CUIDADO FACIAL 42 No obstante, hay dos pasos que no deben faltar nunca en ninguna rutina facial. Primero la limpieza por la mañana, algo que la experta califica de “fundamental”. “Hay que utilizar un limpiador que se lleve bien la suciedad, pero, sobre todo, que cuide bien de nuestra barrera protectora y que se adapte a cada tipo de piel”, ilustra. Y, por supuesto, tampoco se nos puede olvidar el factor de protección solar. En este sentido, recuerda que “por la noche, a través del canal del sebo, la piel suelta las sustancias de desecho, y es muy importante retirarlas por la mañana”. Sin embargo, su experiencia es que este hábito es algo que la gente no tiene muy instaurado en su rutina, por eso recalca que “el agua no limpia ni retira esos restos de desechos”. En cuanto a cuáles son los principios activos e ingredientes más demandados, Barrau revela que, gracias a las redes sociales y a los medios de comunicación, hay un auge del retinol, pese a que lleva años usándose. “Este invierno ha venido mucha gente informándose sobre él. Es el rey de la corona de los principios activos porque tiene una acción muy variada, actúa a muchos niveles, y la cosmética ha conseguido dar con derivados que no producen sensibilidad”, apunta. Aclara, sin embargo, que “es importante saber que no todas las pieles pueden usar todos los activos y concentraciones, de ahí que sea tan importante la recomendación farmacéutica”. Además, la farmacéutica añade que “el ácido hialurónico también lo tenemos ahora en nuestro libro de cabecera, al igual que las niacinamidas”. Estos son, según su experiencia, los activos que más curiosidad han suscitado a la gente últimamente. Y, a corto, medio y largo plazo, cree que el ácido azelaico, que está ahora siendo un nuevo infante, “alcanzará su estatus de rey”. Y es que, insiste, “funciona muy bien para muchísimos tipos de pieles y tiene mucha versatilidad en cuanto a indicaciones”. También vaticina la farmacéutica que se le va a dar más importancia a las ceramidas del reconocimiento que ya tienen. Aparte, “el retinol va a seguir siendo una molécula estrella, más que nada porque, aunque siempre ha existido, se han sacado derivados con los que casi se consiguen efectos tan buenos como con la molécula de origen en pieles sensibles. Esto está haciendo que se amplíe su uso y que la gente lo haya acogido muy bien”, agrega. A nivel de nutricosmética, concluye, piensa que “tiene mucho potencial el Lycopodium clavatum por su capacidad antioxidante y para proteger contra el cáncer de piel”. explica la especialista. No sucede lo mismo en cosmética, donde el excipiente que envuelve al activo es igual de importante que el propio ingrediente cosmético. ¿Por qué? “Pues porque el mismo principio activo, según los excipientes que le pongamos, va a hacer que esa crema pueda utilizarse en la cara o en los pies. Por eso no me gusta solo hablar de ingrediente cosmético, sino de cosméticos en general y todo lo que lo envuelve”, subraya la farmacéutica. Aparte, recuerda que hay algunos excipientes que pueden ayudar a la sensorialidad, pero también causar alergias. “Para evitarlo, los especialistas en dermofarmacia debemos conocerlos bien. Tenemos acceso a una base de datos donde nos ayudan y asesoran”, comenta la especialista. “Con esto quiero decir que se han puesto de moda ciertas aplicaciones móviles para hablar de principios activos, cuando no es tan sencillo. Es como si intentamos hablar de un coche midiendo solo los caballos que tiene. Digamos que, en la cosmética, el principio activo importa porque aporta una función, pero los excipientes que lo envuelven van a hacer que el producto se aplique en una zona u otra”, continúa. Al igual que las concentraciones, que son también muy importantes. “Creemos que lo máximo es lo mejor, y eso depende”, indica Barrau. Pone de ejemplo la urea para explicar su afirmación. “En concentraciones de entre el 3 y el 5%, va a tener una acción hidratante; por el contrario, si lo subimos a un 10, 15 o 20% va a tener una acción queratolítica, es decir, eliminar las células muertas. De hecho, en concentraciones altas se utiliza para quitar los callos de los pies”. Por eso, a su modo de ver, “hay que hablar de principios activos, de excipientes y de concentraciones”. Todo ello nos va a configurar un cosmético. Y, por supuesto, el uso inadecuado de un principio activo puede llegar a causar severas contraindicaciones, tal y como advierte Virginia Barrau. En su opinión, “a muchas nos gusta ser autodidactas, nos metemos en internet y vemos ‘el retinol es bueno’. Y nos empezamos a dar concentraciones altas de retinol en el cuello, que es una zona más sensible, tiene otro tipo de fisionomía y puede causar irritaciones”. También desmiente la especialista la creencia de que todo lo natural es bueno. “Debemos saber que la naturaleza tiene cosas buenísimas, pero hay una serie de alérgenos de origen natural que son de declaración obligatoria por parte de los fabricantes, dado que tienen una alta probabilidad de producir alergias”. La verdad absoluta no existe, recalca, apuntando que “hay cosméticos maravillosos que no son recomendables para un determinado tipo de piel, como las que tienen rosácea, acné, dermatitis atópica, etc.” E insiste en que “el asesoramiento de un especialista nos va a ayudar a minimizar estas reacciones por la utilización de cosméticos”. El ácido azelaico, un ingrediente con mucho potencial A la hora de resumir qué principios activos son los más adecuados según las distintas necesidades de la piel, la farmacéutica saca a relucir una molécula que le gusta especialmente, el ácido azelaico. Según explica, “va muy bien para todo tipo de pieles y, además, tiene una acción despigmentante”. Y, puesto que no es fotosensibilizante, considera que ahora que viene el verano es un buen activo para tenerlo como fondo de armario. Destaca, asimismo, otros ingredientes como la centella asiática o las ceramidas, “sustancias que nos van a ayudar a reparar y calmar nuestra piel, ayudando a cuidarla cuando estamos sometidos a agentes externos y al estrés del día a día”. En el cuidado de la piel es fundamental adoptar una rutina personalizada, aunque una clave que debe tener en cuenta el farmacéutico cuando aconseja a un cliente es “saber que el verano y el invierno son muy diferentes en buen parte de España”. Así pues, continúa Barrau, “igual que hacemos el cambio de armario, nuestra piel va a tenerse que adecuar al cambio de temperaturas”. “No es lo mismo una crema que tenga una acción más dermoprotectora y que aporte más nutrición de cara al invierno, que los productos más ligeros que necesitamos en verano. El farmacéutico tiene que saber dónde reside su población, qué tipo de clima tiene, así como los hábitos de su cliente”, indice. “EN LA COSMÉTICA, EL PRINCIPIO ACTIVO IMPORTA PORQUE APORTA UNA FUNCIÓN, PERO LOS EXCIPIENTES QUE LO ENVUELVEN VAN A HACER QUE EL PRODUCTO SE APLIQUE EN UNA ZONA U OTRA”
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