101 Allí donde esté el medicamento debe estar el farmacéutico. Es una de las máximas del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Jordi de Dalmases, su vicepresidente, explica que, “en este sentido, en los centros sociosanitarios es, aún más si cabe, fundamental la labor de los farmacéuticos con los residentes al tratarse en su mayoría de personas mayores, crónicas, polimedicadas y con algún grado de dependencia”. Por tanto, necesitan de un farmacéutico que vigile estos tratamientos y contribuya a alcanzar los mejores resultados en salud. En 2017, el Consejo General elaboró, junto a la Fundación Edad y Vida, la ‘Guía de actuación en el ámbito de la asistencia farmacéutica en depósitos de medicamentos de centros sociosanitarios o residenciales’. Este documento recoge las funciones a realizar con carácter general por los farmacéuticos, responsables de la atención farmacéutica en estos centros: adquisición, custodia, conservación y dispensación de los medicamentos, productos sanitarios y dietoterápicos, así como la vigilancia y control de las recetas médicas o la elaboración de fórmulas magistrales y de preparados oficinales. Además, se encargan de preparar la medicación en función de las características y necesidades de cada residente, de forma que evitan resultados no adecuados al tratamiento al resolver los problemas asociados a la falta de adherencia, errores de administración, etcétera. Asimismo, “los farmacéuticos responsables en los centros sociosanitarios o residenciales deberán estar en permanente coordinación y colaboración con el resto de los profesionales que forman parte del equipo multidisciplinar”. Médicos, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos, educadores y terapeutas ocupacionales, entre otros. Será también su responsabilidad la participación en actividades informativas y de formación al resto del equipo asistencial, la colaboración en los programas que promuevan las administraciones sanitarias sobre garantía de calidad de la asistencia farmacéutica y de la atención sanitaria en general, entre otras muchas actuaciones. Gran variabilidad Una realidad es que existe una gran variabilidad derivada de la regulación de la atención farmacéutica en centros sociosanitarios desarrollada por las comunidades autónomas en el marco de sus competencias que, ante todo, no debería desembocar en diferencias en el acceso al medicamento en función de donde viva el paciente, y que debe salvaguardar el acceso seguro al medicamento que garantiza la intervención de un farmacéutico. De Dalmases defiende que “la farmacia comunitaria puede dotar de un servicio cercano y accesible y con la garantía de la intervención de un farmacéutico responsable de la dispensación, en caso necesario, y el resto de las actuaciones propias de la atención farmacéutica en el centro”. En cuanto al umbral establecido por la legislación, más o menos de 100 camas, la normativa trata de distinguir la carga asistencial que puede generar un centro en función del número de pacientes y, por lo tanto, la necesidad de que gestione su atención farmacéutica de una u otra manera. Las farmacias comunitarias pueden dar servicio a los depósitos de medicamentos de las residencias privadas de menos de 100 camas que se les vinculen. En cualquier caso, “la dispensación de medicamentos y los servicios asistenciales farmacéuticos a los pacientes se realizarán siempre por un farmacéutico”. Bien por el jefe del servicio de farmacia del hospital o bajo la responsabilidad de éste, por un farmacéutico de dicho servicio, por el farmacéutico titular de la farmacia comunitaria o bajo la responsabilidad de éste, por un farmacéutico, perteneciente a dicha farmacia. No hay que olvidar que la discapacidad y el progresivo deterioro de la salud están estrechamente unidos a la fragilidad, la pérdida de autonomía y la dependencia, de forma que a lo largo del proceso de envejecimiento se produce un incremento sostenido de estos parámetros, entre otros, como ya se ha comentado, de pluripatologías y polimedicación. SE ENCARGAN DE PREPARAR LA MEDICACIÓN EN FUNCIÓN DE LAS CARACTERÍSTICAS Y NECESIDADES DE CADA RESIDENTE De Dalmases insiste en que el farmacéutico elabora fichas farmacoterapéuticas individualizadas con los problemas de salud y tratamientos (nombres, dosis, formas farmacéuticas, etcétera), así como la relación de efectos adversos sufridos previamente o la identificación de potenciales interacciones y precauciones. Asimismo, revisa los criterios STOPP/STAR y lleva a cabo una evaluación continua del régimen farmacoterapéutico mediante la revisión, el seguimiento farmacoterapéutico o la conciliación de la medicación, en colaboración con el equipo multidisciplinar. Y especialmente reevalúa la necesidad, seguridad y efectividad de los tratamientos de residentes que transitan por diferentes niveles asistenciales y, con frecuencia, presentan cambios en su régimen farmacoterapéutico (ingresos hospitalarios, centros de recuperación, etcétera) que requieren de una comparación sistemática para la toma de decisiones. Por otro lado, se ocupa de aspectos administrativos que tienen que ver con la gestión de las recetas, la custodia y almacenaje de los medicamentos individualizados, la gestión de residuos, informar/instruir sobre la manipulación de los medicamentos (no todos pueden ser triturados), o del registro de temperaturas del frigorífico y de las zonas de almacenaje de medicamentos y productos sanitarios. Todo ello, “con la finalidad de conseguir los objetivos terapéuticos y los resultados esperados de los regímenes terapéuticos de cada residente”. Gran parte de los residentes presenta pluripatología, y la media de consumo de medicamentos suele ser elevada. Debido a su peor estado general, las personas mayores presentan un mayor riesgo de sufrir reacciones adversas a los medicamentos. Por ello, la actividad del farmacéutico incrementa la seguridad del uso de los medicamentos, mediante la evaluación y el seguimiento individualizado y constante de los tratamientos relacionados con el control de los problemas de salud de los residentes, en colaboración con el equipo sanitario del centro. El vicepresidente del Consejo General confirma que, gracias a la labor del farmacéutico, se mejora la adherencia terapéutica y se facilita al personal de enfermería la administración de los tratamientos. El farmacéutico revisa los tratamientos y reacondiciona los medicamentos utilizando diferentes herramientas como pueden ser los sistemas personalizados de dosificación (SPD), las bandejas de medicación semanal en carros, los dispositivos robotizados de emblistado y comprobación, etcétera.
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