Progresivamente y al ritmo que le permite la llegada de nuevas presentaciones a las oficinas, los farmacéuticos se revalidan como principales asesores en el uso de probióticos, tomando ventaja en el conocimiento y cuidado de la microbiota. De cara a un mejor manejo de las cepas y sus combinaciones y acertar en los efectos fisiológicos buscados, los tipos de pacientes y sus edades, así como las óptimas condiciones de conservación de estos productos, dentro de su uso más racional y con opción a consultar con la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos (SEPyP), entre otras entidades, cuando surge cualquier duda. En piel, colesterol y peso Los probióticos promueven el correcto funcionamiento del sistema inmunitario, al potenciar la respuesta frente a virus o bacterias, por un lado, y, por el otro, al evitar una respuesta excesiva del sistema inmune, como ocurre con las alergias. Además, existen datos que avalan que los probióticos pueden ayudar a contrarrestar, en alguna medida, problemas como las dermatosis no infecciosas, tales como la rosácea o la psoriasis, cuando la microbiota cutánea se ve perjudicada. Por lo que mejorar dicha microbiota intestinal también se refleja en la piel. Al hilo del Día Mundial del Colesterol, celebrado a mediados de septiembre, los probióticos pueden contribuir a mantener el colesterol en niveles normales, dado que algunas cepas probióticas reducen la absorción de colesterol y contribuyen a la formación de ácidos grasos. De forma que, para anticiparse o combatir la hipercolesterolemia, determinados probióticos pueden convertirse en buenos aliados de la actividad física habitual y las dietas sanas y debidamente suplementadas. Ejemplo de ello es el preparado Lactoflora Colesterol de Stada. En lo tocante a los probióticos y la obesidad y la diabetes, plantean reducciones de los niveles de succinato en sangre, tan característicos de estas enfermedades metabólicas. Tal como se comunica desde entidades adscritas al Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM), ciertas bacterias específicas que actúan como probióticos pueden reducir los citados niveles de ese compuesto en principio secretado por el organismo, pero no nocivo en cantidades elevadas. Se trata de un metabolito testigo de una mala salud metabólica, por lo que probióticos ricos en bacterias consumidoras de succinato pueden contribuir a bajar la inflamación, los niveles glucémicos y, también, la sensibilidad a la insulina. Con la ventaja adicional de que los probióticos hacen posible la monitorización en tiempo real con la vista puesta en la enfermedad de Crohn y el hígado graso no acohólico, además de la diabetes y la obesidad. A distintos grupos de edad Los probióticos también ganan enteros en gastroenterología pediátrica, como ocurre con el uso del probiótico Lactobacillus rhamnosus GG, disponible en varias propuestas comerciales, y su capacidad para reducir la gravedad de la gastroenteritis aguda, para recuperar la flora intestinal y cambiar el curso de los trastornos digestivos. Un innegable alivio para el 14% de los niños con menos de cinco años que experimentan episodios de diarrea, fundamentalmente a causa de virus como norovirus, adenovirus y astrovirus, aunque también por bacterias como Campylobacter jejuni, Salmonella, Aeromonas, Yersinia, Shigella o Escherichia coli. Todo ello según Parapharm Development, compañía nacida este mismo año para el desarrollo de complementos alimenticios dirigidos especialmente a Pediatría. A algo más de un mes de haber conmemorado el Día Mundial de la Menopausia, el pasado 18 de octubre, se tiene presente que una microbiota intestinal sana también contribuye a reducir los signos de la menopausia. Dado que el descenso hormonal afecta a su flora, la división Aquilea de la compañía Uriach incluye desde ahora Aquilea QBiotics Menopausia, producto concebido para ayudar a reequilibrar la microbiota alterada por la disminución de estrógenos y hacer más soportables los signos clásicos de la menopausia. Porque el postbiótico Bifidobacterium lactis BPL1 equilibra la microbiota intestinal y los prebióticos Fructooligosacáridos (FOS) y el Cromo normalizan el metabolismo glucídico y lipídico. A la vez que el lúpulo disminuye los sofocos y la sudoración, mientras que la vitamina B6 reflota el estado de ánimo. Desde similares planteamientos, los probióticos también se proponen ayudar en geriatría. Tal como se sugiere desde los Laboratorios Boiron, los probióticos pueden ser esenciales para un envejecimiento saludable. De cara a revertir en lo posible la inmunosenescencia que hace más vulnerables a los mayores y agrava los estados ya bastante determinados por la cronicidad de las patologías y la polimedicación en muchos casos. También en afecciones graves Recientemente, la microbiota intestinal también ha revelado su importancia en las enfermedades reumáticas autoinmunes, como informó la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), por su vinculación con la enfermedad inflamatoria, la artritis reumatoide, la espondiloartritis, la artritis idiopática juvenil o la artritis psoriásica, cuando dicha microbiota aparece alterada o existe disbiosis. Por lo que los especialistas aconsejan llevar una dieta saludable y controlar factores como el estrés, además de contar con el aceite de oliva, la vitamina D y los ácidos grasos Omega 3, que pueden contribuir a disminuir el dolor, la inflamación en las articulaciones y la rigidez que se produce por las mañanas. Sin restar entidad a patologías tan severas como el cáncer de pulmón, algunos especialistas estiman que su pronóstico podría verse modificado en alguna medida mediante el uso de postbióticos de consorcios bacterianos que mejoren el estado de la microbiota, entendida como segundo cerebro del organismo. Para lo cual 25 centros del país analizan el efecto de Igen-0206, de la suiza Igen Biolab Group, con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer de pulmón no microcítico, en un contexto en el que el reconocimiento del microbioma se analiza como una nueva seña distintiva del cáncer. Sin llegar a la entidad de las enfermedades autoinmunes o las neoplasias de pulmón, y dado que este invierno se prevé que el frío cause un mayor daño debido a la carestía de las calefacciones, los probióticos también se perfilan como una ayuda para cuidar el microbioma y reforzar el sistema inmunitario. Con ese objetivo, ITALFARMACO, SALVAT Y CASEN RECORDATI CAPITALIZAN UN MERCADO PROBIÓTICO IMPARABLE
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