EL FARMACÉUTICO 8 Ana Cárdeno (Badajoz) La escasez de medicamentos es una cuestión que preocupa -y mucho- a los profesionales farmacéuticos que, día a día, intentan dar el mejor servicio a sus conciudadanos. “Lo que más nos afecta es el bajo precio de los fármacos, que no sólo provoca una reducción en nuestra facturación, sino que nos lleva a dedicar una gran cantidad de tiempo a resolver los graves problemas que esto causa a los pacientes”, asegura Ana desde su farmacia rural en Cabeza la Vaca (Badajoz). Y es que los desabastecimientos -que se producen sobre todo en medicamentos del sistema nervioso, seguidos de los cardiovasculares, digestivos y respiratorios-, suponen una problemática aún sin resolver en España. En este sentido, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF) ha creado el programa Farmahelp, una herramienta digital y gratuita que permite al farmacéutico comunitario contactar con las farmacias de su entorno cuando un paciente necesite algún medicamento y no disponga del mismo. Y es que “no hay que olvidar que los farmacéuticos somos los únicos especialistas del medicamento y, por tanto, nuestra principal tarea es la dispensación activa de fármacos”. Así nos lo cuenta esta experimentada boticaria, que heredó la profesión de su padre al frente de una farmacia de poco más de mil habitantes. “En mi pueblo llevo ya más de siete años, durante los cuales, además de trabajar como farmacéutica comunitaria, he colaborado como profesora de Nutrición en la Universidad Pablo de Olavide, me he unido al Grupo de Nutrición y Digestivo de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), y participo, conjuntamente con nuestro Ayuntamiento, en la elaboración de un Plan de Salud Local”. Inquieta y decidida, lo que más le gusta de su profesión es la enseñanza, es decir, todo ese valor añadido que aporta el farmacéutico con su consejo y la atención personalizada: “Como farmacia rural cada día intentamos poner todo de nuestra parte para que los pacientes puedan solucionar sus problemas de salud”. De hecho, la contribución de los farmacéuticos comunitarios al bienestar de la población no ha hecho más que crecer. “Cada vez más vamos integrándonos en el equipo de salud que rodea al paciente. Sin embargo, esto ha hecho que nuestra carga de trabajo se incremente notablemente”, explica Ana, que considera que la mayor recompensa es el reconocimiento y la valoración por parte del paciente. En su opinión, ampliar servicios es beneficioso para las farmacias, siempre y cuando sean servicios de calidad relacionados con la praxis farmacéutica. De lo que no hay duda es de que “deben ser remunerados, porque las farmacias, además de ser establecimientos sanitarios, son un negocio que debe ser rentable”, señala, y añade que, “desde mi punto de vista, la mejor manera de que la farmacia sea sostenible es hacernos imprescindibles con nuestro trabajo para la Administración”. Ana se muestra positiva de cara al futuro: “Soy optimista, ya que los próximos años vendrán cargados de esfuerzo y sacrificio, pero también liderados por grandes profesionales”. Auténtica enamorada de su profesión, se despide de nosotros con un mensaje de fortaleza: “En lo que respecta a la farmacia rural, seguiremos con la misma dedicación y apoyo a cada uno de nuestros pacientes”. “LA MEJOR MANERA DE QUE LA FARMACIA SEA SOSTENIBLE ES HACERNOS IMPRESCINDIBLES” ¿CÓMO HA EVOLUCIONADO EL PAPEL DEL FARMACÉUTICO? ¿HACIA DÓNDE SE DIRIGE LA FARMACIA COMO ESPACIO DE SALUD? EN ‘A PIE DE CALLE’, SIEMPRE EN CONTACTO DIRECTO CON LOS PROFESIONALES DEL SECTOR, BUSCAMOS RESPUESTA A ÉSTAS Y OTRAS PREGUNTAS CLAVE. A pie de calle
RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=