Retomar la capacidad de caminar es una parte importante de la recuperación tras un accidente cerebrovascular (ACV). Al respecto, las pautas de 2016 de la Asociación Estadounidense de Accidentes Cerebrovasculares para la rehabilitación y recuperación de accidentes cerebrovasculares en adultos recomiendan que los sobrevivientes de un ACV, según sus posibilidades, ...
Retomar la capacidad de caminar es una parte importante de la recuperación tras un accidente cerebrovascular (ACV). Al respecto, las pautas de 2016 de la Asociación Estadounidense de Accidentes Cerebrovasculares para la rehabilitación y recuperación de accidentes cerebrovasculares en adultos recomiendan que los sobrevivientes de un ACV, según sus posibilidades, participen en terapia cinco días a la semana, durante tres horas, en un centro de rehabilitación.
"Los primeros meses después de un ACV el cerebro tiene la mayor capacidad de cambio,de ahí que el ejercicio estructurado y progresivamente más desafiante, con la ayuda de dispositivos portátiles que brindan información sobre la intensidad, puede ayudar a las personas a mantener niveles de intensidad seguros que son cruciales para la neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro para curarse y adaptarse", según la prof. Janice Eng, especialista en rehabilitación de ACV y profesora del departamento de fisioterapia de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) y coautora de un estudio que va a ser presentado en la Conferencia Internacional sobre Accidentes Cerebrovasculares 2025 de dicha Asociación que se celebra la próxima semana en Los Ángeles.
En el estudio, realizado en 12 unidades de atención a accidentes cerebrovasculares en Canadá, 306 personas fueron admitidas en rehabilitación por accidente cerebrovascular después de un promedio de un mes de haber sufrido un accidente cerebrovascular isquémico (causado por un coágulo) o hemorrágico (hemorragia) . Se les pidió que caminaran durante seis minutos. En ese momento, las personas podían caminar un promedio de 152 metros (498 pies, casi la distancia de dos cuadras promedio de una ciudad).
Los investigadores realizaron un ensayo a ciegas en el que los participantes fueron asignados aleatoriamente a fisioterapia estándar o a un nuevo protocolo. Cabe destacar, además, que utilizaron un nuevo diseño lamado ensayo Step Wedge, aleatorio y ciego realizado en 12 unidades de accidentes cerebrovasculares en Canadá entre 2020 y 2022.
Según el punto de partida de los participantes, el objetivo del protocolo es un mínimo de 30 minutos diarios de actividades de apoyo de peso y caminata que aumentan en intensidad con el tiempo. Los participantes llevaban un reloj de seguimiento de la actividad que medía la frecuencia cardíaca y la cantidad de pasos mientras caminaban, lo que calibraba la intensidad. El nuevo objetivo del protocolo era lograr 2.000 pasos ejercitándo el corazón a una intensidad moderada durante 30 minutos durante las sesiones de fisioterapia cinco días a la semana.
Todos los centros clínicos comenzaron en la fase de control, con 162 participantes recibiendo solo la atención habitual y 144 recibiendo la intervención de caminata de intensidad progresivamente mayor. Las capacidades físicas y cognitivas, y la calidad de vida se midieron al inicio del estudio y al momento del alta, aproximadamente cuatro semanas después. El análisis se ajustó por edad, sexo y tiempo de referencia de la prueba de caminata de seis minutos.
De los principales resultados cabe destacar que la mejora en la prueba de caminata de seis minutos fue aproximadamente 43,6 metros (143 pies) mayor en el grupo de caminata de intensidad progresivamente mayor en comparación con el grupo de atención habitual. Asimismo, el grupo que caminó con una intensidad progresivamente mayor mejoró significativamente las medidas de calidad de vida, el equilibrio, la movilidad y la velocidad de la marcha.
Al integrar 30 minutos diarios de ejercicio de caminata progresiva en la rehabilitación estándar del accidente cerebrovascular (30 a 60 minutos de fisioterapia cinco días a la semana), los pacientes con accidente cerebrovascular tuvieron una mejora mensurable en su calidad de vida y movilidad al momento del alta hospitalaria, en comparación con un grupo de control.
"El mayor avance de este estudio fue que capacitamos a todos los terapeutas de primera línea en las unidades de accidentes cerebrovasculares de los 12 centros. Los terapeutas completaron la evaluación de seguridad y garantizaron la elegibilidad de los participantes para este protocolo. Quedaría por analizar qué sucedería si moviéramos este protocolo a la práctica estándar de atención para que todos los terapeutas y todos los participantes pudieran seguirlo", concluyó la prof. Eng.