo o a
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