El betacoronavirus SARS-CoV-2 es un virus complejo de ARN que, por tamaño, no debería existir y, sin embargo, ahí está, causando pandemias en nuestra especie de forma recurrente: coronavirus catarrales, SARS-CoV, MERS y, ahora el SARS-2. ¿Cómo ha logrado tanta tasa de éxito en expansión? En Infarma 2022 se debatió ...
El betacoronavirus SARS-CoV-2 es un virus complejo de ARN que, por tamaño, no debería existir y, sin embargo, ahí está, causando pandemias en nuestra especie de forma recurrente: coronavirus catarrales, SARS-CoV, MERS y, ahora el SARS-2. ¿Cómo ha logrado tanta tasa de éxito en expansión? En Infarma 2022 se debatió acerca del ´Presente y futuro del SARS-CoV-2. ¿De pandemia a endemia?´.
Manuel Seara, divulgación científica RNE, repasó la cronología de la pandemia. Ésta es una pandemia global y tenemos que salir "todos juntos", pero en países de África la vacunación está en unos niveles muy bajos. Afirmó que "quedan muchas dudas en el ambiente". Intentaron dar respuesta los ponentes que participaron. José Antonio López, director de Neurovirología de la Universidad Autónoma de Madrid, expuso que se piensa que el virus llegó en diciembre de 2019, aunque hay quien piensa que lo hizo antes. Recordó que SARS-CoV-1 tenía una letalidad diez veces superior al SARS-CoV-2. Es un virus de origen zoonótico. Con más de 8.000 millones de personas en la tierra y aglomeración y tráfico de animales, "no se sabe bien cuándo habrá una siguiente pandemia, pero sabemos que la habrá". Dijo que el SARS-CoV-2, en algún momento de su evolución, secuestró una enzima celular, la exonucleasa, que le hace resistir. Muta menos. Uno de los errores del mundo de la ciencia fue pensar que no se transmitía fácilmente entre humanos. A partir de abril de 2020, se sabe que se transmite por aerosoles y se abogó por el uso de las mascarillas. "Los españoles usan la mascarilla, que ha demostrado ser una de las medidas de contención más eficaces contra el virus", expresó. El SARS-CoV-2 es un virus flexible y, por tanto, peligroso. No está clara la capacidad de transmisión del virus a través de los órganos. Se habla de la inmunidad. La inmunidad celular se mantiene alta, por lo que parece, durante años. Algo que cabe en el discurso científico es que el virus habría modificado la producción de interferón, lo que hace que sea menos letal, pero más transmisible. El ponente pidió huir de la pseudociencia.
Alfredo Corell Almuzara, catedrático de Inmunología y vicerrector de Innovación Docente y Transformación Digital de la Universidad de Valladolid, señaló que nuestro sistema inmunitario nos va a proteger ante todo tipo de agresiones. Los virus no se consideran seres vivos, porque tienen que estar siempre dentro de las células. Cuando tenemos un ataque de un patógeno, nuestras defensas se organizan a tres niveles: la piel, la inmunidad innata (defensas naturales) y los linfocitos (específicos de cada patógeno). Mostró el ritmo del sistema inmunitario ante un virus. Rechazó que se pueda estar inoculando dosis de vacuna cada poco tiempo, porque podría conseguirse el efecto contrario y que el sistema inmunitario se apague. Una persona sana y que no tiene las defensas comprometidas no debería estar revacunándose permanentemente, hasta que no sepamos que estas células desaparecen. La inmunidad que produce la infección no es la misma a la que producen las vacunas. La inmunidad natural es más adaptativa que la de las vacunas, porque las vacunas sólo nos introducen el RNA de una de las vacunas. El predecesor de la vacuna es la llamada variolización, lo que hacía que se produjera la enfermedad suave. Nos podemos inmunizar de cuatro maneras: natural activa (infección), artificial activa (vacuna), natural pasiva (sin capacidad de memoria) y artificial pasiva (a través de fármacos). La vacuna ideal sería accesible a todo el mundo, termoestable, eficaces con sólo una dosis, que se puedan aplicar a diversas enfermedades (no se ha probado), que se suministre mejor por la vía nasal y que sea posible administrarla en los primeros días de la vía. Todas esas características no se cumplen por la vacuna contra el Covid-19. Actualmente, hay nueve vacunas aprobadas. Se lleva trabajado en la tecnología RNA desde hace 30 años.
Olga Mediano, del Hospital Universitario de Guadalajara y miembro de Separ, comentó que "nos estamos enfrentando a un virus respiratorio que causó una neumonía bilateral". Preguntó cuál es el tratamiento que ha salvado más vidas. El gran olvidado ha sido la oxigenoterapia. En realidad, no hay un fármaco que acabe con la enfermedad. Fue importante aguantar al paciente para que fuera su sistema inmunitario el que acabara con la enfermedad. Lo más relevante era tener flexibilidad en la cama de críticos. Fue importante crear camas de cuidados intermedios. Respecto al futuro, "nadie sabe si esto ha acabado". Lo que hay que hacer es estar preparados para lo que pueda venir, y los hospitales deben estar preparados en el manejo del paciente crítico. Avisó de que, si la intención es que esto ha terminado y los contratos Covid puedan desaparecer, no estaremos preparados para lo que pueda venir. Los retos con el paciente no crítico son cómo se va a conseguir la gestión de su aislamiento dentro del hospital. En el paciente ambulante, como no se van a aislar, habrá que centrarse en el paciente vulnerable. Es necesaria una estrategia clara del uso de los anticuerpos monoclonales.
Juan Torres Macho, jefe de servicio de Medicina Interna, Hospital Universitario Infanta Leonor-Virgen De la Torre, habló del futuro del Covid persistente. Hay hasta 150 síntomas descritos. No está demostrado, pero parece que las variantes que han venido posteriores causan menos Covid persistente, y que éste es más frecuente en personas jóvenes y que es independiente de la gravedad de la enfermedad. Las causas del long Covid podrían ser por una persistencia viral, por la activación de otro virus, una sobreestimulación del sistema inmunitario, etcétera. Los esfuerzos que se realizan en investigación en long Covid son muchos menores que los del Covid agudo. Es lo mismo que ha pasado con el síndrome de fatiga crónica o fibromialgia. No hay tratamiento específico para ello. Hay muy poca actividad traslacional buscando fármacos. Lo que sabemos es que la vacuna protege. Remarcó que "el Covid persistente es una entidad relativamente frecuente". Propuso luchar para que esta enfermedad no se convierta en invisible.
Por último, Julio Mayol, catedrático de Cirugía, director médico y director de Innovación en el Hospital Clínico San Carlos, y profesor de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid, intentó dar titulares, como que cualquier sistema de salud está "crónicamente enfermo". De acuerdo con sus palabras, los sistemas sanitarios están afectados por la enfermedad de los costes. Y esto es lo que hemos vivido a lo largo de estos dos años de pandemia. El sistema se mantenía más o menos estable de la enfermedad crónica hasta que un evento como éste lo desequilibra. Es clave que haya cooperación entre las personas que trabajan dentro del sistema. Se demostró el valor de los trabajadores y los profesionales del sistema sanitario. Sostuvo que "no hemos aprendido la lección y que estamos ante un problema nuevo de suministro". Para una nueva situación de crisis, tenemos que cambiar las reglas. Si no lo hacemos, una situación de crisis nos llevará a la misma tragedia vivida. Nuestro sistema está dañado por un Covid persistente. Necesitamos una reestructuración y una reingeniería de todo el sistema.