El sistema nervioso trabaja más rápido que cualquiera de las células inmunitarias, en el microambiente tumoral, lo que permite que los tumores se comuniquen y remodelen más rápidamente su entorno para promover su crecimiento y supervivencia, según se constata en un reciente estudio del Centro médico Irving de la Universidad ...
El sistema nervioso trabaja más rápido que cualquiera de las células inmunitarias, en el microambiente tumoral, lo que permite que los tumores se comuniquen y remodelen más rápidamente su entorno para promover su crecimiento y supervivencia, según se constata en un reciente estudio del Centro médico Irving de la Universidad de Columbia (EEUU).
Según los resultados de este trabajo, publicado en 'Nature', el cableado de las neuronas con las células cancerosas también sugiere que el cáncer puede disponer de un mecanismo particularmente rápido para estimular el crecimiento."Sabemos que muchos cánceres explotan las neuronas cercanas para impulsar su crecimiento, pero fuera de los cánceres en el cerebro, estas interacciones se han atribuido a la secreción de factores de crecimiento en general o a través de efectos indirectos", explicó Timothy Wang , profesor de Medicina Silberberg en el Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia.
Los nervios pueden marcar la pauta
"Ahora hemos podido comprobar que la comunicación entre ambos es más directa y eléctrica. Los nervios son un regulador maestro poco apreciado del crecimiento y la regeneración normales en los animales. Sabemos que cuando se forman órganos durante el desarrollo, los nervios marcan la pauta. Desde ese punto de vista, no era de extrañar que los nervios también impulsaran el crecimiento de tumores", agregó este investigador.
Los investigadores se centraron en el nervio vago, al contener muchos tipos diferentes de neuronas, deteniéndose, en concreto, en las neuronas sensoriales, que reaccionan con mayor intensidad a la presencia de cáncer de estómago en ratones. Los autores del trabajo pudieron observar cómo algunas de estas neuronas sensoriales se extendieron hasta el interior de los tumores estomacales en respuesta a una proteína liberada por las células cancerosas llamada factor de crecimiento nervioso (NGF), que atrajo a las células cancerosas hacia las neuronas.
Después de establecer esta conexión, los tumores enviaron señales a los nervios sensoriales para que liberaran el péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP), lo que indujo señales eléctricas en el tumor. "No hay duda de que las neuronas crean un circuito eléctrico con las células cancerosas", según el prof. Wang. "Es una respuesta más lenta que una sinapsis típica entre nervio y músculo, pero sigue siendo una respuesta eléctrica".
Los investigadores pudieron comprobar la referida actividad eléctrica con imágenes de calcio, una técnica que utiliza marcadores fluorescentes que se iluminan cuando los iones de calcio ingresan a una célula a medida que viaja un impulso eléctrico.
"Hay un circuito que comienza en el tumor, sube hacia el cerebro y luego vuelve a bajar hacia el tumor", explicó el experto Wang. "Es como un circuito de retroalimentación que sigue estimulando el cáncer y promoviendo su crecimiento y propagación".
En el estudio, se pudo observar, además, que los inhibidores de CGRP que se utilizan actualmente para tratar las migrañas, potencialmente, podrían cortocircuitar la conexión eléctrica entre los tumores y las neuronas sensoriales. En concreto, redujeron el tamaño de los tumores en el cáncer de estómago, prolongaron la supervivencia y evitaron que estos se propagaran.
"Basándonos en nuestro análisis de datos de cáncer de estómago de pacientes, creemos que los circuitos que hemos detectado en ratones también se encuentran en los seres humanos y atacarlos podría ser una terapia útil adicional", concluyó el prof. Wang.