INNOVACIÓN 152 LA OMS DEFINE LOS ‘PROBIÓTICOS’ COMO MICROORGANISMOS VIVOS QUE, CUANDO SON ADMINISTRADOS EN CANTIDAD ADECUADA, EJERCEN UN EFECTO BENEFICIOSO SOBRE LA SALUD DEL HUÉSPED Y CONTRIBUYEN A DEVOLVER EL EQUILIBRIO A LOS MICROBIOMAS ALTERADOS. Microbiota y probióticos: cuestión de equilibrio de su vida a partir de su relación con el ambiente que lo rodea. Esto ocurre desde la infancia, determinada por la lactancia o el tipo de parto, hasta la edad adulta, influida por otros condicionantes como son el estilo de vida o la dieta. Las funciones (que numerosos estudios permiten atribuir a la microbiota) son necesarias y esenciales para el ser humano. Van desde la generación de nutrientes esenciales, como vitaminas o aminoácidos, la función de barrera microbiológica, evitando la colonización por otros patógenos, hasta la modulación de la respuesta inmunológica. Una microbiota sana... Una buena salud Del equilibrio en la cantidad de microorganismos y la variedad de especies (biodiversidad) depende que las funciones de la microbiota se realicen de forma adecuada. Teniendo en cuenta tantos factores que pueden alterarla (antibióticos, dieta, estilos de vida, etc.) no son infrecuentes los cambios en este equilibrio (disbiosis) y que los microorganismos que normalmente forman los ecosistemas microbiológicos (microbioma) no puedan desarrollar sus funciones de forma adecuada. Un claro ejemplo de disbiosis a destacar, por su importancia y frecuencia, es la producida por los antibióticos a nivel digestivo. El tratamiento antibiótico puede producir diarrea hasta en un 20% de casos por este mecanismo (dependiendo del tipo de antimicrobiano utilizado y de la vía y duración de su administración). Este hecho puede entrañar mayor severidad cuando existe implicación de microorganismos como el Clostridium difficile (especialmente en ámbitos hospitalarios). Desde hace años, ha cobrado especial relevancia, tanto desde el punto de vista preventivo como del tratamiento de patologías, el conocimiento y el mantenimiento o recuperación de la microbiota. Estudios de secuenciación de ácidos nucleicos han permitido sustituir los antiguos cultivos de microorganismos, permitiendo conocer cada vez más y mejor la composición de la microbiota y su relación con ciertas patologías. En este sentido, son cada vez más las que han sido relacionadas con la alteración de la microbiota. En muchos casos, desconocemos si sus cambios son causa o consecuencia de la enfermedad, pero queda clara la necesidad de buscar soluciones que corrijan dicha disbiosis. Uno de los microbiomas mejor estudiados es el digestivo, que es también el que cuenta con mayor biodiversidad. Distintos autores establecen una relación con el sistema nervioso central mediante un eje intestino-cerebro; un sistema de comunicación neurohumoral bidireccional que permite relacionar las disbiosis en el aparato digestivo con patologías neuropsiquiátricas. La microbiota es el conjunto de microorganismos que habitan la piel y las mucosas de nuestro organismo. La superficie de la luz intestinal contiene billones de microorganismos vivos en un número equivalente a unas 10 veces el de las células que componen una persona adulta. El aparato digestivo en mayor medida, el árbol respiratorio, la piel o la vagina albergan bacterias, hongos y virus que constituyen, por sí mismos, un tejido complejo con funciones propias y con particularidades entre individuos. La microbiota de un individuo varía a lo largo
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