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120 FARMACIA VETERINARIA rencias en cardiología, aparato locomotor y preparados geriátricos. Sin perjuicio de la adquisición de complementos alimenticios y nutracéuticos por parte de la población joven que tiene animales de compañía. Tesis que suscribió el farmacéutico Vicente Sanchis por ser la población más dinámica la que piensa más que nunca en no negar a su mejor compañero su alimentación de calidad (Figura D), ultrapremium y premium, suplementos vitamínicos y nutracéuticos, pero sin olvidar sus necesidades higiénicas con champús y colonias, cosméticos, los aludidos antiparasitarios, juguetes y accesorios, ortopedia y tecnología. Junto a las variedades geográficas que, por ejemplo, hacen que haya que tener mayor prevención frente a pulgas y garrapatas en el norte peninsular, mientras que los antimosquitos son más necesarios en Levante. Oportunidades diversas, al presente, que según este veterinario coinciden con un espacio expositivo menguante en las clínicas frente a mayores superficies en las farmacias, pudiendo quedar las primeras para atención médico veterinaria y las segundas para venta de productos y medicamentos. Sin que esto obste, si no todo lo contrario, a que ambos espacios asistenciales colaboren estrechamente (Figura E). En las farmacias urbanas y rurales En consonancia con el retroceso de la población rural y el auge de las mascotas en las ciudades, las farmacias de uno y otro espacio deben dar respuesta a sus peculiaridades. Porque, si antes los medicamentos de uso animal eran algo consustancial exclusivamente a las farmacias rurales, según las necesidades del veterinario local, ahora lo cierto es que todas las oficinas deben ofrecer la misma capacidad de trazabilidad, conservación, dispensación y uso de medicamentos para los animales. Aunque sí es cierto que la farmacia rural mantendrá su primacía al atender, por ejemplo, casos de triquinosis debidos al consumo de jabalíes cazados en monterías, y con mayor profusión también a las picaduras de mosquitos y garrapatas, vectores de peligrosas zoonosis. El despegue de la categoría veterinaria Como resumen de estas páginas, se consolida la tríada compuesta por el veterinario prescriptor, el propietario-cuidador de la mascota y el farmacéutico, ya asumido como profesional dispensador único. Al ser este el garante del buen uso de los fármacos en personas o animales con alguna condición de salud. Sin que sea todavía suficiente que las inspecciones de establecimientos comerciales detallistas (ECD) corran solo a cargo de veterinarios, a falta de un cuerpo de inspectores farmacéuticos que controlen los medicamentos veterinarios en toda su cadena. Este mercado presenta una proyección de crecimiento, según la AMVAC, con tendencia a la moderación desde lo visto en 2023, con una subida anual que se mantendrá probablemente en los límites de la inflación. Aunque cualquier previsión podría mejorar a raíz de la reciente normativa y con el impulso esperable de la venta a distancia de los medicamentos veterinarios sin obligación de receta. Más si cabe, en el caso de que el farmacéutico se decante por la venta de dietas medicalizadas frente a la vigorosa competencia de otros canales como las grandes superficies. Despega por todo ello la categoría veterinaria en las farmacias, con múltiples ocasiones para las ventas cruzadas, si la persona que atiende a las personas en las oficinas también es un verdadero amante de los animales, a sabiendas de que, por ejemplo, un snack puede resultar irresistible para dueños y mascotas, buscando quizás márgenes más altos en la alimentación de perros y gatos. Al tiempo que se puede pedir el apoyo de la distribución en forma de descuentos, formación, servicios al cliente y otras posibilidades.

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