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| 22 el farmacéutico turada, que los farmacéuticos, comosanitarios, podríamos creer importante que conozcan otros profesionales sanitarios, o incluso el propio paciente. Enotros países, han superado las barreras para permitir el accesoal historial clínicoelectrónico, resolviéndolo de distintas maneras. Es funda- mental que, sobre todo, cumpla el estándar de interoperabilidad, que sea con dencial y que permita trazabilidad de accesos, y que pueda adaptarse su acceso al trabajo en la farmacia. Necesita ser intuitivo. A su vez, los farmacéuti- cos que ya acceden requieren formación en su manejo.Tienequepermitirel análisisdedatosy, especialmente, ha de facilitar nuevosmodelos de negocio, que posibiliten la remuneración a la farmacia comunitaria, también a través de servicios, incluso los puramente digitales (el servicio más obvio puede ser la vacunación: ¿cómo podemos aspirar a vacunar sin poder registrar lavacunación, oconocerpreviamente si el paciente no es buen candidato a recibirla, como por otro lado sucede con cualquier otro medicamento que ya estamos dispensando prácticamente a ciegas?) Porotro lado, lanormativadeproteccióndeda- tos europea ya faculta al paciente aque facilite el accesoal profesional sanitariodesuelección. Esto incluye a los farmacéuticos. Si bien, por una cuestión de di cultad técnica, todavía no se ha establecido un sistema que lo permita con facilidad y de acuerdo con las condiciones a las que me refería anteriormente. Es decir, la Ley de Protección de Datos para nosotros, en este sentido, es una oportunidad. En todo el mundo, el acceso completo a la historiaclínicacompletaporpartede los farma- céuticos comunitarios esunaexcepcióny sólo, según un estudio de la FIP de 2019, se permite enun4%de losde lospaíses. Enun45%, tienen acceso a partes concretas del historial clínico. Es el caso de España, donde podemos ver la medicación activa. En el 9%, tienen acceso a un resumen estructurado de la historia clínica electrónica;mientrasqueenmásdeun30%no tienen acceso a ella de ninguna manera. Sobre la capacidad de introducir datos en esta historia clínica electrónica, aquellos países que tienen acceso, al menos, a partes del historial clínico, en un 35% pueden introducir datos que sean relevantes y en el 65% no tienen capacidad alguna. Nopuedo imaginarmecualquier otroprofesio- nal que trabaje sin la adecuada información, incluso para aspectos que son básicos de nuestro ejercicio. Como profesión, debemos exigir anuestroreguladorquenospermitausar las herramientas necesarias para ofrecer más valor al sistema y pacientes, y la historia clínica electrónica es una de ellas. La digitalización en las farmacias co- munitarias y los nuevos servicios pro- fesionales: ¿A qué tenemos miedo? “Amínomegusta, yonoloapoyo,peroes inevita- ble” . Siempre empiezo y terminomis interven- ciones, en las que debo reconocer que a veces me suelen caer bastantes palos, tanto porque megustaquehagamos autoanálisis y autocrí- tica demanera abrupta, como porque el tema tiene muchas aristas que algunos se niegan a asumir. El cambioy lacapacidaddeadaptación son inherentes a todos los sectores, a todas las profesiones. Siempre tenemos tendencia a pensar que la farmacia es y será necesaria y de ello deducimos que, por tanto, nada debe cambiar. Pensar que la tecnología sustituye a las personas y le resta“esencia”a la farmacia es como pensar que lo suyo es usar el caballo en lugar del tren. Los pacientes quieren ir en tren (o en avión) y si no entendemos que debemos adaptarnos a una sociedad que, antes de la pandemia, aumentaba el usode las redes para todo (to-do) aun ritmosuperior al 200%anual, para llegar a superar el 400% en la pandemia, nos vamos a convertir en algo que no nos gusta, porqueel trennosvaapasarpor encima. Ruegoal lectorquenocaigaen ladicotomía; no se trata de hacer lo que los pacientes quieran, se trata de detectar sus nuevas necesidades y modos de vida para darle soluciones. Esto es opinable en el caso del paciente “2.0”, que ya es 5.0, pero estaremos de acuerdo en que esto es incuestionableenel casodepacientes como los dependientes. Por ejemplo, el servicio que espuriamente se intenta usurpar a la farmacia comunitaria, el del sector sociosanitario (las residencias), presenta un per l de paciente cambiado con respecto al de hace tan solo unosaños. Ahorahablamosdeciudadanosque VIVEN en las residencias, ciudadanos que exi- gen que se les trate demanera individualizada y que tienen los mismos derechos que el resto de la población a elegir qué servicio sanitario se les presta, también el servicio de farmacia. Este servicionopuede ser impuestoa ser dado desdeunhospital comosepretendeenalgunas comunidades, tampoco debe ser designado por un concepto antediluviano basado exclu- sivamente en distancias, debe centrarse en la excelencia e inmediatez del servicio; en la libertaddeeleccióndel servicio.Todoestosolo puede hacerse con el usode tecnología, con el uso, por ejemplo, de SPD permanentemente conectados a la farmacia, con reconocimiento facial para aportar información sobre el estado de ánimo del paciente, incluso por su tono de voz y que se anticipa a posibles problemas de adherencia por detectar que se acercan fechas concretas como vacaciones, cumpleaños de familiares. Estas herramientas, que son ya una realidad, permiten dar una asistencia de ma- nera individualizada, reproducible y trazable. Pretendoqueesteartículo lesirvaal profesional Rubén Martín Farmacéutico comunitario Consultor y docente

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