Una mirada hacia la longevidad femenina desde la perspectiva de género

Se hace evidente la necesidad de cambiar la mirada sobre la etapa vital conocida como "vejez" ya que, no estamos frente a un "envejecimiento de la población", por el contrario, nos estamos rejuveneciendo porque el umbral del inicio de la vejez es móvil en función a estos cambios.

26/04/2023

La longevidad femenina Que la Esperanza de vida es cada vez mayor no es ninguna novedad. En ...

La longevidad femenina

Que la Esperanza de vida es cada vez mayor no es ninguna novedad. En contraposición a este hecho, encontramos que la tasa de natalidad está bajo mínimos históricos sin vías futuras de recuperación. La conjunción de ambas realidades, nos llevan a un nuevo paradigma demográfico, pasando de un modelo de Alta natalidad-Alta mortalidad, a Baja natalidad-Baja mortalidad.

Se hace evidente la necesidad de cambiar la mirada sobre la etapa vital conocida como "vejez" ya que, no estamos frente a un "envejecimiento de la población", por el contrario, nos estamos rejuveneciendo porque el umbral del inicio de la vejez es móvil en función a estos cambios.

Por supuesto que esta nueva longevidad depara grandes retos, pero también numerosas oportunidades a nivel personal, social, empresarial y gubernamental.

En esta ocasión vamos a abordar la longevidad desde una perspectiva de género, porque es un tema poco abordado y porque hay evidencia científica que demuestra diferencias significativas de cómo se vive la longevidad entre ambos sexos.

Hablaremos, entonces, de las particularidades de la longevidad femenina, para concluir con algunas propuestas que permitan gestionarla para que las mujeres puedan tener una vida larga, saludable y plena.

Salud de la mujer

Partimos del dato de que en España (y en general), hay más mujeres mayores a pesar de que nacen más hombres. Hay un 30,9% más de mujeres mayores de 65 años que hombres, y este porcentaje sube más cuanto más avanza la edad.

Las mujeres tienen una esperanza de vida al nacer de 85 años, mientras que los hombres, 79,5 años. La pandemia de la COVID-19 redujo la esperanza de vida total 1,25 años. En cuanto a la esperanza de vida al llegar a los 65 años, ésta es de 22,3 años adicionales para las mujeres (hasta 87,3) y de 18,3 (83,3) en hombres.

Si miramos el porcentaje de tiempo que se vive con buena salud a partir de los 65 años, vemos cómo cambia la situación. Mientras que, para los hombres, se espera que el 62,7% de tiempo restante puedan vivir con buenas condiciones de salud, para las mujeres se reduce al 51,5% del tiempo.

Además, existen particularidades en el tipo de enfermedades crónicas que padecen las mujeres mayores, teniendo más incidencia la artrosis y la depresión. Otras enfermedades crónicas como la tensión alta, la diabetes o el EPOC, prevalecen más en hombres. El colesterol alto está bastante equiparado.

Mención aparte merecen el sobrepeso (IMC 25-30) y la obesidad (IMC >30), patologías que, si bien en edades más tempranas son más prevalentes entre los hombres, a partir de los 65 años se invierte la situación y son las mujeres mayores quienes más las padecen.

Según lo visto hasta ahora, no es de extrañar que las mujeres tengan una peor percepción de su propia salud respecto a los hombres. Mientras que el 56,9% de los hombres manifiestan que su salud es buena o muy buena, este porcentaje baja a 45,8% entre las mujeres de más de 65 años.

Pensando en el final de la vida, nuevamente, hombres y mujeres tienen un patrón diferente de mortalidad en cuanto a sus causas. Las mujeres fallecen menos por causas externas (accidentes, por ej.) y predominan en la vejez las enfermedades del sistema circulatorio, mientras que en los hombres lo hacen los tumores.

Un aspecto muy relevante que tiene incidencia directa en el estado de salud de las mujeres mayores es la soledad. Casi el 30% de ellas viven solas, frente al 15,8% de hombres. Esta tendencia va en aumento, por lo que la vejez femenina se asocia cada vez más a la soledad y el aislamiento no deseados. Situación que lleva tener más probabilidad de sufrir de ansiedad y/o depresión, tener hábitos alimenticios inadecuados, desarrollar más cronicidad y dependencia, etc.

Finalmente, y casi como conclusión lógica, no sorprenderá saber que las mujeres mayores de 65 años son el colectivo que más cuidados necesita. Estas mujeres son, generalmente, cuidadas por otras mujeres de menor edad madura, hijas o nueras, recayendo el sistema de cuidados dentro del ámbito familiar, a pesar de las políticas sociales de atención a la dependencia que se han puesto en marca en el pasado.

Hacia un modelo de Autocuidado

Frente a esta evidencia cabe preguntarse cómo se puede mejorar la salud y la calidad de vida de las mujeres mayores para que su longevidad no sea sólo en cantidad de años, sino en bienestar.

La clave está en promover un estilo de vida saludable, basado en la prevención y fomentar la cultura del autocuidado, es decir, de poner en práctica conductas que velen por el mantenimiento de la salud. Esto se contrapone a la generalizada actitud más de tipo reactiva de acudir al médico para recibir un tratamiento después de experimentar determinados síntomas o malestar.

El autocuidado nos invita a velar por una alimentación y equilibrada, que va sufriendo adaptaciones a medida que cumplimos años ya que las necesidades nutricionales y calóricas no son iguales a lo largo de la vida, especialmente para las mujeres a partir de la menopausia. La restricción calórica es una práctica científicamente comprobada que ayuda a prevenir enfermedades y retrasar el envejecimiento.

Un segundo pilar del autocuidado es el movimiento, sobre todo, activar lo que se conoce como "NEAT" (Non Exercise Activity Thermogenesis), esto es la capacidad que tenemos que quemar calorías con la actividad diaria que no sea específicamente la práctica de deporte. Por ejemplo, andar, subir escaleras, estar de pie en lugar de sentado, etc. Es mejor moverse un poco muchas veces al día, que estar todo el día sentado y luego ir una hora al gimnasio. En cuanto a la práctica concreta de actividad física, está probado que es mejor realizar ejercicio de fuerza que cardio.

Finalmente, el gran olvidado, pero no menos importante descanso. Es fundamental tener una correcta higiene del sueño, descansar y dormir lo suficiente para permitir que el cuerpo active sus mecanismos reparadores que permiten recuperar fuerza, energía y concentración.

Con pequeños hábitos saludables realizados a diario y teniendo siempre en mente el famoso dicho "más vale prevenir que curar", las mujeres tenemos al alcance de nuestras manos las herramientas para velar por una mejor longevidad para que podamos disfrutar de una vida larga, plena y con salud.

Bárbara Rey Actis

Fuente de datos demográficos:

PÉREZ DÍAZ, Julio; RAMIRO FARIÑAS, Diego; ACEITUNO NIETO, Pilar; MUÑOZ DÍAZ, Carlos; BUENO LÓPEZ, Clara; RUIZ-SANTACRUZ, J. Sebastián; FERNANDEZ MORALES, Isabel; CASTILLO BELMONTE, Ana Belén, de las OBRAS-LOSCERTALES SAMPÉRIZ, Julia; Villuendas Hijosa, Begoña (2022). "Un perfil de las personas mayores en España, 2022. Indicadores estadísticos básicos". Madrid, Informes Envejecimiento en red no 29, 40p. [Fecha de publicación: 30/09/2022].

Autor: IM Farmacias
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