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El Síndrome del Intestino Irritable (del inglés Irritable Bowel Syndrome-IBS), es una condición que se manifiesta con diferente intensidad a través de múltiples síntomas, que incluyen dolor y molestias abdominales asociados a hinchazón, diarrea y/o estreñimiento o ambos y trastornos alternados, que varían de una persona a otra y en ...
El Síndrome del Intestino Irritable (del inglés Irritable Bowel Syndrome-IBS), es una condición que se manifiesta con diferente intensidad a través de múltiples síntomas, que incluyen dolor y molestias abdominales asociados a hinchazón, diarrea y/o estreñimiento o ambos y trastornos alternados, que varían de una persona a otra y en algunos casos pueden influir incluso en la calidad de vida.
Este problema, durante mucho tiempo identificado con el término colon irritable, hoy se define con más precisión como Síndrome del Intestino Irritable (SII), para indicar un problema que incumbe no solo al colon sino a todo el intestino. El IBS es un trastorno común en la población europea y se da con mayor frecuencia en mujeres.
Intestino Irritable ¿cómo se manifiesta?
El Síndrome del Intestino Irritable se manifiesta con dolor o molestias abdominales, que pueden estar asociados o no a hinchazón, variaciones en el aspecto de las heces e irregularidad intestinal (estreñimiento, diarrea o una alternancia de ambos). Los síntomas típicos también se identifican a menudo en forma de calambres.
El SII es un trastorno crónico que alterna períodos de agravamiento con fases de remisión y se subdivide, según las molestias más recurrentes, en:
Causas del intestino irritable
Todavía no se sabe con exactitud las causas concretas de este síndrome. La opinión compartida por los expertos es que se trata de un trastorno en el que muchos factores contribuyen a la aparición de los síntomas, también los factores psicológicos que no deben subestimarse, como la ansiedad, el estrés y el nerviosismo.
Una alimentación incorrecta también puede causar este problema. Más allá de la variabilidad de los síntomas derivados de múltiples causas, es importante comprender que los síntomas del IBS se deben en parte a un aumento de la permeabilidad de la mucosa intestinal, que expone las capas inferiores a un contacto con sustancias irritantes normalmente presentes en el intestino, volviéndolo hipersensible.
De hecho, la mucosa intestinal está dotada de una permeabilidad selectiva: permite la entrada de lo que resulta útil, como los nutrientes, y actúa como una barrera frente a las sustancias dañinas, como las bacterias, los parásitos y las toxinas. Si las sustancias dañinas superan la barrera física, se activa la barrera inmunitaria subyacente alimentando una reacción inflamatoria. En estos casos es fundamental proteger la mucosa intestinal alterada.
La dieta y los fármacos sintomáticos (antiespasmódicos, antidiarreicos, laxantes, antidepresivos, etc.) representan el tratamiento clásico. Determinados complejos moleculares adecuadamente extraídos de plantas pueden ser útiles a nivel local, ya que apoyan la función fisiológica de barrera de la mucosa, cuyo desequilibrio se considera una de las causas del intestino irritable.
Pequeños cambios que pueden marcar la diferencia
El Síndrome del Intestino Irritable se puede manifestar de forma diferente. Identificar aquello que funciona mejor para cada uno es la clave para estar mejor. Incluso pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia para mejorar vuestra calidad de vida. Dos de los pilares de un estilo de vida saludable son la dieta y la actividad física.
La dieta: consejos
Las intervenciones de tipo dietético pueden ser muy útiles porque se sabe que algunos alimentos pueden desencadenar los síntomas del IBS. Para elegir bien los alimentos, es necesario escuchar el propio cuerpo y aprender a reconocer los alimentos que pueden ser dañinos para nosotros. De hecho, es importante recordar que la sensibilidad de cada individuo es diferente. Con el tiempo, la persona aprenderá a reconocer y a consumir con moderación los alimentos que pueden desencadenar los síntomas o, incluso, a excluirlos de su dieta. En general, se puede afirmar que una dieta equilibrada y un correcto equilibro hídrico son aconsejables en todos los casos de SII-IBS. Para algunos pacientes es útil:
En los pacientes con IBS a menudo el malestar/dolor depende de una percepción alterada de los gases intestinales, por lo que deberían reducirse al mínimo las sustancias alimentarias que producen los procesos de fermentación.
En especial, algunos hidratos de carbono (FODMAPs - Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles Fermentables) se absorben poco en el intestino y provocan la formación de gases, desencadenando los síntomas del IBS. Para atenuar los síntomas del IBS, puede ser útil moderar o reducir el consumo de estos alimentos. Alimentos pertenecientes a este grupo son:
Actividad física: facilita la función intestinal
Sabemos que es difícil pensar en hacer ejercicio físico cuando no nos encontramos del todo bien, pero el movimiento es un instrumento válido para descargar tensión emocional y para favorecer el proceso de detoxificación. Practicar actividad física con regularidad, al menos 20-30 minutos de paseo, ayuda a reducir el estrés y mejora la funcionalidad intestinal, especialmente en los pacientes que sufren estreñimiento.