La colaboración entre la Farmacia y la Administración sanitaria para abordar problemas de salud pública en la lucha contra las enfermedades de transmisión vectorial provocadas por el mosquito tigre o la mosca negra ha centrado el debate de la mesa celebrada en el marco de Infarma Madrid 2022. Moderada por Raquel ...
La colaboración entre la Farmacia y la Administración sanitaria para abordar problemas de salud pública en la lucha contra las enfermedades de transmisión vectorial provocadas por el mosquito tigre o la mosca negra ha centrado el debate de la mesa celebrada en el marco de Infarma Madrid 2022.
Moderada por Raquel Casado Álvaro, vocal en funciones de Titulares de Farmacia Rural del COFM y Susana Belmonte Cortés, vocal en funciones de Salud Pública y/o en la Administración del COFM, la mesa ha contado con la participación de José María Ordoñez Iriarte, técnico de apoyo de Salud Pública de la Comunidad de Madrid; Rocío García de Paz, farmacéutica titular en Velilla de San Antonio, e Inmaculada Castillo Lozano, adjunta a la Dirección Técnico-Profesional del COFM, quienes han destacado la gran preocupación que supone para la salud pública el incremento del mosquito tigre, que es vector de antropozoonosis como dengue, zika o chikungunya, y de la mosca negra, que "aun no siendo vector de zoonosis genera multitud de problemas para la salud".
"Los vectores suponen una amenaza para países que pensábamos que estábamos libres de este problema. Ahora sabemos que tenemos que hacer hincapié para controlarlo porque ya tenemos casos de dengue transmitido por mosquito tigre en España", comentó José María Ordoñez, quien apoya una estrategia de salud pública basada en la intervención sobre la transmisión mediante acciones basadas en la información y protección. "Es aquí donde incardinaría el trabajo realizado por las compañeras farmacéuticas de Velilla de San Antonio y destaco la importancia de la formación de los profesionales sanitarios a la hora de aconsejar y dispensar repelentes", comenta el Doctor en Salud Publica.
Durante su intervención, defendió la intervención de la farmacia comunitaria en salud pública: "Históricamente la farmacia ha tenido funciones importantes en salud pública, pero se han difuminado y ahora debemos señalar la importancia de los servicios farmacéuticos en la asistencia a la salud pública de la población. La farmacia tiene un papel relevante para amplificar el mensaje que transmitimos desde la administración y que nosotros solos no podemos trasladar. Por eso es tan significativo el proyecto que realizamos conjuntamente en Velilla de San Antonio".
En 2018 se descubrió que Velilla de San Antonio era un enclave propicio para el mosquito tigre, "por lo que se nos ofreció la oportunidad de participar en un grupo de trabajo multidisciplinar en el que estaban representadas distintas administraciones, Medio Ambiente, Consejería de Sanidad, Centro de Salud y Dirección General de Salud Pública, entre otros", recuerda Rocío García de la Paz, quien participó directamente con el objetivo de realizar un plan de seguimiento y control del mosquito tigre.
Tras identificar el foco de cría dentro del municipio, el equipo diseñó una encuesta para recabar los datos necesarios para facilitar la información sanitaria adecuada para hacer frente al problema. Para ello se organizaron jornadas para informar sobre medidas preventivas para evitar nuevas crías y medidas para prevenir las picaduras. "Nuestra función principal fue informar sobre el uso responsable de los repelentes, para ello les dábamos un tríptico específico", comenta Rocío García, quien destacó la eficacia de las medidas, una vez que "se ha reducido la incidencia progresivamente, especialmente el último verano y es notable la gratitud de la población por la operatividad del grupo de trabajo".
Por su parte, Inmaculada Castillo Lozano habló sobre el uso seguro de los diferentes repelentes de insectos. En una primera clasificación, los considerados "productos biocidas, que deben de tener autorización sanitaria de la AEMPS o de la Dirección General de Salud Pública", se encuentran cuatro repelentes: DEET, Picaridina, Citriodiol y IR3535. Todos ellos presentan un alto grado de eficacia dependiendo de la concentración, frecuencia de la aplicación, capacidad de absorción de la piel, exposición al agua y utilización de cremas protectoras solares. Sobre este último punto, recordó: "Se aconseja aplicar primero la crema protectora solar y a los treinta minutos el repelente".
Una segunda clasificación, considerada no biocidas y, por tanto, no necesita requisito sanitario previo, están formada por otros repelentes botánicos y los compuestos por aceites esenciales. Todos ellos presentan una duración de acción muy corta, y el ejemplo más conocido es citronela.
En el caso de las pulseras repelentes, Inmaculada Castillo menciona el reciente informe de la AEMPS sobre su identificación y buen uso. Las pulseras que ahuyentan los insectos gracias a una sustancia biocida están sujetas a evaluación previa de la AEMPS y tienen que aportar el número de registro en su etiquetado. Las que no contienen biocidas no necesitan requisitos sanitarios, pero en su etiquetado no pueden publicitarse como repelentes de insectos.
Por último, la técnico del COFM señala la conveniencia de hacer un uso seguro de los repelentes y, para ello, "lo primero es seguir las recomendaciones del prospecto y no superar las aplicaciones recomendadas por el fabricante". También recuerda no aplicar a menores de dos meses, a los que se debe proteger con barreras físicas principalmente.
Por sus conocimientos el farmacéutico es el profesional sanitario que mejor puede asesorar del uso seguro de repelentes de insectos, especialmente en población vulnerable (embarazadas, niños pequeños y personas mayores). Además, según recordó Inmaculada Castillo, "los farmacéuticos nos unimos a la iniciativa "One Health", preservando la salud de las personas, la salud de los animales y la salud medioambiental, ya que formamos parte de una red de interacciones en las que lo que sucede a unos repercute en otros".