141 Etapa preconceptiva: la importancia de planificar el embarazo La etapa preconceptiva es el periodo de tiempo anterior a la concepción o fecundación, es decir, a la unión del óvulo y el espermatozoide. Una alimentación que asegure un buen estado nutricional en el hombre y en la mujer es clave para que la fecundación sea fructífera. Además, en el caso de la mujer, es importante que inicie la gestación sin ninguna deficiencia nutricional, ya que ésta podría agravarse con el embarazo y tener efectos perjudiciales en el desarrollo embrionario-fetal. Asimismo, hay que resaltar que la formación y el desarrollo del tubo neural del embrión comienza de manera muy temprana tras la fecundación (antes de que a la mujer le haya faltado la primera regla y sea consciente de que está embarazada). En este proceso son imprescindibles unos niveles de folatos adecuados para evitar malformaciones. Por tanto, es fundamental, en la medida de lo posible, alentar la planificación del embarazo, aportando educación nutricional pregestacional desde la farmacia, haciendo que tanto el hombre como la mujer adopten un papel activo y sean conscientes de los beneficios de llevar a cabo una alimentación saludable. Nutrientes que favorecen la fertilidad El consumo de alimentos de bajo índice glucémico, de grasas monoinsaturadas y de proteína de origen vegetal, mejoran la fertilidad del hombre y de la mujer. Además, es destacable la importancia del omega-3. Se relacionan concentraciones séricas elevadas de este ácido graso con una mayor eficacia en los tratamientos de reproducción asistida, una mayor calidad en los espermatozoides y una mejora de la morfología temprana del embrión. Por otro lado, minerales como calcio, hierro, zinc, selenio y yodo tienen una función importante en la reproducción. Beneficios de las vitaminas en la reproducción • Ácido fólico: tiene un papel destacable tanto en el hombre como en la mujer. En el hombre, contribuye a mejorar la calidad y cantidad de los espermatozoides. En el caso de la mujer, una deficiencia de folato, tanto en la etapa preconceptiva como en las diez primeras semanas del embarazo, está relacionada con defectos del tubo neural en el recién nacido (espina bífida). Asimismo, un nivel plasmático óptimo de ácido fólico (y, como consecuencia, de homocisteína) se asocia con un menor riesgo de defectos congénitos del corazón, abortos espontáneos y parto prematuro. • Vitamina A: favorece la síntesis de las hormonas sexuales, participa en la espermatogénesis y facilita la implantación del óvulo fecundado. También tiene un papel relevante en el desarrollo de la placenta, en la organogénesis y en la embriogénesis. • Vitamina D: está asociada al mantenimiento de la reserva ovárica, por favorecer la síntesis de hormona antimülleriana. En el caso del hombre, mejora la calidad y cantidad de espermatozoides y los niveles de testosterona. • Vitaminas C y E: la función antioxidante de ambas vitaminas contrarresta el estrés oxidativo en los óvulos y espermatozoides. Además, la vitamina E facilita la implantación del óvulo fecundado, y ambas son necesarias para el desarrollo y la función de la placenta. • Vitaminas B6 y B12: adquieren un papel relevante en el estado preconceptivo de la mujer por relacionarse con la disminución de partos prematuros. Consejo nutricional y farmacéutico Es recomendable seguir una alimentación basada en la dieta mediterránea, utilizando como guía el ‘Plato Harvard’ para cubrir las necesidades nutricionales, tanto de macronutrientes como de micronutrientes, que se precisan en esta etapa. • Para la mujer: utilizar, además, un complemento alimenticio, al menos un mes antes de la concepción, para asegurar el aporte de yodo y ácido fólico. • Para el hombre: si por distintos motivos no se asegura el aporte de estos nutrientes a través de la alimentación, podemos aconsejar el uso de complementos alimenticios específicos para este periodo. Los complementos alimenticios de omega-3 pueden mejorar la eficacia de los tratamientos de reproducción asistida y, en el caso de las mujeres con síndrome de ovario poliquístico, reducen la concentración de testosterona y mejoran la resistencia a la insulina. RECOMENDACIONES PARA LA MUJER ANTES DEL EMBARAZO • Es aconsejable alcanzar el normopeso (IMC entre 20 y 25 kg/m2) y tener, además, una adecuada proporción de grasa corporal. El exceso de grasa corporal produce un aumento de la concentración de leptina y favorece la resistencia a la insulina, con la consecuente afectación de la concentración de las hormonas sexuales y la ovulación, aumentando el riesgo de infertilidad. • Asegurarse, mediante analítica sanguínea, que no hay una situación de anemia, deficiencia de ácido fólico, yodo, vitamina D y vitamina B12. Es muy importante tratar la anemia preconcepcional, ya que ésta podría empeorar en la gestación, donde los requerimientos de hierro aumentan. • Llevar un estilo de vida saludable a través de una alimentación basada en la dieta mediterránea, prestando atención al consumo de verduras de hoja verde (acelga, brócoli) por el aporte del ácido fólico, tener un buen estado de hidratación y realizar actividades aeróbicas y de fortalecimiento muscular. La OMS recomienda la cantidad de 400 µg/día de ácido fólico desde el momento en el que la mujer está intentando concebir hasta las 12 semanas de embarazo. Para garantizar dicho aporte, se tiene que recurrir al uso de un medicamento o complemento alimenticio de ácido fólico. Lo mismo ocurre con el yodo: la suplementación previa a la concepción también está avalada por la mayoría de las sociedades científicas. • Prestar atención a la salud bucal, ya que durante el embarazo son más frecuentes las caries y el sangrado de encías. • Abandonar el hábito tabáquico y moderar el consumo de alcohol, bebidas excitantes y azucaradas.
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