80 REPELENTES DE INSECTOS Escanea este código QR para descargarte la infografía vulnerable, con la que hay que prestar especial atención”, señala Gozalo. Añade que hay que seleccionar correctamente el principio activo, las concentraciones, el número de aplicaciones y apoyar con medidas físicas. ¿Qué hacemos con los niños? Recuerda que no hay que aplicar repelentes a niños menores de un año, “a no ser que la situación ambiental suponga un riesgo elevado de transmisión de enfermedades por insectos”. Hay que fomentar la ayuda a los niños en su aplicación y la supervisión a los niños mayores cuando usan estos productos, así como las normas a seguir (lavar la piel con agua y jabón, por ejemplo) al llegar a casa. Por supuesto, emplear barreras físicas como mosquiteras para cubrir las cunas y los carritos de los bebés resulta una protección muy eficaz. ¿Y las mujeres embarazadas? “Los repelentes de uso tópico pueden ser usados siguiendo las recomendaciones del fabricante por mujeres embarazadas o en período de lactancia, pues los riesgos de adquirir enfermedades a través de la picadura de los mosquitos superan a los posibles riesgos asociados al uso de repelentes”, responde. Hace hincapié en que los farmacéuticos deben recomendar activamente el uso de barreras físicas, no salir en las horas de mayor riesgo de picaduras, usar mosquiteras y aire acondicionado en casa, vestir con ropas que cubran la mayor superficie corporal posible, etcétera. Según Bruna, “el uso de repelentes de insectos tiene su auge en la época de buen tiempo, primavera y verano. Sobre todo, cuando comienzan los campamentos en zonas rurales y las playas”. Otras épocas fuertes son las vacaciones, aunque sea invierno, cuando las personas viajan a zonas endémicas o de enfermedades parasitarias de transmisión por picadura. A su juicio, el abordaje de las picaduras de insectos desde la oficina de farmacia debe ser centrado en la prevención, para evitar la picadura y la consiguiente transmisión del parásito. De esta forma, pueden prevenir otras enfermedades que se transmiten por estos mosquitos. Los insectos hematófogos son los que se alimentan de sangre, como las moscas, pulgas, mosquitos, chinches o garrapatas. Igualmente, es importante el uso junto a los protectores solares. Hay que poner éstos en primer lugar y dejar pasar al menos 30 minutos para posteriormente aplicar el repelente. Subraya que pueden ser necesarias aplicaciones repetidas cada tres o cuatro horas, especialmente en climas cálidos y húmedos donde se puede sudar de forma profusa. Es preferible aplicar los repelentes con atomizador en ambientes abiertos, para no inhalar el producto, y hay que lavarse las manos siempre después de su aplicación. “Cuando ya no sea necesaria la protección, lavar las zonas del cuerpo donde se haya aplicado repelente con jabón y agua, y siempre hay que guardar el repelente fuera del alcance de los menores”, declara. Se recomienda no manejar lentes de contacto después de la aplicación de un repelente, debido al riesgo de los productos irritantes y la posible alteración de las lentes y, si se presenta algún tipo de reacción en la piel, lavar la zona con agua y jabón y consultar a un profesional médico. “Nuestro papel como profesionales sanitarios cobra peso en la protección de la población más
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