Las alergias alimentarias se producen cuando el organismo confunde una proteína de un alimento con otra proteína peligrosa y desencadena una respuesta inmunitaria para atacarla. Esta respuesta inmunitaria se presenta en forma de un anticuerpo llamado inmunoglobulina E, o IgE, que se presenta en diversas variedades según la proteína que ...
Las alergias alimentarias se producen cuando el organismo confunde una proteína de un alimento con otra proteína peligrosa y desencadena una respuesta inmunitaria para atacarla. Esta respuesta inmunitaria se presenta en forma de un anticuerpo llamado inmunoglobulina E, o IgE, que se presenta en diversas variedades según la proteína que cause problemas.
Hasta la fecha, poco se sabe sobre el papel de la microbiota intestinal neonatal en la patobiología de las alergias alimentarias que se desarrollan en la primera infancia. Conscientes de ello, un grupo de investigadores del Centro RIKEN de Ciencias Médicas Integrales, reconocida institución de investigación en Japón, aborda esta asociación entre la microbiota intestinal y los enterotipos con el desarrollo de sensibilidad y alergia alimentaria.
Para este trabajo, se analizaron datos sobre las bacterias intestinales de dos grupos separados de niños japoneses durante siete años, a partir del nacimiento. Uno era un grupo de alto riesgo de 270 niños de familias con antecedentes de alergias. El otro era un grupo de 245 niños de un estudio anterior diseñado para probar tratamientos para las alergias.
Biomarcadores y alergias alimentarias
El estudio analizó los niveles de IgE específicos de la leche, el maní, la clara de huevo y el trigo en la sangre desde un año después del nacimiento hasta que los niños cumplieron siete años. Al mismo tiempo, también se recopilaron datos de la microbiota intestinal, a partir de una semana después del nacimiento. Al analizar ambos, el equipo esperaba encontrar biomarcadores predecibles de la microbiota intestinal para la sensibilización y las alergias alimentarias.
El primer hallazgo fue que, de todos los puntos temporales a lo largo del período de siete años, la microbiota intestinal presente un mes después del nacimiento era la que estaba más relacionada con los niveles de IgE específicos de los alimentos en la sangre, incluso cuando los niños tenían siete años. "Sabemos que el período neonatal temprano es crítico para el desarrollo del sistema inmunológico", según Hiroshi Ohno, responsable del estudio. "Nuestros resultados lo enfatizan, mostrando que el tipo de bacterias en el intestino en este momento crítico es el mejor para predecir las respuestas inmunológicas a los alimentos siete años después".
El análisis separó la microbiota en grupos que cambiaron con el tiempo. Centrándose en los tres tipos de bacterias que dominaban los microbiomas infantiles un mes después del nacimiento, los investigadores detectaron que los bebés con microbiomas de tipo 3, predominantemente de Bifidobacterium , tenían significativamente menos probabilidades de desarrollar sensibilización alimentaria a las claras de huevo que aquellos con microbiomas dominados por una de las otras categorías de bacterias. Esta fue también la tendencia en las reacciones alérgicas a las claras de huevo más adelante en la vida.
"Descubrimos que esta microbiota se correlaciona con los niveles séricos de IgE específicos de los alérgenos alimentarios, y que la intervención con Bifidobacterium durante la infancia podría ayudar a prevenir alergias alimentarias posteriores, especialmente en los bebés que son los que corren mayor riesgo", indicó el prof. Ohno.
En conclusión, este estudio constata la estrecha relación de estos factores clínicos con el entorno intestinal y el desarrollo de la sensibilización y la alergia alimentarias.