Silvia Flores atiende a una población de casi 8 mil habitantes. Su farmacia ubicada en el entorno rural representa un ejemplo de modernización y avance hacia el futuro. "Después de varios años trabajando en la investigación biomédica comprendí que lo que me faltaba para sentirme plena con mi profesión era ...
Silvia Flores atiende a una población de casi 8 mil habitantes. Su farmacia ubicada en el entorno rural representa un ejemplo de modernización y avance hacia el futuro. "Después de varios años trabajando en la investigación biomédica comprendí que lo que me faltaba para sentirme plena con mi profesión era la relación con el paciente".
La farmacia está situada en Tobarra, en la provincia de Albacete. "Se trata de una farmacia rural, lo cual tiene sus ventajas y sus limitaciones. No se trata de un pueblo excesivamente pequeño y el tipo de paciente que acude a la farmacia es diverso". Precisamente el entorno rural potencia una mayor cercanía con el médico al tiempo que permite la existencia de una clientela fija.
En cuanto a la viabilidad: "rural es un término muy amplio como para catalogar a todas las farmacias de la misma manera, existen farmacias rurales con buena rentabilidad que en muchas ocasiones funcionan mejor que las urbanas". El problema según Silvia es que "se ha autorizado la apertura de farmacias en zonas rurales que han resultado ser de muy baja viabilidad, y reciben una ayuda del gobierno que suele ser insuficiente". A ello, además, se suma el problema del envejecimiento y la despoblación: "Muchos pueblos están perdiendo vecinos, y cada vez es más complicado hacer frente al negocio".
Por tanto, si bien es cierto que la farmacia tiene futuro, también lo es que debe dirigirse hacia lo asistencial. "La botica ha evolucionado hacia una convivencia entre el modelo comercial y el modelo asistencial. Siempre ha existido el componente asistencial, pero en los últimos años existe una tendencia a potenciarlo; lo cual me parece un acierto, ya que como profesionales de la salud es lo que nos diferenciaría de un comercio cualquiera".
Diferenciación que se materializa en el consejo profesional, la indicación farmacéutica, el seguimiento farmacoterapéutico, la custodia de los medicamentos... todo lo cual garantiza la supremacía del componente salud sobre otros intereses comerciales o meramente productivos. "Los pacientes cada vez más comprenden que la prevención y calidad de los productos que consumen es importante".
Cualquier servicio que fomente la prevención de la enfermedad, la educación sanitaria, el correcto consumo y aplicación de los tratamientos y con ello la calidad de vida del paciente "debería ejercerse desde la farmacia comunitaria, ya que son el futuro de la farmacia". Pero, para ello es esencial concienciar a las autoridades públicas del valor añadido que representan estos servicios. "Pienso que lo principal es educar en cada uno de los eslabones de la cadena para que todos seamos conscientes de la situación, pero el peso del ahorro no puede recaer en un único sector", afirma Silvia, y concluye: "Me parece bien que el paciente adquiera sus medicamentos con una aportación en función de su situación económica, es una buena medida de contención. No obstante pienso que los tramos son demasiado amplios, lo que genera situaciones injustas para algunos pacientes".
Por tanto, es hora de trabajar por una mayor concienciación del aporte social que realiza la farmacia día a día: "Debemos ser capaces de demostrar la contribución que ejerce el farmacéutico a la sociedad fomentando la calidad de la atención, buscando respuestas a las nuevas necesidades de la población y ofreciendo servicios que sólo están en nuestras manos".