"Para resolver los problemas con serenidad y ver las cosas con calma y equilibrio, el cuerpo tiene que fabricar serotonina"

En la sociedad de hoy en día, cada vez son más las personas que sufren de ansiedad, estrés e incluso depresiones, fruto de un ritmo y un estilo de vida cada vez más frenético. Se trata de un problema crecientemente generalizado. Tal y como expone la propia Ana María Lajusticia, esta química y dietista que fundó su propia línea de complementos alimenticios, “para resolver los problemas con sosiego, con serenidad, para ver las cosas con calma y tratarlas con equilibrio, el cuerpo tiene que fabricar serotonina. Ésta se forma a partir de un aminoácido, que por lo tanto se encuentra en las proteínas, que es el triptófano; y con el concurso del magnesio y de la vitamina B6 el cuerpo fabrica la serotonina, que es llamada también la hormona de la felicidad. Se le llama así porque calma la ira, produce sosiego, calma el apetito cuando ya hemos comido, el deseo sexual, y nos proporciona este equilibrio que necesitamos cuando tenemos problemas, para ponerlos en fila como digo yo. Porque si estás con la cabeza revuelta y desasosegada no lo vas a conseguir”.

El triptófano se encuentra fundamentalmente en las proteínas de origen animal, es decir, carnes, lácteos, huevos y pescados. En situaciones normales, con el aporte procedente de dichos alimentos ya sería suficiente, pero ¿qué ocurre cuando estamos cansados, decaídos, apáticos o faltos de concentración? En estos casos se necesita un aporte adicional de triptófano. Tal y como explica Lajusticia, “la costumbre de cenar fruta y verdura para adelgazar no es buena, porque es incompleta. Muchas veces no se duerme bien, porque además de que se necesita el triptófano para formar la serotonina, que da ese sosiego. A partir de la serotonina la glándula pineal forma la melatonina, que es una hormona que nos permite tener un sueño sosegado, tranquilo, levantarnos descansados. Porque si no te levantas en forma vas a estar agitado y desasosegado desde por la mañana, no después de trabajar, sino al comenzar el día. Tiene una gran importancia formar serotonina porque es la madre de la melatonina, así que podríamos decir que el triptófano es el abuelo de la melatonina”.

La OMS ya reconoce que en ciertos países  (básicamente los occidentales, entre los que nos encontramos) el 80% de la población tiene un déficit de magnesio. En Francia ya se reconoce oficialmente que un 75% de la población tiene este déficit. Lajusticia, una abanderada de la causa del magnesio desde sus inicios, y de sus innegables beneficios experimentados en ella misma, afirma que “falta magnesio porque estamos abonando en España desde los años 50 con nitrógeno, fósforo y potasio; y no estamos devolviendo al suelo el magnesio que extraen las cosechas, que se acercan a los 20 kg por hectárea y año. En Francia, Alemania y EEUU sucede desde los años 20, por eso han caído antes que aquí en ese déficit de magnesio. Ciertos laboratorios y ciertos médicos se resisten a esto, porque el magnesio es un producto muy barato que resuelve muchos problemas de una manera muy sencilla. Ese déficit es tan generalizado que ya se escribe sobre esa falta de magnesio en los niños. Muchos niños sanos con convulsiones y espasmos, una falsa epilepsia, hiperactividad, falta de atención, los sufren por falta de magnesio, cuando no es por una enfermedad. Es más, cuando un niño en la cuna se agita durmiendo, mueve la boca, o tiene vómitos o hipo, o bosteza continuamente, son síntomas de déficit de magnesio. Porque la falta de magnesio produce contracturas, impide la relajación de ciertas musculaturas: por eso las contracturas, los calambres, el párpado que baila, y luego las arritmias, cuando el déficit es muy serio, incluso la muerte súbita en los niños, cuando la madre tiene déficit de magnesio”.

En general, el magnesio ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga, y contribuye al  funcionamiento normal del sistema nervioso, a la función psicológica normal y al metabolismo energético normal. (…)

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