El tejido adiposo subcutáneo humano (hSAT) y el tejido adiposo visceral humano (hVAT) afectan a la salud de forma diferente, siendo la acumulación de hVAT más perjudicial en la obesidad. En este contexto, la comunidad científica lleva tiempo para poder responder a por qué los distintos tejidos grasos del cuerpo ...
El tejido adiposo subcutáneo humano (hSAT) y el tejido adiposo visceral humano (hVAT) afectan a la salud de forma diferente, siendo la acumulación de hVAT más perjudicial en la obesidad. En este contexto, la comunidad científica lleva tiempo para poder responder a por qué los distintos tejidos grasos del cuerpo se comportan de manera diferente.
Se sabe desde hace tiempo que la grasa subcutánea (debajo de la piel) y la grasa visceral (alrededor de los órganos internos) funcionan de manera diferente, siendo la grasa visceral más inflamatoria y está más estrechamente relacionada con las enfermedades metabólicas. Estudios anteriores sugirieron que la composición celular de estos tejidos grasos era sorprendentemente similar.
Ahora, un nuevo estudio internacional dirigido por científicos de la Universidad Ben-Gurion del Néguev (Israel) ha analizado las poblaciones de células grasas en varios tejidos adiposos del organismo humano. Se trata de la primera investigación en caracterizar la diversidad de células grasas en los tejidos grasos subcutáneos y viscerales.
Los hallazgos, publicados en 'Nature Genetics', proporcionan una visión de alta resolución de la contribución de la composición celular, la diferenciación y los patrones de comunicación intercelular a las diferencias en los depósitos de grasa humanos.
Los científicos utilzaron una tecnología innovadora para identificar subpoblaciones únicas de células grasas, con funciones previstas más complejas que las conocidas anteriormente, e incluso detectaron diferencias entre los tejidos grasos humanos en la comunicación intercelular.
La tecnología se basa en la unión de un "código de barras" único y específico de cada célula a las moléculas de ARN que se originan en cada célula. De este modo, se codifican simultáneamente miles de células que componen el tejido, lo que permite detectar células que contienen subconjuntos similares de moléculas de ARN, que pertenecen al mismo tipo celular, y células con subconjuntos distintos de moléculas de ARN, que pertenecen a diferentes tipos celulares. La aplicación de la tecnología a muestras de tejido adiposo obtenidas de donantes permitió identificar tipos conocidos de células que componen el tejido, como células grasas, células de los vasos sanguíneos, células del sistema inmunológico y, sorprendentemente, también subtipos no caracterizados anteriormente.
"La diversidad de células grasas en los diferentes tejidos grasos de los seres humanos es más compleja, interesante y sorprendente de lo que pensábamos hasta ahora. Por ejemplo, además de las células grasas (adipocitos) 'clásicas', hemos descubierto subpoblaciones de adipocitos, caracterizadas aquí por primera vez, que expresan moléculas de ARN que indican funciones únicas, como la regulación de los procesos inflamatorios, la formación de vasos sanguíneos, la deposición de proteínas extracelulares y la cicatrización (fibrosis)", explicó el profesor Yeger-Lotem, del Departamento de Bioquímica Clínica y Farmacología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Ben-Gurion del Néguev.
El hallazgo de estos investigadores se sustenta en que la prevalencia de las células grasas únicas identificadas está relacionada con las complicaciones metabólicas de la obesidad: su proporción relativa en el tejido es mayor cuanto más grave es la resistencia a la insulina. "No se trata solo de almacenar energía: estas células desempeñan un papel mucho más importante en la salud humana de lo que jamás nos habíamos imaginado", señaló el prof. Yeger-Lotem.
"Si resulta que la prevalencia de células grasas únicas también predice el grado de riesgo personal de desarrollar futuras complicaciones de la obesidad y/o puede predecir la respuesta individual al tratamiento, los hallazgos pueden tener una gran importancia en la búsqueda de un tratamiento más personalizado para la obesidad. Para ello, ya estamos trabajando en el desarrollo de herramientas que puedan aplicar nuestros hallazgos a la medicina clínica, por ejemplo, desarrollando exámenes microscópicos del tejido adiposo e identificando células grasas únicas por parte de un patólogo clínico", indicó, por su parte, el prof. Assaf Rudich, del Departamento de Bioquímica Clínica y Farmacología de la citada Universidad.
En definitiva, los hallazgos de estos investigadores resaltan que la función del tejido graso está determinada no sólo por los tipos de células, sino también por redes de señalización complejas, lo que podría ser otra clave para comprender las enfermedades relacionadas con la obesidad.