Aunque esté omnipresente en los medios y en la calle, resulta complicado delimitar con precisión que significa ser "influencer". Según la RAE, se puede aplicar a cualquier persona que influye en redes sociales, para conseguir promocionar una marca determinada. Pero si bien normalmente se suele asociar a los prescriptores de ...
Aunque esté omnipresente en los medios y en la calle, resulta complicado delimitar con precisión que significa ser "influencer". Según la RAE, se puede aplicar a cualquier persona que influye en redes sociales, para conseguir promocionar una marca determinada. Pero si bien normalmente se suele asociar a los prescriptores de moda o belleza, en el XI Congreso Nacional de Atención Farmacéutica los profesionales han optado por hacer suyo ese concepto y aplicarlo a la práctica asistencial. Así, en la primera mesa de la segunda jornada del evento han hablado de expectativas, de necesidades del paciente y de un cambio de paradigma en el que el farmacéutico comunitario tenga capacidad de influir en las decisiones y en el compromiso de los pacientes con su farmacología. Todo ello con la humanización como esencia.
Por ese motivo, son los pacientes los primeros en contar qué esperan de la labor de los profesionales . "Yo tengo una enfermedad crónica y visito mucho tanto al farmacéutico hospitalario como al comunitario. Tengo médico de cabecera de todas las especialidades, pero no farmacéutico de cabecera. ¿Por qué?", cuestiona Elisenda de la Torre Hervera, miembro de Junta y Patient Advocacy de la Liga Reumatológica Catalana, vocal de la Comisión Farmacoterapéutica para el SISCAT (CFT-SISCAT) y profesora externa de la UEM. En su opinión, "un gran problema es que muchas veces la farmacia se ve como una tienda, y el farmacéutico como un vendedor. Con el hándicap de que en muchas hay demasiados productos que no son estrictamente de farmacia. Son profesionales que no entendemos o que desconocemos mucho".
Sin embargo, tienen claro qué esperan de la farmacia comunitaria. "Queremos estar realmente en el centro del sistema sanitario. En eso el profesional puede ser clave. Para ayudarnos con la adherencia, dar información sobre los efectos secundarios, trabajar en la comunidad y corregir los errores del tratamiento, colaborar en el seguimiento de la enfermedad del paciente…". En definitiva, algo parecido a ejercer de "influencer".
Domingo Ortega López, farmacéutico comunitario en Écija (Sevilla), va más allá y aporta su propia definición del término, modificando la que recoge la RAE. "Para mí un "influencer" es un profesional con conocimientos sanitarios que influye en el paciente para que este alcance los mejores resultados en salud", explica. Por eso, añade, "si queremos serlo tenemos que entender al paciente desde el punto psicosocial, contando con sus hábitos, y además entendiéndolo como un ser único e individual. La relación que tenemos con ellos es de transmisión de información, pero está demostrado que eso solo no da buenos resultados en cuanto a adherencia ni a los resultados de salud. En cambio, si se introduce una alianza terapéutica, es decir, una relación entre el paciente y el profesional sanitario, podemos mejorar esos resultados. Escuchar cuales son las necesidades del paciente, hacerles preguntas y comprenderlo emocionalmente son los factores de esa alianza que más funcionan".
Otro pilar fundamental para cumplir con las expectativas de los pacientes y satisfacer sus necesidades es llevar a cabo una práctica asistencial basada en humanización. Martha Milena Silva Castro, farmacéutica y antropóloga, y miembro del Grupo de Docencia e Investigación en Farmacia Práctica de la Universidad de Amsterdam ha comprendido su importancia trabajando con indígenas de la selva colombiana. "Cuando hablamos de "influencer" yo me preguntaba si influimos o nos influyen. Creo que para influir en los pacientes debemos dejar que ellos también nos influyan. Y eso pasa también por entender la lógica de los otros, de ellos y de los profesionales. Hay que trabajar codo a codo y entender la realidad de las personas".
En esta línea y respondiendo a la pregunta planteada en la mesa, Silva hace referencia a una frase del antropólogo colombiano Arturo Escobar. "La humanización de la práctica asistencial va más allá de influir. Juntos podemos crear otra realidad. Otro real es posible".
Por último, interviene Guillermo Bagaria, farmacéutico comunitario de Hospitalet de Llobregat (Barcelona), quién se define a si mismo como "farmacéutico de barrio" de los que conocen el contexto de sus pacientes y está dispuesto a ofrecer sus conocimientos. "Para mí, ser "influencer" no es el postureo o la superficialidad. Hablo de alguien con rigor, con compromiso sanitario", apostilla. Este profesional defiende la necesidad de tomar medidas como las que proponen desde Cataluña, como una base de datos centralizada y un compromiso de adherencia basado en unos indicadores específicos. "Esto nos da un sello de garantía de calidad".