88 ORTOPEDIA ayude a reducir su problema de discapacidad. En palabras de Mijimolle, “si una persona tiene problemas para agarrar los cubiertos, puede utilizar unos que sean más gruesos en los mangos, de tal manera que no deba intervenir una cuidadora para partirte la comida”. También, en el caso de que necesite ir al baño, un asiento para la ducha podría facilitarle la autonomía a la hora de asearse. “O, si eres una persona diabética con obesidad y tienes ayuda para limpiarte entre los dedos, conseguiríamos reducir el número de amputaciones y problemas de la piel, puesto que España es el segundo país en el mundo donde se producen más amputaciones”, recuerda la experta. A todo ello hay que agregarle el factor de que “a nadie le apetece que lo tengan que ayudar a lavarse o vestirse”, reflexiona la farmacéutica. Por ejemplo, otro producto de ayuda técnica tan sencillo como efectivo son los tapones que se colocan en los cordones y, al apretarse, se atan sin necesidad de hacer la lazada. Para desplazarse, por otro lado, “con un andador, la persona puede caminar por la calle y sentarse, incluso si no dispone de un asiento cerca. Esto va a permitir que el paciente pueda moverse y hacer algo de ejercicio”, añade la especialista. El segundo grupo de artículos de ortopedia presentes en la farmacia son los de ortesis, cuya función es mejorar las articulaciones. Estos productos, según apunta la portavoz del CGCOF, suelen estar destinados a gente más joven. Además, “existe toda una gama de aplicación de frío y de calor para aquellos casos en los que has sufrido una contractura, has hecho mucho ejercicio sin estiramientos, te has lesionado o necesitas relajar la zona”. “En este segmento también hay cremas antiinflamatorias que pueden servir para las articulaciones o los tendones”, prosigue. Por todo lo que pueden ofrecerles al paciente, Carmen Mijimolle considera que los farmacéuticos son unos grandes afortunados. En palabras de la boticaria, “cuando el usuario viene a nuestra farmacia, si solamente tienes farmacia, pasas la receta electrónica y puedes ver qué patología tiene. Esto nos va a permitir llevar a cabo una serie de recomendaciones para darle a conocer todo el surtido de opciones de los que dispone para abordar su problema”. No significa que lo tenga que comprar, aclara, “pero sí que sepa que su farmacéutico de confianza dispone de toda la información, y lo va a tener disponible cuando quiera adquirirlo”. Bajo su punto de vista, que el paciente tenga información es lo más importante de todo y lo que más valorará. “Que te vea como el farmacéutico de referencia es un plus para que te lo ganes para siempre”, manifiesta. La información: la piedra angular del servicio de ortopedia en la farmacia Y es que, por su experiencia, los usuarios, en muchas ocasiones, no conocen todas las posibilidades a su alcance. “Es ahí cuando el farmacéutico debería aportar toda la información. También, muchas veces, al farmacéutico le da apuro darla, porque da la sensación de que solo quiere venderle algo. Y es al contrario: tenerlo informado es darle libertad para tomar la decisión que quiera”, sopesa la experta. Para reforzar su idea, pone el caso de una persona mayor que está a cargo de un cuidador o cuidadora en su hogar casi todo el tiempo. “Los sábados van sus nietos a comer a su casa, sin embargo, es la persona que lo cuida quien que hace la comida que al abuelo o abuela le gustaría hacer”. Entonces, si a ese anciano le das las herramientas para que pueda cocinarles a sus nietos por sí mismo, eso supone una gran mejora para su autoestima. “Esto es muy importante, pues sabemos que la salud mental de las personas mayores se está deteriorando cada vez más”, subraya la profesional. Respecto a la formación que necesita el farmacéutico para implementar la ortopedia en su farmacia, expone que “estamos capacitados para hacer determinadas cosas, pero si quieres dispensar productos de ortopedia en tu farmacia necesitas contar con una titulación, los cursos de técnico ortopédico o de expertos en ortopedia”. Esta formación se puede realizar en universidades como la de Alcalá, la de Barcelona, la de Santiago de Compostela o la de Valencia. Y aconseja que sea preferiblemente presencial, pues es algo importante, sin ir más lejos, para aprender a realizar un corsé o tomar las medidas de cualquier tipo de producto. “En ocasiones, dar con el tallaje correcto o incorrecto supone una mejora o un problema para el paciente”, apostilla Carmen Mijimolle. Además de la población, la farmacéutica aporta algunas claves extra para incentivar el servicio de ortopedia en la botica. Siempre dependiendo de las características del establecimiento, destaca que es necesario un espacio para atender en un sitio privado al usuario. “Imagínate que tienes que ponerle una prótesis mamaria a una paciente que ha sufrido una mastectomía. Lógicamente necesita intimidad para poderse probar la prótesis”. No importa que en la práctica el profesional no pueda implementarlo en su negocio por falta de metros cuadrados; “el bagaje y la información de la que dispones va a hacer que tu farmacia sea referente”, detalla la experta. “Y, por consiguiente, si es un paciente que está próximo, acudirá siempre primero a ti como profesional de referencia”. Dejar de infantilizar al paciente De la misma forma, la vocal nacional de Ortopedia del Consejo General de Farmacéuticos hace referencia al “mundo muy escondido del cual la gente todavía no quiere hablar”, que es el de las urostomías y las colostomías. “Cada vez va a haber más pacientes con este tipo de problemática, por desgracia, y hay que hacer que sientan que no tienen ningún problema”. A su modo de ver, “todo el mundo está acostumbrado a ver una silla de ruedas, porque estamos más concienciados sobre el tema de la accesibilidad física. Pero también hay que abordar la accesibilidad mental, haciendo caer barreras para atender al paciente sin darle mayor gravedad a su condición”, recalca. Aunque pueda parecer una misión complicada, en su opinión no lo es tanto. Casos como los de una persona que ha sufrido un ictus y le afecta en exceso la luminosidad, se pueden solventar “si hay dentro de la farmacia una zona que no esté tan iluminada para que el paciente pueda comunicarse tranquilo y sin estresarse”. O aquellas personas a las que les cuesta comunicarse, también como secuela de un accidente cerebrovascular. Tal y como ella lo ve, “esto es como cuando te vas a un país extranjero y no dominas el idioma y se empeñan en chillarte. Y no, solo necesito que me hables más despacio, pues por más alto que me hables voy a entender lo mismo. Y, además, asegurarte de que el paciente ha entendido lo que le estás diciendo”. Pese a todo el camino que falta por recorrer, ya se están dando pasos en este sentido. Prueba de ello son algunas actividades que se están desarrollando en algunas comunidades, como la campaña de IntegraFarma en el Colegio de Sevilla para pacientes con autismo. “Cuentan con pictos (imágenes o signos que representan un objeto, acción o mensaje, traspasando la barrera del lenguaje), para explicarles la medicación y que así no necesiten ir acompañados y puedan integrarse en la sociedad”. “Y esto mismo podría servir para un paciente sordomudo”, apunta Mijimolle. A su modo de ver, “todas estas cosas ayudan y no suponen un problema físico, son solo pequeñas comunicaciones. Al final, es un problema conjunto y se puede aplicar a cualquier establecimiento, no solo a la oficina de farmacia”. Eso sí, como concluye la farmacéutica, “nosotros, como agentes de salud, nos tendríamos que ver obligados a implementarlas”.
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