"No hay que olvidar que la ordenación farmacéutica se sostiene gracias a que hay farmacias en los lugares más recónditos"

Antoni Barceló (Islas Baleares)

Nos trasladamos hasta la localidad de Calonge, situada en la parte suroriental de Mallorca, para conocer la botica de Antoni. Pese a ser una farmacia rural enclavada en un municipio que no alcanza los mil habitantes, nuestro farmacéutico apuesta por incorporar cualquier progreso que revierta en una mayor calidad asistencial. Este es el caso del proyecto de Nodofarma Asistencial, "un servicio que pretende impulsar el registro y la prestación de los servicios profesionales farmacéuticos asistenciales con el fin de aumentar la calidad en la atención a los usuarios y profesionalizar las actuaciones del farmacéutico como sanitario". Una herramienta, sin duda útil, que revaloriza aún más el papel del farmacéutico. "Es un buen sistema para realizar seguimientos a los pacientes, y nos tendría que servir para integrarnos de­finitivamente en el sistema de salud", asegura Barceló.

La trayectoria nuestro protagonista es, cuando menos, curiosa. Comenzó trabajando en la farmacia y luego ejerció 17 años en la Administración. Los últimos cuatro los ha dedicado a ser titular de su propia farmacia, de nueva apertura: "Lo que más me satisface de mi trabajo es la cercanía y el trato con los pacientes", confiesa. En su farmacia "semi-rural" -como a él le gusta de­finirla- hace prácticamente de todo: "En Mallorca los turistas han llegado a todos los rincones, por ello utilizo la expresión `semi-rural´. En de­finitiva, tenemos desde pacientes autóctonos hasta turistas, pasando por personas desplazadas de diversas nacionalidades que trabajan en el sector servicios".

No cabe duda de que la Covid-19 ha servido para consolidar el papel del farmacéutico como un referente de salud. "Durante la pandemia, la unidad básica de salud ha estado cerrada y hemos tenido que ejercer de médicos, enfermeros, psicólogos, etc.", recuerda Antoni antes de añadir que "hemos resuelto muchos problemas al sistema de salud, y no se ha valorado ni reconocido en su justa medida".

Cuando le preguntamos por el futuro, frunce el ceño y responde: "Soy pesimista. Después de un tiempo trabajando fuera de la oficina de farmacia, continúan existiendo los mismos problemas, como la escasa comunicación con los profesionales sanitarios del sistema de salud, que sigue siendo mínima, o la no trazabilidad del medicamento".

En cuanto a los servicios profesionales farmacéuticos, tiene claro que "deberían estar renumerados y, sobre todo, concertados con el sistema de salud. Los farmacéuticos tenemos que aportar más a la cadena de valor del medicamento".

Antes de irnos, le preguntamos qué es lo que más le preocupa en estos momentos y no duda en responder que "por una parte están Amazon, Alibaba, etc., lo cual evidencia que han cambiado los hábitos de compra de los consumidores, sobre todo los de los jóvenes; y, por otra, están las grandes farmacias que realizan amplias compras y venden a precios muy baratos", subraya Antoni, y concluye: "Este hecho perjudica notablemente a las farmacias pequeñas y, a la larga, va a perjudicar al sistema de ordenación farmacéutica. No hay que olvidar que la ordenación farmacéutica se sostiene porque hay farmacias en los lugares más recónditos. La ordenación farmacéutica está profundamente intervenida, pero, sin embargo, el día a día de la compra-venta es ultra-liberal".