Se sabe que la inflamación articular es la manifestación extraintestinal más frecuente de la enfermedad de Crohn (EC) e incluye tanto la espondiloartritis axial (EspA-AxEC) como la periférica (EspA-pEC). La enfermedad de Crohn está considerada un trastorno autoinmune que provoca síntomas como diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso y fatiga. Hasta un ...
Se sabe que la inflamación articular es la manifestación extraintestinal más frecuente de la enfermedad de Crohn (EC) e incluye tanto la espondiloartritis axial (EspA-AxEC) como la periférica (EspA-pEC). La enfermedad de Crohn está considerada un trastorno autoinmune que provoca síntomas como diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso y fatiga. Hasta un tercio de los pacientes pueden sufrir inflamación de las articulaciones.
Sin embargo, "los médicos no tienen una buena comprensión de por qué sucede esto y cómo tratarlo", según el director del Centro Jill Roberts para la Enfermedad Inflamatoria Intestinal en Weill Cornell Medicine y NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center, Dr. Randy Longman, quien, además, es autor principal de un estudio que demuestra que la microbiota intestinal de las personas con enfermedad de Crohn y espondiloartritis axial difiere de la de otros afectados por dicha patología.
El revestimiento intestinal actúa como una barrera que mantiene las bacterias confinadas en los intestinos. En las personas con enfermedad de Crohn y espondiloartritis, esta barrera puede verse comprometida y provocar respuestas de las células inmunitarias a bacterias intestinales específicas asociadas con la inflamación de las articulaciones.
Para explorar qué bacterias intestinales podrían estar vinculadas a la inflamación de las articulaciones en la enfermedad de Crohn, el Dr. Longman y su equipo analizaron muestras de heces no identificadas de 106 personas reclutadas en el Centro Jill Roberts para la Enfermedad Inflamatoria Intestinal. Las muestras procedían de 44 participantes con enfermedad de Crohn sin inflamación articular, 39 con enfermedad de Crohn y espondiloartritis periférica, 14 con enfermedad de Crohn y espondiloartritis axial y nueve controles sanos.
Precisamente, en el estudio, publicado en la revista 'Gut Microbes', se apunta a la bacteria Mediterraneibacter gnavus como un posible biomarcador en estos casos. Y es que se detectó que el recubrimiento de IgG de M. gnavus estaba presente en el 33% de los participantes con enfermedad de Crohn y espondiloartritis periférica y en el 29% con enfermedad de Crohn y espondiloartritis axial, frente al 11% en la enfermedad de Crohn sin inflamación y en los controles sanos.
"El M. gnavus tiene muchos epítopos, que son partes de la bacteria que el sistema inmunológico puede reconocer y a las que puede reaccionar", explicó el Dr. Longman.
Los investigadores también descubrieron que los participantes con enfermedad de Crohn sin inflamación articular y con enfermedad de Crohn y espondiloartritis periférica tenían bacterias intestinales distintas a las de los controles sanos. Además, las bacterias intestinales de los individuos con enfermedad de Crohn y espondiloartritis axial eran distintas a las de los participantes con enfermedad de Crohn y espondiloartritis periférica.
El estudio también plantea la posibilidad de que pueda haber un vínculo causal entre la microbiota intestinal y las respuestas de las células inmunitarias que regulan la inflamación, pero sus autores consideran que es necesario realizar más investigaciones.
"Las investigaciones futuras pueden identificar qué epítopo es responsable de provocar una respuesta inmunológica para que los científicos puedan identificar y modificar esta respuesta como un posible tratamiento", concluyó el Dr. Longman.