EL FARMACÉUTICO 10 Benjamín Suárez (Islas Canarias) Benjamín vive la farmacia desde lo más profundo de su corazón... ¡es su vida! “Mi hija Elizabeth Suárez y yo tenemos la suerte de no solo ser farmacéuticos, sino también vecinos, amigos y consejeros de nuestros conciudadanos, y eso permite que nos vean como parte de la familia”. Para él, la vocación farmacéutica “es la inclinación profunda por la profesión farmacéutica. Esta vocación implica un compromiso con la salud de las personas, un interés por la ciencia y la medicina, y un deseo de trabajar en el campo de los medicamentos”. Benjamín no entiende el barrio sin su botica, al igual que la Farmacia La Herradura Telde no sería la mismo sin el barrio. La vinculación de padre e hija como boticarios es máxima en la zona; tanto es así que realizan labor social mediante formaciones, charlas, vínculos con las universidades y con centros públicos y privados. “Nuestro fuerte es la responsabilidad social corporativa, y soñamos con estimular a una parte de nuestros proveedores y seguidores a conseguir un mundo mejor”, asegura. No es un secreto para nadie que el modelo está experimentando una absoluta transformación digital, y “esto incluye la adopción de sistemas de gestión de información de salud electrónicos, la telefarmacia y la automatización en la dispensación de medicamentos”. Sin embargo, la tendencia pasa por la personalización en la atención. En este sentido, explica, “los farmacéuticos están asumiendo roles más activos en la atención médica, la realización de pruebas de diagnóstico (tensión, glucemia, hipertensión, densitometría ósea, retorno venoso) y sistemas personalizados de dosificación, que garantizan la adherencia del paciente al tratamiento”. Para Benjamín, los servicios farmacéuticos son “el futuro”, pues “somos el punto de salud más cercano a la ciudadanía y, realizarlos, hace que la sociedad nos valore”. No obstante, “que sean gratuitos hace que, a veces, se generen confusiones. Lo que es gratis no se aprecia”, reflexiona antes de añadir que “solo es cuantificable aquello que se puede medir; las farmacias no son células aisladas, sino que forman parten de un cuerpo común que, diariamente, se levanta para servir y dar servicio. Así se consigue crear empleo y crear riqueza a través de empleados y proveedores, que se traduce en un beneficio para la sociedad en general”. Defiende que “hay que subirse al carro de la implicación social, haciendo acciones con la universidad y con la sociedad” y advierte de que “las regulaciones gubernamentales y las políticas de salud tienen un impacto significativo en la farmacia”. Nos cita, por ejemplo, cómo influyen los cambios en la cobertura de seguro, los precios de los medicamentos o las normativas sobre la prescripción y dispensación: “Cuando abrí mi farmacia, un omeprazol costaba 36 euros y hoy vale 2,30 euros. El tiempo que inviertes en stock, inventario, bolsas, personal, etc., es una puerta giratoria en la que lo que entra es inferior a lo que sale”. Antes de despedirnos, le preguntamos por el devenir de los próximos años. Tiene pocas dudas al respecto: “Se caracterizarán por la rápida adopción de tecnologías avanzadas, un enfoque renovado en la atención personalizada y sostenible, y la adaptación a un panorama regulatorio y de salud pública en constante cambio”. “NUESTRO FUERTE ES LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA, Y SOÑAMOS CON ESTIMULAR A NUESTROS PROVEEDORES A CONSEGUIR UN MUNDO MEJOR” ¿CÓMO HA EVOLUCIONADO EL PAPEL DEL FARMACÉUTICO? ¿HACIA DÓNDE SE DIRIGE LA FARMACIA COMO ESPACIO DE SALUD? A PIE DE CALLE, EN CONTACTO DIRECTO CON LOS PROFESIONALES DEL SECTOR, BUSCAMOS RESPUESTAS A ÉSTAS Y OTRAS PREGUNTAS CLAVE. A pie de calle
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