65 La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que afecta a más de 537 millones de adultos en todo el mundo, con consecuencias devastadoras para la salud si no se maneja adecuadamente. Así lo señala Carlos Brandariz Iglesias, farmacéutico titular de Farmacia Coloma (Alicante). La prevalencia de diabetes en España está por encima del 14,8%, afectando a uno de cada siete adultos, siendo la segunda tasa más alta de Europa según datos de la Federación Internacional de Diabetes. “Factores como la urbanización, el envejecimiento de la población, el cambio hacia estilos de vida más sedentarios y una dieta menos saludable, con un considerable aumento del sobrepeso y la obesidad, han contribuido a esta tendencia absolutamente preocupante”, advierte. De acuerdo con datos de la Sociedad Española de Diabetes y la Sociedad Española de Endocrinología, más de 5,1 millones de personas viven con diabetes en España, con una cifra que sigue en aumento año tras año. “Desde el uso clínico de la insulina hace más de 100 años hasta nuestros días, la cara de la diabetes ha cambiado de manera drástica”, expone. En los últimos 20 años, el abordaje integral, holístico y multidisciplinar ha adquirido un papel verdaderamente relevante. En concreto, a partir del Consenso Internacional sobre Diabetes tipo 2 de las sociedades cientí cas ADA e IDF en 2018, en el que se enfatiza la importancia de la individualización del tratamiento y el abordaje integral de las personas con diabetes, estableciendo metas de control glucémico más exibles y no tan estrictas, ya que se reconoce la variabilidad existente en la respuesta a los distintos tratamientos en función del per l de cada persona con diabetes, del tipo de diabetes o de la variabilidad interpersonal, “pues la diabetes tiene tantas caras como personas que la padecen”. Brandariz Iglesias añade que todo ello implica que “es crítica la estrecha colaboración entre médicos, enfermeras, nutricionistas, psicólogos y farmacéuticos, con la meta de asegurar la adecuada educación diabetológica tanto para la persona con diabetes como para su entorno familiar, promoviendo el autocuidado efectivo, el uso adecuado de los fármacos y previniendo las complicaciones a largo plazo”. Alega que es aquí donde la farmacia comunitaria juega un papel esencial, siendo “la parte integrante de este equipo multidisciplinar que más contacto y mejor conocimiento suele tener de las personas con diabetes”. Justi ca que los farmacéuticos pueden centrarse en la calidad de vida de la persona con diabetes, ya que, “en medio de cientos de avances en los últimos años a nivel de tratamientos y tecnología, además de estar al día en todo ello y asegurar la mejor y más actual gestión farmacológica de la diabetes”, se han convertido en “verdaderos agentes de cambio en salud pública, poniendo el foco aún más en la educación, apoyo emocional, promoción de un estilo de vida saludable y acompañamiento tanto de las personas con diabetes como de las personas de su entorno cercano, en colaboración directa con todos los profesionales implicados en este abordaje integral”. “Por tanto, la visión desde la farmacia comunitaria en cuanto al abordaje de la diabetes va más allá de dispensar medicamentos, ya que nos esforzamos de forma absolutamente proactiva tanto en asegurar el adecuado tratamiento y la adherencia al mismo, como en prevenir las complicaciones y mejorar la vida de las personas que sufren la diabetes, usando las herramientas más innovadoras y dando la más adecuada y actualizada formación a nuestros equipos para que ello sea posible”, asevera. Hay diversos puntos que deben tenerse en cuenta desde la o cina de farmacia en el abordaje de la diabetes. César Pla, farmacéutico titular en Confrides (Alicante), cita, en primer lugar, la prevención.“Es el mejor aliado no solo contra la diabetes, sino contra cualquier problema de salud”, dice. En segundo lugar, la educación sanitaria. Determina que hay que “explicar al paciente de forma clara y concisa qué le pasa y cómo debe actuar, desde cómo transcurre la enfermedad a cómo tratarla, cómo mejorarla, cómo identiÿcar síntomas que delaten un empeoramiento de la misma y cuándo acudir a un profesional médico si se detecta alguna complicación”. En ese sentido, hay que atender a la persona con diabetes con “la misma profesionalidad” con la que se atiende al resto de pacientes: “Escuchando, entendiendo y explicando para garantizar la adherencia al tratamiento”. Por supuesto, es esencial también explicar cómo actuar ante bajadas de azúcar. Igualmente, cómo cuidar la piel y, sobre todo, los pies, que tiene una gran importancia en el caso de pacientes con diabetes. Inés Mera Gallego, farmacéutica comunitaria en Maella (Zaragoza) y coordinadora del grupo de trabajo de diabetes de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), se muestra de acuerdo con que el abordaje de la diabetes o de cualquier otra patología crónica desde la farmacia, por el farmacéutico comunitario, debería ser “desde dentro de un equipo interdisciplinar y/o en colaboración con el médico de familia y el enfermero de Atención Primaria, consensuando la actuación de cada uno de los profesionales sanitarios, la atención, los mensajes a transmitir, etcétera”. Para Olatz Vergniory Trueba, patrono de la Fundación Pharmaceutical Care, vocal de Farmacia Comunitaria del Colegio de Farmacéuticos de Bizkaia y coordinadora de la comisión de investigación y servicios profesionales farmacéuticos, la farmacia comunitaria, por su accesibilidad y cercanía, “es un punto clave en la atención a las personas con diabetes”. Coincide en que la educación en cuanto a la enfermedad, los hábitos de vida saludables, el tratamiento, la detección de problemas relacionados con la medicación o el control de la adherencia es una función inherente a la profesión, no solo para la diabetes. Considera que “estos conceptos cobran especial relevancia cuando se trata con personas que padecen patologías crónicas, como puede ser la diabetes”. Aunque la clasi cación actual de la diabetes está en proceso de cambio, para hablar de tres formas graves y dos formas leves, es necesario, por parte del equipo de la farmacia, conocer y diferenciar los tipos más comunes según la clasi cación vigente, como la diabetes tipo 1, la diabetes tipo 2, que es la más prevalente, la diabetes gestacional, etcétera, tener un conocimiento en profundidad de esta patología y los tratamientos usados en cada una de ellas, así como estar capacitado para proporcionar información detallada, con un discurso adaptado a cada persona, sobre la diabetes, su impacto en el organismo o las estrategias de autocuidado precisas para controlarla y prevenir la aparición de sus complicaciones, tanto a nivel de riesgo cardiovascular, renal u ocular. Brandariz Iglesias matiza que, por ello, además del puro acto de atención farmacéutica diaria, directa y personalizada, se realizan en la farmacia sesiones educativas regularmente, para lo cual se cuenta “con materiales ad hoc para los distintos perÿles que acuden a las sesiones”. De esta manera, los farmacéuticos colaboran en asegurar el mayor conocimiento posible de su enfermedad con las personas que la sufren, aparte de compartir con otros profesionales implicados distintas situaciones que puedan presentarse y que requieran de su intervención, “garantizando y facilitando el abordaje integral en el cuidado de las personas con diabetes”. Múltiples mitos y bulos La diabetes continúa siendo una condición en torno a la que se difunden múltiples mitos y bulos entre la sociedad general. Al ser los profesionales de la salud más accesibles
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