IMFarmacias_101

D espués de la exposición solar ve- raniega, que generalmente deja nuestra piel dañada y castigada, y de someter al organismo a altas temperaturas, la época invernal puede ser un buen momento para dedicarnos al cuidado y a la recuperación de la piel tras los excesos del verano. Es importante tener en cuenta que no sólo el frío afecta a la epidermis, sino también el efecto de las calefacciones. El frío puede aumentar la pérdida transepi- dérmica de agua, y de estemodo aumentar la deshidrataciónde la piel, loque provoca tam- bién envejecimiento. Otro aspecto a tener en cuenta cuando llega la estación invernal, además de cuidar nuestra hidratación, es la recomendación de seguir utilizando fotopro- tectores, ya que los daños de las radiaciones solares no dejan de perjudicar a nuestra piel, aunque no resulten tan evidentes. Zonas delicadas Del mismo modo que nos protegemos del frío utilizando ropa de abrigo adecuada, la piel de nuestro rostro sufre los efectos de las bajas temperaturas, por lo que debemos protegerla. En invierno, el frío provoca al- teraciones en la barrera hidrolipídica de la piel, por lo cual se produce deshidratación cutánea. Las cremas hidratantes actúan sobre nuestra piel creando un efecto barrera que impide la pérdida de hidratación. Por eso durante la estación invernal es recomenda- ble aplicar cremas hidratantes que tengan una composición más rica que el resto del año, para aumentar la protección y proteger nuestro rostro de agentes irritantes externos. Dentro de la cara merecen especial atención los labios, una zona muy delicada que sufre de manera más intensa los efectos del frío. En invierno, es muy fácil que los labios se resequen, se agrieten e incluso lleguen a formarse pequeñas heridas. Por eso es muy importante tenerlos bien hidratados, siendo recomendable aplicar algún bálsa- mo labial con acción protectora. Tampoco debemos olvidarnos de protegerlos de la radiación ultravioleta. El frío, el viento y los cambios bruscos de tem- peratura dejan la piel del rostro debilitada frente a los agentes externos. Esto provoca la pérdida de agua y la deshidratación, que puede traducirse en esa sensación de tiran- tez, e incluso en el caso de las pieles más delicadas la aparición de rojeces y eccemas en determinadas rosas zonas del rostro. Por otro lado, la falta de vitaminas y de agua que sufre nuestro rostro a causa del frío provoca falta de luminosidad, y un efecto apagado que suele caracterizar a la piel en invierno. Rutinas de cuidado En todas las épocas del año es necesario esta- blecer y cumplir unas rutinas de cuidado para nuestro rostro, una zona especialmente sen- sible porque siempre se encuentra expuesta a todo tipo de agentes atmosféricos, por lo tanto es más propensa al envejecimiento. Siempre hablamos de la importancia de pro- teger nuestra piel de las radiaciones solares en todas las épocas del año, pero además en invierno el frío y el viento son dos agentes agresores que es importante tener en cuenta. En primer lugar, debemos prestar atención a la hidratación, y hacerlo en profundidad, y para ello no debemos olvidarnos de beber agua, la principal fuente de hidratación. Quizás sea más difícil acordarse de beber nuestros dos litros de agua diarios debido a que no experimentamos esa sensación de calor, peropodemos sustituirla por infusiones que nos ayudan a calentar el cuerpo, además de hidratarnos. Por otro lado, de manera ex- terna, resulta fundamental utilizar algún tipo de crema, bálsamo o loción que se adapte a las características de nuestra piel y además nos aporte un extra de protección frente a las inclemencias del tiempo. La limpieza es otro aspecto que no debemos olvidar, aunque quizás nos parezca menos NO SÓLO EL FRÍO AFECTA A LA EPIDERMIS, SINO TAMBIÉN EL EFECTO DE LAS CALEFACCIONES EL FRÍO PROVOCA ALTERACIONES EN LA BARRIGA HIDROLIPÍDICA DE LA PIEL Pautas generales de hidratación Acontinuación, se exponen criterios preventivos para ayudar amantener el equilibrio hídrico, evitando la aparición de síntomas relativos a procesos de deshidratación y, por tanto, para mejorar la calidad de vida y la salud de la población general. - Consumir entre 2 y 2,5 litros de líquidos diarios, incluida el agua que proviene de los alimentos y distribuyendo la ingesta a lo largo del día. La sed es una señal que nos avisa que hay que beber líquidos, porque ya tenemos cierto grado de deshidratación. Por tanto, noes saludable“aguantar”sinbeber; al contrario, sedebe beber sin esperar a tener sed. Si se realiza actividad física en ambientes calurosos es necesario aumentar la cantidad de líquido ingerido. - Prestar atención muy especial a las situaciones que puedan favorecer la deshidratación, como el calor y la sequedad ambiental anormalmente elevados. Se desaconseja realizar actividades físicas en las horas centrales de días calurosos, usando excesivas prendas de abrigo, exposición exagerada al sol, etc. - Es conveniente hidratarse antes, durante y después de realizar ejercicio. Cualquier ejercicio físico produce, además de un consumo energético, la eliminación de cierta cantidad de agua y sales minerales. Por tanto, aportar agua y sodio ayuda a reponer las cantidades perdidas a través del sudor, sobre todo si las temperaturas son superiores a 25ºC. - Seguir una dieta variada y equilibrada, rica en frutas y verduras frescas: ciertos alimentos ricos enagua, como son las frutas y verduras, puedenayudar amantener un buen nivel de hidratación. - Las comidas copiosas requieren un aporte suplementario de bebida. Si se realiza una comida abundante, es necesario ingerir una mayor cantidad de líquidos. - Si se realiza algún tipo de dieta pueden variar las necesidades específicas de hidratación. Es conveniente consultar con el médico. - Limitar el consumo de bebidas alcohólicas. Las bebidas alcohólicas no evitan la deshidratación e incluso pueden llegar a empeorarla.

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