El incremento del consumo de pescado en la primera infancia, mediado por el microbioma del niño, puede proteger contra retrasos en el desarrollo neurológico, según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de Penn State, en Pensilvania (EEUU). El equipo de profesionales estudió a 142 niños desde ...
El incremento del consumo de pescado en la primera infancia, mediado por el microbioma del niño, puede proteger contra retrasos en el desarrollo neurológico, según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de Penn State, en Pensilvania (EEUU).
El equipo de profesionales estudió a 142 niños desde el nacimiento hasta los 18 meses y descubrió que consumir pescado al menos una vez a la semana se asociaba con un riesgo reducido de retrasos en el desarrollo neurológico. A los investigadores les sorprendió, además, la influencia positiva del consumo de pescado en el desarrollo neurológico, amplificada por el microbioma del niño.
Para el estudio, publicado en la revista ´Microorganisms´, se evaluó la nutrición de 142 bebés de 6 y 12 meses de edad mediante la Encuesta de Prácticas de Alimentación Infantil II, un cuestionario estandarizado desarrollado por la Administración de Alimentos y Medicamentos y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Los investigadores también recolectaron muestras de saliva de los bebés a los 6 meses y midieron los niveles de actividad de diferentes bacterias dentro de las muestras.
"Elegimos la saliva por su fácil acceso en las visitas de control infantil, su proximidad al cerebro en desarrollo y porque la boca representa uno de los primeros sitios de contacto microbiano para los bebés que exploran su mundo físico", explicó el autor correspondiente Steven Hicks, profesor asociado de pediatría en Penn State.
Otra de las herramientas empleadas fue el conjunto de respuestas de los padres a una Encuesta de Bienestar en Niños Pequeños, un instrumento de detección reconocido por la Academia Estadounidense de Pediatría. Al respecto, el equipo determinó la presencia o ausencia de retrasos en el desarrollo neurológico, definidos como retrasos en el desarrollo de habilidades como correr, hablar, e interacción social, en los niños de 18 meses.
Carencias alimentarias
El equipo descubrió que los retrasos en el desarrollo neurológico se asociaban con la falta de consumo de pescado en los bebés a los 12 meses. Los retrasos en el desarrollo neurológico también se asociaron con una mayor actividad de dos microbios salivales: candidatus gracilibacteria y chlorobi.
Los autores del trabajo también estudiaron determinantes sociales de la salud, como el estrés materno, los ingresos familiares y el acceso a la atención médica, así como las características demográficas: raza, origen étnico y edad del hogar, que podrían influir en los resultados del desarrollo neurológico.
Se halló que más allá de dichos factores sociales y ambientales, los niños que comían pescado al menos una vez por semana tenían menos probabilidades de presentar retrasos en el desarrollo neurológico a los 18 meses de edad, y este efecto protector se vio reforzado por la diversidad microbiana.
"Nuestros resultados sugieren que la diversidad microbiana puede ser importante para el metabolismo y la utilización de nutrientes esenciales, como los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, que están asociados con el consumo de pescado", concluyó el p Hicks.