ESPECIAL COVID-19: UN AÑO DESPUÉS

| 16 gestión poder detectar todos los casos. Lo que al principio se vio como una reacción exagerada, al final ha sido un salvavidas para un país que cuenta con una alta densidad de población y con núcleos urbanos masificados. A 27 de enero de 2021, Vietnam solo había registrado 1.551 casos y 35 muertes. Nueva Zelanda. En las antípodas, Nueva Zelanda también ha tenido un buen desempeño en el control de la pandemia. Lo ha hecho de manera “dura y rápida” ( go hard, go early) , pero le ha servido para estar dos meses sin contagios, desde noviembre hasta enero de 2021, cuando se ha detectado un caso de la cepa sudafricana. En el país se cerraron fronteras rápidamente, hubo medidas estrictas de cierres, cuarentenas tras salir del país, pero principalmente se apostó por la elaboración de una gran cantidad de test entre una población concienciada. En agosto se detectó un brote en la capital, Auckland, los primeros casos de transmisión local en 100 días. Al día siguiente, el gobierno puso en fase 3 a la ciudad, lo que supuso restricciones en las reuniones, se impuso el teletrabajo y se cerraron centros como gimnasios, piscinas, museos o mercados. En este tiempo, el país ha registrado 2.295 casos, y tan solo 25 muertes. De hecho, dato intere- sante, Nueva Zelanda ha conseguido reducir la mortalidad en 2020. Corea del Sur. Corea del Sur también ha tenido en común con Nue- va Zelanda la apuesta por la realización de muchos tests, lo que le permitió, en la primera ola, evitar el confinamiento de su población. Según el estudio llevado a cabo por JongeunYou , de la Universidad de Colorado Denver (EE UU), los motivos del éxito del país asiático se encontrarían en el éxito de los planes nacionales de enfermedades infecciosas, pero también en la correcta colaboración con el sector privado, un sistema sanitario adaptable, una buena campaña de comunicación por parte del gobierno y un riguroso rastreo de los contactos de pacientes de Covid-19. Además, la estructura homo- génea del país y de la sociedad hizo que las medidas establecidas tuvieran un mayor cumplimiento, como también la apuesta por la tecnología en el control de la misma. Japón. El país del sol naciente está viviendo la tercera ola del coronavirus de una manera más grave que las otras dos olas. Sin embargo, el Gobierno del país no ha llevado a cabo medidas res- trictivas que pudiesen dañar a la economía, al igual que tampoco ha optado en ningún momento por el confinamiento domiciliario de la ciudadanía. Las autoridades del país han puesto el énfasis en recomendaciones a la ciudadanía y a las empresas, además de restricciones a los viajeros que llegan al país. En definitiva, los paí- ses asiáticos, en general, parece que han sabido contener mejor la expansión del virus. El éxito puede residir en la mentalidad oriental, en la que el colectivo prima por encima del individuo, la confianza hacia las autoridades y el gobierno, o en el simple hecho de que la mascarilla ya formaba parte de la vida de millones de personas antes de que el coronavirus apareciese. África A diferencia de lo que se podía esperar en un principio, la pandemia en África no ha tenido lamagnitud que ha alcanzado en continentes como Europa o América. El coronavirus podía ser mortal para un continente que, en términos generales, cuenta con débiles, mal financiados y sobrecargados sistemas de salud. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. A finales de septiembre, cuando el mundo superaba el millón de muertos oficiales por Covid-19, África solo reportaba 35.954 de estas defunciones. Tal y como señalan Kevin Marsh , profesor de Medicina Tropical de la Universidad de Oxford , y Moses Alobo , gerente de programa para Grandes Desafíos de África de la Academia Africana de Ciencias , los motivos de este menor impacto pueden ser diferentes. Pese a que en algunos países sí que ha habido una elevada transmisión, la mortalidad ha sido menor que en nuestro continente. Esto, por una parte, podría deberse a que la media de edad de la población africana es menor. Y, como se sabe, el coronavirus afecta más gra- vemente a personas de mayor edad. Además de cuestionar la fiabilidad de los datos y los registros que se tienen, los académicos también valoran otras opciones plausi- bles como puede ser la diferencia climática. Las altas temperaturas y la humedad de algunas zonas del continente podrían ayudar a una menor transmisión del virus. Asimismo, también inmunidad preexistente, factores genéticos o diferencias de comportamiento podrían haber afectado a la menor propagación del virus. Senegal. Senegal ha sido uno de los países que ha recibido la feli- citación por parte de la OMS por su gestión de la pandemia. En este país, las autoridades cerraron las fronteras con antelación, tan solo días después de registrarse los primeros casos. Se cerraron, además, colegios, mezquitas y se impuso el toque de quedar nocturno. Y no solo eso, en un país que se suele encontrar en la parte más baja de las estadísticas en los índices de desarrollo humano y económico, el Gobierno aisló a los posibles con- tactos de casos positivos en hoteles. Sudáfrica. A finales de 2020, Sud- áfrica se ponía en el punto de mira mundial por la aparición de una nueva variante de coronavirus surgida en sus fronteras. Es cono- cida como 501.V2 y la identificó un equipo de genetistas liderado por la Plataforma de Secuenciación e Innovación en Investigación de Kwazulu-Natal (Krisp). Parece que esta nueva variante es la causante de la segunda ola en Sudáfrica y en el continente africano. No obstante, todo apunta a que es un 70% más contagiosa. Solo en el mes de di- ciembre, la tasa de infección se du- plicó en el país. Aproximadamente, ÁFRICA País Casos Casos 100.000 hab Muertes Muertes 100.000 hab Sudáfrica 1.423.578 2.463,81 41.797 72,34 Marruecos 467.493 1.297,54 8.187 22,72 Túnez 200.662 1.735,05 6.370 55,08 Egipto 163.129 165,74 9.067 9,21 Etiopía 134.569 123,20 2.075 1,9 Nigeria 124.299 63,46 1.522 0,78 Libia 116.064 1.737,86 1.802 26,98 Argerlia 106.097 251,25 2.871 6,8 Kenia 100.323 195,21 175 3,41 Ghana 62.751 210,81 377 1,27 Datos: 27/01/2021. Fuente: Universidad Johns Hopkins

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