43 Igualmente remarca que “la inflación está afectando al sector”, algo que “tiene cierta correlación con la escasez”. Por lo tanto, “afectaría a los medicamentos que, por precio barato más desfasados, estarían con este entorno de inflación”. Para su organización, “este 2023 ha sido un año distinto”. Han realizado cuatro matinales que han tenido muy buena acogida y el FEFE One Day, que repetirán en octubre. Por otro lado, menciona la publicación en diciembre del Convenio colectivo de Oficinas de Farmacia. “Ha resuelto el conflicto histórico social que teníamos por no haber tenido un acuerdo antes”, sostiene. El anterior convenio colectivo pactado entre agentes sociales databa de 2011. El de 2014 fue un laudo arbitral. Añade que éste de ahora ha sido “la base de los acuerdos de negociación colectiva entre los grandes sindicatos y la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE)”. “Se parecen mucho los incrementos salariales pactados por nosotros con los que finalmente se resolvieron. Y otros aspectos que nosotros hemos conseguido resolver los han tenido en cuenta”, apunta. ¿La farmacia ha sido la punta de lanza? “Ha sido un sector que tenía un desencuentro de diálogo social muy importante, al igual que los agentes más representativos, y hemos conseguido darnos la mano en un punto difícil. Ha servido como de coadyuvante. Es decir, ha sido una ayuda el tener el referente de que una sectorial completa haya resuelto el desencuentro de negociación colectiva como lo hicimos”, responde. Puntualiza que el Convenio colectivo ha cambiado “pocas cosas”, pero que ha entrado en permisos, en jornada y en retribuciones. Es el primer acuerdo de negociación colectiva que, en vez de tener tres o cuatro páginas, tiene casi 22. De Palacio opina que, “entre los farmacéuticos, preocupa enormemente el precio medio de los medicamentos a la baja”. “Los medicamentos que son objeto de órdenes de precios de referencia, de bajadas voluntarias, nos preocupan porque todos los meses de repente vemos esos listados, porque algunos han subido de precio, y algunos han subido un 40%, pero están siendo muy minoritarios frente al constante goteo de bajadas, y bajadas muy fuertes”, lamenta. Insiste en que siguen bajando precios en un entorno inflacionario y que, del mismo modo, les preocupa que se esté sufriendo escasez de medicamentos. Declara que “también preocupa mucho la ausencia de la innovación en la oficina de farmacia, porque, hoy en día, a nivel agregado nacional se factura más medicamento financiado a través de hospitales que a través de farmacias, a pesar de que es todo para pacientes ambulantes”. Este año, FEFE ha hecho una propuesta muy concreta para que esta situación pueda ser revertida inmediatamente, “y sin modificar leyes”, porque se está hablando de otras soluciones que necesariamente implicarían la modificación, por ejemplo, del decreto de márgenes. De Palacio piensa que, probablemente, la Administración quiera negociar el tema de la retribución. “Todo es hablarlo. El problema es que no se esté ni contemplando”, reflexiona. Cada año, “como los crecimientos en hospitales son porcentualmente muy altos, esa reclamación es más gravosa”. Lo más razonable La intervención de los farmacéuticos en la pandemia, tanto en España como en los países de nuestro entorno, fue muy intensa y se está haciendo hincapié en la propuesta de que las farmacias participen en Atención Primaria. “Todo el sector ya está convencido y, poco a poco, se están convenciendo gestores sanitarios, médicos, personal relacionado con el mundo de la sanidad, que están empezando a ver la necesidad de contar con esta infraestructura de las oficinas de farmacia”, argumenta. Afirma que es una realidad incontestable la falta de médicos en Atención Primaria y la imposibilidad de aumentar esas plazas en el corto y medio plazo. Por lo tanto, “una Atención Primaria sin participación de la farmacia no parece que tenga una solución razonable. O sea, lo más razonable es plantearse un sistema de Primaria que ya cuente con farmacia”. Dado que son competencias autonómicas, la hoja de ruta está siendo, de momento, un trabajo conjunto en el desarrollo de los conciertos, con lo cual es “asimétrico”. De acuerdo con las palabras de De Palacio, “habrá territorios que lo desarrollen más y otros que lo dejen para el final, como sucedió con la receta electrónica”. Ésa es la idiosincrasia española. Sería “fabuloso” llevarlo a los interterritoriales del Ministerio de Sanidad y que éste tomara cartas en el asunto para hacer una coordinación, aunque duda de que, de momento, “vayan a ser tan eficientes y comprometidos”. El futuro de la farmacia está ligado a la provisión de servicios centrados en el paciente. “Es irrenunciable un retorno a las funciones históricas que tenía el farmacéutico en materia de síntomas menores, donde antes de la Ley del Medicamento no necesitabas la receta para según qué tratamientos de piel o de síntomas menores de resfriados, etcétera. Es verdad que hemos conseguido una concienciación de la resistencia a antibióticos, pero eso no menoscaba la posibilidad ni la capacidad de los farmacéuticos para resolver síntomas menores. Podríamos descargar el sistema con síntomas menores, que tienen una terapia sencilla de medicamento como solución final”, expone. No se trata de prescribir, sino de “tener una encomienda vía guías terapéuticas” como las que han acordado la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), o “un acto de dispensación responsable”. Todo en el ámbito de síntomas menores, cuya resolución es una terapia sencilla de medicamento. Dentro de los servicios, está el tema de las campañas de salud pública, “concretamente las vacunaciones”. En otros países, la farmacia es un punto de vacunación y “no tiene ningún sentido estar postergándolo”. Es un asunto “de estrategia de salud pública” y “convendría que los dirigentes de salud pública, que cobraron una importancia relevante durante la pandemia, la mantengan”. La farmacia ha de ser sensible a nuestra infraestructura para salud pública. Pueden ser campañas informativas, pueden ser cribados, etcétera. Con todo, los farmacéuticos son los coadyuvantes del médico. “Así es como tiene que ser. Nosotros tenemos que poder colaborar con el médico. Somos como un segundo filtro, tenemos el deber de asegurarnos que no ha habido un error en la prescripción”, alega. En el caso de la telemedicina, produce recetas electrónicas que ya no tienen problemas de manuscritos ni de valideces, incluso pueden cumplir con información cruzada de dispensación. El farmacéutico lo que hará es “gestionar recetas electrónicas y facilitar telemedicina allí donde la profesión médica lo estime oportuno”. “PODRÍAMOS DESCARGAR EL SISTEMA CON SÍNTOMAS MENORES, QUE TIENEN UNA TERAPIA SENCILLA DE MEDICAMENTO COMO SOLUCIÓN FINAL”
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