Problemas que puede provocar una mala digestión

¿Te ha pasado que, después de comer, tu estómago se convierte en un campo de batalla? Hinchazón, gases, dolor… ¡Es como si la comida decidiera rebelarse! Y es que la digestión es ese proceso silencioso que, cuando funciona bien, ni lo notamos. Pero cuando falla, puede ser una verdadera pesadilla con consecuencias que van más allá de unas horas de incomodidad.

03/03/2025

¿Te ha pasado que, después de comer, tu estómago se convierte en un campo de batalla? Hinchazón, gases, dolor… ¡Es como si la comida decidiera rebelarse! Y es que la digestión es ese proceso silencioso que, cuando funciona bien, ni lo notamos. Pero cuando falla, puede ser una verdadera pesadilla ...

¿Te ha pasado que, después de comer, tu estómago se convierte en un campo de batalla? Hinchazón, gases, dolor… ¡Es como si la comida decidiera rebelarse! Y es que la digestión es ese proceso silencioso que, cuando funciona bien, ni lo notamos. Pero cuando falla, puede ser una verdadera pesadilla con consecuencias que van más allá de unas horas de incomodidad.

Por eso, en este artículo, vamos a descubrir qué ocurre cuando las etapas de la digestión no funcionan como deberían y cómo podemos evitar que nos juegue malas pasadas. ¡Sigue leyendo!

Problemas comunes que puede provocar una mala digestión

Gastroparesia

Imagina que tu estómago decide trabajar a cámara lenta. Pues eso es la gastroparesia: un retraso en el vaciado gástrico que provoca náuseas, vómitos y una sensación de saciedad exagerada incluso con pocos bocados. ¿La causa? A menudo, daños en el nervio vago, responsable de coordinar los movimientos estomacales. Además, las personas con diabetes o quienes han tenido cirugías abdominales son más propensas a desarrollarla.

Pero, lo peor no son solo los síntomas inmediatos. A largo plazo, puede llevar a deshidratación grave, desnutrición e incluso formar bezoares (masas sólidas de comida no digerida que obstruyen el estómago). Y, ¡ojo! Algunos medicamentos como los opioides o antidepresivos pueden empeorar el cuadro.

Malabsorción

¿Sabías que puedes comer bien y aún así sufrir deficiencias nutricionales? Si, así como has leído. La malabsorción ocurre cuando el intestino no absorbe correctamente vitaminas, minerales o grasas. Los síntomas son claros: diarreas crónicas, heces grasosas y malolientes (¡sí, como aceite rancio!), pérdida de peso inexplicable y hasta anemia.

Este problema suele esconderse detrás de enfermedades como la celiaquía o la enfermedad de Crohn. Por ejemplo, en la celiaquía, el gluten daña las vellosidades intestinales, impidiendo la absorción de nutrientes. Si no se trata, puede derivar en osteoporosis, retraso del crecimiento en niños o incluso trastornos neurológicos por falta de vitaminas B12 o D.

Reflujo gastroesofágico (ERGE)

¿Esa sensación de ardor que sube hasta la garganta después de una pizza? Es el reflujo, y cuando se vuelve crónico, se convierte en ERGE. De hecho, el 20% de los occidentales lo padecemos. Y no, no es solo acidez; el ácido estomacal daña el esófago, causando inflamación, úlceras y hasta cambios precancerosos si no se controla.

Curiosamente, factores como la obesidad, el embarazo o comer antes de dormir lo agravan. Y aunque los antiácidos ayudan, a largo plazo se necesita cambiar hábitos como: reducir porciones, evitar picantes y grasas, y ¡nada de tumbarse tras comer!.  

Enfermedades inflamatorias intestinales

La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa son como incendios en el intestino. Dolor abdominal intenso, diarreas con sangre, fatiga extrema… Son patologías autoinmunes donde el cuerpo ataca por error al sistema digestivo. De esto, lo más frustrante es su imprevisibilidad: puede haber días buenos y de repente, tener una crisis que limitan hasta las actividades más simples.

Además de los síntomas físicos, impactan emocionalmente. Muchos pacientes evitan salir por miedo a no encontrar un baño a tiempo, lo cual afecta su vida social y laboral. Y aunque no tienen cura, tratamientos como fármacos inmunomoduladores o cirugía pueden devolver cierta normalidad.

¡Tu digestión es tu termómetro de salud!

Como ves, una mala digestión es como una alarma que tu cuerpo activa para decirte: "¡Algo no va bien!". E ignorarla puede llevar a complicaciones graves, pero la buena noticia es que muchos problemas tienen solución con un diagnóstico temprano y cambios en el estilo de vida. ¿La clave? Observar tus síntomas, reducir el estrés y, sobre todo, no normalizar el malestar.

Autor: IM Farmacias
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