Me gustaría comenzar este espacio para la reflexión con un hecho. Desde 1901, el Premio Nobel de Química se ha otorgado a 195 personas. Sin embargo, solo ocho han sido mujeres. Entre ellas, destaco a las famosísimas científicas Marie Curie (galardonada en 1911) y Carolyn Bertozzi (quien lo ganó en ...
Me gustaría comenzar este espacio para la reflexión con un hecho. Desde 1901, el Premio Nobel de Química se ha otorgado a 195 personas. Sin embargo, solo ocho han sido mujeres. Entre ellas, destaco a las famosísimas científicas Marie Curie (galardonada en 1911) y Carolyn Bertozzi (quien lo ganó en 2022).
A lo largo de la historia, las mujeres hemos tenido que luchar por abrirnos paso en lugares que se nos habían negado, demostrando nuestra capacidad y talento. Pero, aunque se han producido avances, la batalla por el reconocimiento y la igualdad sigue siendo una asignatura pendiente en muchos ámbitos. Así, los Premios Nobel recibidos por esas ocho mujeres son un excelente punto de partida para reflexionar sobre el papel de las mujeres en un ámbito que me atañe a mí directamente: el sector de la ciencia y la salud y, más concretamente, el liderazgo en el sector farmacéutico.
El acceso de la mujer a cargos de responsabilidad y mando es la punta del iceberg. Bien es cierto que se ha conseguido una mayor presencia en la alta dirección en los últimos años, pero todavía son pocas las mujeres que forman parte de los consejos de administración. Sin ir más lejos, uno de los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) (dato de 2023) afirmaba que las mujeres ocupan el 37,5% de los puestos en los consejos de administración de las empresas que forman parte del Ibex-35. Esta cifra muestra un crecimiento significativo en la última década (en 2013, el dato era del 14,3%). No obstante, aún sigue siendo insuficiente.
En este sentido, en Laboratorios Vilardell siempre se ha impulsado el liderazgo femenino. Nacimos en 1934 en la farmacia de Joan Vilardell Garriga -mi abuelo-, ubicada en la Gran Vía de Barcelona, y ya en 1968, Clara Vilardell -mi madre-, segunda generación de la compañía, asumió la dirección general de la empresa. Ella ejerció durante más de 35 años como farmacéutica titular del establecimiento, y durante muchos años compaginó sus responsabilidades con las del liderazgo del laboratorio.
En una época en la que había muy pocas mujeres en puestos directivos dentro del sector farmacéutico, Clara Vilardell impulsó el crecimiento constante de la empresa con gran determinación y visión. En 1984, yo tomé el mando de la dirección técnica de los laboratorios y más tarde de la compañía, siguiendo el camino iniciado por mi madre. Desde entonces, seguimos comprometidos con nuestros valores y con el legado de quienes nos precedieron.
A día de hoy -20 años más tarde desde mi incorporación a la dirección general y coincidiendo con el 90 aniversario de la compañía-, nuestra esencia sigue intacta: seguimos apostando por la igualdad y el progreso social. Nos definimos como una empresa familiar que ha impulsado un modelo de gestión en el que la colaboración y el talento igualitario son esenciales para nuestro crecimiento. Y esto es únicamente un ejemplo, pero se tiene que extrapolar también al sector.
El farmacéutico es un sector que presenta un predominio femenino desde su etapa formativa. Según datos del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, 7 de cada 10 colegiados (71,9%) son farmacéuticas. Esto hace que sea la tercera profesión sanitaria con mayor representación de la mujer. Por delante, se encuentran enfermería (84,2%) y psicología (81,6%). Sin embargo, los datos vinculados a la dirección descienden considerablemente.
Es por todo ello que debemos seguir impulsando un sector farmacéutico que no solo sea más inclusivo, sino también más justo y representativo con la sociedad de la que todos formamos parte. Cada paso hacia la igualdad en las posiciones de liderazgo no es solo un avance para las mujeres, sino también para el sector en sí.
Aquellas ocho pioneras que en su día recibieron el Premio Nobel no fueron conscientes, pero abrieron camino. Son el ejemplo para mí y para las futuras generaciones.
Os animo a trabajar por un futuro en el que los límites de desarrollo y éxito den paso a una igualdad real.