Cabra vs. vaca: diferencias entre fórmulas infantiles

Si bien es cierto que las fórmulas infantiles a base de leche de cabra se han hecho con un hueco importante en el mercado por sus buenos resultados en la salud de los bebés, es importante conocer en qué difieren de las fórmulas tradicionales a base de leche de vaca.

08/04/2024

Es indiscutible que la lactancia materna es la mejor opción y la más recomendable para los bebés, como un factor determinante de la salud infantil y materna. Sin embargo, en ocasiones, se precisa recurrir a la lactancia artificial. Tradicionalmente las fórmulas infantiles habían sido desarrolladas a base de proteínas de ...

Es indiscutible que la lactancia materna es la mejor opción y la más recomendable para los bebés, como un factor determinante de la salud infantil y materna. Sin embargo, en ocasiones, se precisa recurrir a la lactancia artificial. Tradicionalmente las fórmulas infantiles habían sido desarrolladas a base de proteínas de leche de vaca, hasta que hace unos años la ESPGHAN y la UE aprobaron que también se pudieran utilizar las proteínas de leche de cabra para las fórmulas infantiles, gracias a estudios clínicos que comprobaron que las fórmulas de leche de cabra aportan todos los nutrientes necesarios para el desarrollo adecuado de los bebés.

Entre los profesionales sanitarios y las familias, las fórmulas infantiles a base de leche de cabra se han hecho con un hueco importante por sus buenos resultados en lactancias más naturales y suaves, y favoreciendo una mejor digestión para los bebés debido a las propiedades naturales de la leche de cabra* .

En estos momentos, las fórmulas a base de leche de cabra se consideran idóneas para una correcta nutrición de los bebés con lactancia artificial desde su inicio y, lógicamente, también en casos de una lactancia mixta. Las particularidades que aporta la fórmula a base de proteína de cabra, y que marcan algunas diferencias con respecto a las fórmulas tradicionales a base de proteína vacuna, se basan, sobre todo, en el proceso de elaboración y en las características peculiares de la leche de cabra.

Proceso de elaboración más sencillo y natural

La mayoría de las fórmulas infantiles a base de leche de vaca utilizan procesos de elaboración complejos descomponiendo la leche obtenida. En el llamado `proceso de extracción del suero´, se hace una recomposición posterior de las fracciones proteicas para elaborar las fórmulas. La grasa natural de la leche es separada y sustituida por aceites vegetales como fuente de lípidos. Por su parte, Capricare tiene un proceso de elaboración más sencillo y natural (Figura 1), minimizado, en el que se utiliza el 100% de las proteínas naturales sin manipulación y un 55% del material graso de la leche entera de cabra. Capricare es la única fórmula infantil del mercado que utiliza leche entera de cabra, manteniendo sus propiedades naturales. Además, se suplementa con aceites vegetales ricos en ácido linoleico y alfalinoleico, aminoácidos L-isoleucina, L-triptófano y taurina, lactosa, así como con minerales y vitaminas para adaptarse a los niveles de las recomendaciones sanitarias oficiales.

Digestión más suave y natural

Gracias a su perfil proteico, que presenta niveles muy bajos de alfa s1- caseína, el tamaño de las micelas de caseína, formadas por la acción de la renina gástrica (fermento Lab) de la leche de cabra, hace que el cuajo sea unas 10 veces más blando que el de leche de vaca y más similar a la leche materna. Esto conlleva una digestión gástrica más suave, que favorece el vaciado gástrico. Estas características hacen valorar su idoneidad en la dieta de lactantes con reflujo gastroesofágico no complicado.

Más componentes naturales

A diferencia de la leche de vaca, la leche de cabra tiene un proceso de secreción más parecido al de la leche materna, que libera componentes celulares presentes de forma natural, como nucleótidos, taurina, poliaminas y aminoácidos libres. Este proceso de secreción que conserva más componentes celulares se denomina secreción apocrina y es predominante en humanos y cabras (Figura 2).

El proceso de secreción predominante en la leche de vaca es el denominado secreción merocrina y no conserva tantos componentes celulares.

Los niveles de nucleótidos totales son del orden de 15mg / 100g (3mg / 100Kcal)**.

La proporción de oligosacáridos en la leche de cabra es más rica que en la leche de vaca, siendo su perfil más similar al de la leche materna. Los oligosacáridos juegan un papel fundamental en el desarrollo de la flora probiótica y otros efectos inmunológicos.

Dado que contiene un 55% de la grasa láctea, los glóbulos de membrana lipídica (MFGM) se encontrarían presentes como en la leche materna.

Capricare alivia el estreñimiento leve

Una de las diferencias más significativas con respecto a la leche de vaca se encuentra en la composición y estructura de la materia grasa de la leche de cabra. El tamaño promedio de los glóbulos grasos en la leche de cabra alcanza de 2,5 a 3,5 micrones, mientras que la de vaca es de 10 micrones. Su menor tamaño facilita una mejor dispersión y una distribución más homogénea de la grasa. No contiene aglutinina, por lo que sus glóbulos, al estar dispersos, son atacados más fácilmente por las enzimas digestivas y, por lo tanto, la velocidad de digestión es mayor. Estudios clínicos realizados con Capricare*** muestran que las heces de los lactantes alimentados con esta fórmula se asemejan en consistencia a las de los bebés alimentados con pecho, y que el número de evacuaciones es más frecuente y sin molestias. Esto es debido a que las fórmulas de esta marca contienen un 30% de los ácidos grasos del palmítico en posición beta de triglicérido, lo cual favorece la absorción de dicho ácido graso.

Referencias: * Shao J. Zhou, Thomas Sullivan, Robert A. Gibson, Bo Lonnerdal, Colin G. Prosser, Dianne J. Lowry and Maria Makrides // Br J Nutr. 2014 ;111(9):1641-51. **Prosser CG, Svetashev VI, Vyssotski MV, Lowry DJ // J Dairy Sci. 2010;93(7):2857-62. ***Youngshin Han, Eun-Young Chang, Jihyun Kim, Kangmo Ahn, Hye-Young Kim, Eun-Mi Hwang, Dianne Lowry, Colín Prosser and Sang-Il Lee // Nutrition Research and Practice 2011;5(4):308.

Descárgate el artículo en PDF

Autor: IM Farmacias