Impulsada por el envejecimiento demográfico palpable en la pirámide de población del país, la ortopedia presenta un estímulo para la actuación de las farmacias por el aumento de las personas mayores de 65 años, pero también por aquellas que padecen discapacidad permanente o coyuntural, las personas que sufren efectos de ...
Impulsada por el envejecimiento demográfico palpable en la pirámide de población del país, la ortopedia presenta un estímulo para la actuación de las farmacias por el aumento de las personas mayores de 65 años, pero también por aquellas que padecen discapacidad permanente o coyuntural, las personas que sufren efectos de accidentes y la población general a efectos de prevención y como ayuda a la práctica deportiva.
Compañeros de vida
Ante esta realidad, los aparatos ortopédicos son diseñados especialmente para ayudar a las personas por alguna de esas contingencias, de cara a que ganen o recuperen movilidad o mejoren su situación postural. Piernas artificiales completas, corsés, cinturones de cadera, chalecos ortopédicos o aparatos para el pie, por ejemplo, son sólo algunos de los tipos de aparatos ortopédicos cuya fabricación siempre es especial para adaptarse a la medida de las personas que deben usarlos, de manera individualizada y con la perspectiva de realizar cambios cuando cumplen años y sus cuerpos cambian. Por lo que estos productos deben cumplir los requisitos de comodidad, ligereza, resistencia y facilidad de colocación y uso, además de ofrecer una fácil reparación cuando sea necesario y compatibilidad siempre con los programas de rehabilitación.
En cuanto a su composición, los aparatos ortopédicos pueden estar hechos de plástico, como polipropileno, o metales basados en aleaciones de acero y aluminio por su ligereza y resistencia, además de facilidad de fabricación y ajuste al ser fáciles de trabajar en caliente. Dentro de una gama de productos, además, que hace posible ofrecer soluciones de funcionalidad a las personas que precisan estas ayudas, sin que tener rentas bajas suponga un impedimento insalvable para ello.
Dar el paso a la ortopedia
Como informa Asefarma, la ortopedia es una actividad dedicada al diagnóstico, corrección, prevención y tratamiento de deformaciones musculoesqueléticas, para permitir su mejora o reparación mediante ejercicios físicos y/o un amplio surtido de aparataje. Por lo que no es extraño que suponga una vía a la rentabilidad para los establecimientos de tan amplia cobertura nacional como son las farmacias.
Cuando una oficina opta por prestar servicios de este tipo, y ofrecer a los ciudadanos esta gama de productos tan especializada, es consciente de su importante proyección, aunque esta no esté exenta de requerimientos concretos. Hasta el punto de que, si el titular desea habilitar un servicio especializado de ortopedia, sabe que deberá disponer de asesoramiento experto, formación específica, espacio exclusivo para esta actividad y una estrategia que le permita atender al mismo tiempo el resto de sus obligaciones profesionales y empresariales.
Lo anterior se debe, fundamentalmente, a que pasar de la categoría de ortopedia menor a servicio especializado obliga a la farmacia a los mismos condicionantes y exigencias que cumplen las ortopedias como tiendas monográficas. Aspecto que conlleva las oportunas licencias y permisos vigentes en cada territorio.
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