"Necesitamos establecer redes de colaboración y coordinación entre las diferentes disciplinas y servicios sanitarios y sociales para ofrecer una atención eficaz y eficiente que permita realizar un correcto abordaje de la fragilidad y la promoción del envejecimiento saludable". Así se manifestó la semana pasada Inmaculada Castillo, adjunta a la Dirección ...
"Necesitamos establecer redes de colaboración y coordinación entre las diferentes disciplinas y servicios sanitarios y sociales para ofrecer una atención eficaz y eficiente que permita realizar un correcto abordaje de la fragilidad y la promoción del envejecimiento saludable". Así se manifestó la semana pasada Inmaculada Castillo, adjunta a la Dirección Técnica del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, en una Jornada Técnica organizada por la Comunidad de Madrid para estudiar el proceso de la fragilidad en personas mayores y en la que intervino con la conferencia La oficina de farmacia como punto sanitario para la detección precoz y seguimiento de la fragilidad.
La fragilidad es un síndrome geriátrico que se caracteriza por la disminución de la capacidad del organismo para responder a los factores estresantes externos, lo que provoca en el individuo riesgo de caídas, declive funcional, discapacidad, dependencia, institucionalización e incluso la muerte. Viene determinada por indicadores clínicos como la pérdida de peso, el cansancio, la baja actividad física y la escasa fuerza muscular, además de otros factores fundamentales relacionados con la capacidad mental y social de la persona.
"No es una consecuencia inevitable del envejecimiento -explicó Castillo-, y se necesita un enfoque que potencie la prevención y la detección temprana".
En este sentido, sostiene que entre las líneas estratégicas de actuación se encuentran desde la prevención y promoción de la salud y la formación adecuada de los profesionales hasta la atención integral, la coordinación sanitaria multidisciplinar y el uso adecuado del medicamento.
El reto de la pluripatología y la polimedicación
Esto último es especialmente relevante, dado que la pluripatología y la polimedicación son condiciones comunes en los pacientes geriátricos. El seguimiento del paciente polimedicado es crítico para comprobar la adherencia a los tratamientos y la necesidad, la eficacia y la seguridad de los medicamentos prescritos. Hay fármacos, puso como ejemplo Castillo, que provocan sedación o alteraciones del equilibrio con un consecuente aumento del riesgo de caídas.
Tanto desde este punto de vista sanitario como desde una perspectiva social, la farmacia comunitaria es crucial para el abordaje de la fragilidad. La cercanía al público de las casi tres mil farmacias de la Comunidad de Madrid, la accesibilidad sin cita previa, la amplitud horaria y el trato directo y la atención profesional que reciben las personas mayores hacen que la farmacia sea un punto clave para la detección de personas mayores en riesgo de fragilidad.
Junto a ello, el profundo conocimiento del medicamento por parte de los farmacéuticos y el seguimiento de la medicación de los pacientes permiten detectar potenciales interacciones o efectos adversos y, en colaboración con el médico prescriptor, modificar los tratamientos y prevenir así problemas derivados.
Hace falta, insistió la portavoz del Colegio de Farmacéuticos, impulsar "un abordaje integrado, interdisciplinar y coordinado de los servicios sociales, comunitarios y sanitarios, en todos los niveles asistenciales, para abordar la fragilidad", y reiteró la vocación, preparación y compromiso de los farmacéuticos para ser parte de la solución ante este creciente desafío.