De un tiempo a esta parte parece que nuestra piel se haya vuelto más sensible o, al menos, ésta es la respuesta a la pregunta: ¿cómo definirías tu tipo de piel? Hay mucho de cierto en una respuesta afirmativa. Analizamos las causas. Por su contacto con el exterior, la piel recibe ...
De un tiempo a esta parte parece que nuestra piel se haya vuelto más sensible o, al menos, ésta es la respuesta a la pregunta: ¿cómo definirías tu tipo de piel? Hay mucho de cierto en una respuesta afirmativa. Analizamos las causas.
Por su contacto con el exterior, la piel recibe a diario todo tipo de agresiones que le provocan desecamiento y disminuyen su capacidad de regeneración. Las pieles sensibles, como indica su clasificación, reaccionan rápida y mucho peor ante las agresiones que provoca el sol, el frío, el calor, la contaminación y también al abuso o mal uso de determinados cosméticos.
A todo ello hay que añadir factores internos como la herencia genética, el estrés, los desarreglos hormonales, desequilibrios en la alimentación y la acción de ciertos medicamentos. Todos estos factores hacen que la piel se manifieste rápidamente con señales de alarma, como una mayor descamación, tirantez y escozor.
Afecciones comunes
Las pieles sensibles pueden catalogarse en pieles frágiles, intolerantes o reactivas. Estas son algunas de las afecciones más comunes que afectan a estos tipos de pieles.
Cuidados básicos para las pieles sensibles
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